•Cinco: A&A•

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— ¡Es que no, Dazai, no! ¡Lo he visto con esta vez, DOS, DOS VECES!

En efecto, pelea soberanamente brutal por culpa de Tachibara y la inseguridad de Dazai en lo referente a este. El día iba tranquilo desde la mañana, hasta ahora que el tema volvió a relucir cuando Dazai obligó a Chuuya a ir con él otra vez a la institución por un estupido requerimiento de Mori.

— No me fío de ningún mafioso. Tachibara no es la excepción y más teniendo en cuenta que es hijo de un gran jefe. Eso lo hac-

— ¡Te amo a ti! —gritó elevando las manos al cielo en signo de exasperación— ¡Jodidamente te adoro ¡Dios mío! ¡¿Qué podría hacerme Tachibara para que cambie de opinión?! ¡Hijo del dios del Olimpo si se le pega la gana que no puede hacer nada!

El castaño queda siempre como un idiota cuando Chuuya explota y termina vociferando que lo quiere. Es como una costumbre que no se quita. Desde el principio se sincera a gritos.

— Haré que le devuelvan a Rusia. —《mandaré a masacrar a todos sus subordinados que te siguen》 eso claro que se lo reservó— ¿Ves? Con calma. Ahora ven aquí...

Se inclinó sobre el pelirrojo y lo besó muy lento, suave y húmedo. Incapaz de contenerse se sentó en el sillón con él encima y sin romper el contacto de su boca. Había que ser sinceros, necesitaba liberar estrés y mucho. Tres días sin Chuuya le fueron muchos. Tenía que llevárselo ya a casa, tenía que sacarlo de la institución. Lejos, lejos de ese pasado que no puede tocar a su presente y futuro. El brillo que emana Chuuya no puede verse opacado por el color de la sangre que carga Dazai de tantos años de crueldad.

— ¡No entres ahí!

Demasiado tarde.

La puerta de la sala de reuniones se abrió de par en par desvelando a la pareja que antes discutía y que ahora se besaba. Cierta rubia se sintió transportada al pasado, a uno donde los pilló exactamente en lo mismo. Compartiendo un beso. Solo que ahora no era prohibido, ellos eran prometidos. Chuuya había conseguido atar a Dazai en menos de nada, y ella fue la que quedó relegada a error.

De nuevo volvía a ser la intrusa, la que irrumpe un momento íntimo de dos amantes. Perpleja observó la expresión de Tachibara cuando Chuuya se levantaba del regazo de Dazai. ¿Es que estaba cumpliendo el karma? ¿Tan mala persona es?

Ella no era de las que leía bien a las personas pero la cara de Tachibara era un libro abierto, admiración al pelirrojo y deseo innato en su más puro y crudo estado. Se fijó mejor en Dazai, y era casi la misma mirada que Tachibara solo que en los ojos del castaño el amor brillaba tan claro como la luz del día.

Chuuya decía algo, ella no lo escuchaba,  apenas procesaba que el pelirrojo lo volvía hacer. Volvía a meterse en su vida de la misma forma, volvía a dejarle claro lo alto que estaba en comparación a ella. La volvía a humillar.

— Kim, vamos. —Tachibara la tomó de la mano y tiró hacia fuera.

Dazai torció los ojos, asqueado de tal situación. ¿Es que no podían dejarle en paz? ¿Los astros no entendían que quería tocar a Chuuya? Además, ¿qué hacía Kim en el edificio anexo a la institución? Tal vez no sabía que era de la mafia... ¿o si? A ojos de cualquiera es un simple edificio cede de una pequeña empresa de tecnología.

— No —encaró a los tres hombres y señaló con un dedo a Chuuya mientras se dirigía a quien quería sacarla— ¿lo deseas? ¡Dilo y no trates de sacarme!

— Vamos.

— ¡Ay no~, Tachibara-kun! —exclamó el castaño en esa voz que irrita a Chuuya y lo pone a la defensiva porque lo alerta de que algo se trae entre manos.

Kiss me Again [𝐒𝐞𝐠𝐮𝐧𝐝𝐚 𝐏𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐝𝐞 𝐊𝐢𝐬𝐬 𝐦𝐞]Where stories live. Discover now