•Dos: Líder de la Port Mafia•

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— ¡¿Eh?! —una mano sobre su pecho, cara de susto y piel blanca, esa era la condición de Dazai al ver a Chuuya recogiendo toda la casa.— ¿Kouyou viene?

— Sí, Ane-san viene. Hace tres años no la veo. Es difícil de contactar.

Dazai casi infarta.

Sus neuronas murieron. Así pasó la primera vez que Chuuya le contó que Kouyou fue quien lo crió desde pequeño. Kouyou es una de las líderes de la mafia y resulta increíble que Chuuya haya estado rodeado de la mafia y no se hubiera percatado pero ahora esa loca asesina se dará cuenta de que Chuuya está con un líder de la mafia y como es una obsesiva con los sentimientos de madre querrá matarlo sólo por estar con Chuuya.

— ¿Por qué esa cara?

— P-por nada. —aquel era su fin. Kouyou haría pedazos sus partes nobles.— ¿Cómo te fue con Akiko?

Chuuya se puso visiblemente nervioso, más de lo que ya estaba.

— Sé que ya lo sabes todo. No te hagas el inocente. ¡No se me olvida Ango-agente-nada-secreto! —dejó de acomodar los cojines.— Tampoco se me olvida que ahora fue que apareciste desde ayer. ¿Dónde estabas? Odio dormir solo.

Ya se temía esa reacción. Ayer luego de conversar, si se le puede decir así, con Tachibara resolvió quedarse con Odasaku porque hervía en ira y no quería desahogarse con Chuuya. En aquel momento fue lo mejor pero ahora al ver la expresión melancólica expresada por los ojos azules que tanto ama, no está seguro.

— Lo siento.

— ¿Lo sientes? —Chuuya cerró los ojos.— ¡Fui yo quién durmió con tu lado de la cama vacío! ¡Ni un mensaje o una llamada, Osamu! ¡Estaba preocupado!

— Lo siento.

— ¡Deja de repetirlo y sólo abrázame...! Porque te eché de menos. —añadió más sosegado y sintiendo inmediatamente como unos vendados brazos lo atraían con fuerza tratando de hacerlo fundir en un pecho ajeno.— No lo vuelvas hacer. Al menos llámame si vas a salir de farra.

— Nada más alejado de la verdad. —suspiró.— Pasé una noche deplorable por culpa de mi añoranza. También te extrañé.

— ¿Dónde estabas?

Sus párpados comenzaban a pesar. Pasó la noche en vela. Se estaba convirtiendo en alguien dependiente a Dazai. ¡Ya ni dormir lograba si él no estaba cerca! Y lo peor era que no sabía dónde se encontraba el castaño que no contestaba a nada, ni llamadas ni mensajes. No le gusta lo dependiente que es pero se alegra que Dazai también lo sea. Y ojalá pasara una noche tan pésima como la suya o peor.

— ¿Dónde estabas? —volvió a preguntar al no escuchar respuesta.— No conseguí dormir sin ti. —comentó en un susurro.— Me acostumbré a sentir tu cuerpo calentando el mío; a tu beso de buenas noches; a tu beso de buenos días.

¿Qué le pasaba a su cara? ¿Por qué comienza a sentir ese molesto sonrojo en sus mejillas? Nunca podrá lidiar con la libertad con la que le habla su pequeño. Es tan abierto a decir cómo se siente que eso vuelve torpe a Dazai que aún no sabe cómo reaccionar a las muestras de cariño por parte del pelirrojo. Y tampoco se acostumbrará a ese sonrojo molesto en su rostro; menos a quedarse sin palabras ante Chuuya sólo por no saber qué decir con exactitud en estos momentos en el que es tan inofensivo como un niño y está tan vulnerable frente a la única persona que conoce sus debilidades.

— Yo...

— No tienes que decir nada. —el de ojos azules estaba consciente que Dazai no sabía que decir y no quería presionar.— Confiesa, desgraciado, confiesa que te gusta hacerme enojar para luego poder toquetearme a voluntad.

Kiss me Again [𝐒𝐞𝐠𝐮𝐧𝐝𝐚 𝐏𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐝𝐞 𝐊𝐢𝐬𝐬 𝐦𝐞]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora