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Volver al trabajo no era el mejor panorama, pero sin duda, fue lo mejor, dada la situación actual de Jimin. Ese día lunes se levantó temprano, tomó una ducha con agua caliente y desayunó con Jungkook. Durante su jornada laboral se tuvo que concentrar en sus responsabilidades y, al mismo tiempo, se pudo distraer con sus compañeros. Fue agradable ser útil, y sentirse como él mismo.

Para la tarde, Namjoon se ofreció a llevarles comida china al departamento. Ambos agradecieron el gesto y su compañía.

Para Namjoon era inevitable mencionar a su adorada esposa e hijo cada dos por tres. Jimin y Jungkook no hacían comentarios, pero se miraban cómplices, al notar lo orgulloso que estaba su amigo por su familia. Era grandioso. Namjoon se merecía la luna, si les preguntaban a ellos. Y verlo feliz y amado, era lo mejor del mundo.

Lo que Jimin y Jungkook no percibían eran las bromas secretas, o las miradas poco disimuladas que también compartían solamente entre ellos. Hubo un momento en que Namjoon había pensado en sentarse entre ambos, sólo para confirmar si de ese modo se quedaban tranquilos. Pero decidió abstenerse. En su lugar, reunió paciencia y los dejó libres.

—¿Y qué tal están esos dos? — preguntó Yoongi al teléfono, mientras Namjoon iba camino a su vehículo.

—Ya sabes cómo es con ellos; hay que arrojarles agua helada para separarlos.

—Tan mal, ¿eh? — Namjoon resopló, a modo de afirmación.

—A veces me sentía invisible, porque esos dos idiotas parecían en su propio mundo — se quejó, sentándose en el asiento del conductor, y frotándose los ojos. Había sido un largo día en el trabajo, y ya se sentía muy cansado. Y recién era lunes.

Yoongi rió, sabiendo cómo era estar alrededor de Jimin y Jungkook.

—Pero mira el lado positivo — Namjoon quitó las manos de su rostro, prestando atención a lo que su amigo-no-positivo-en-absoluto diría —. Al menos Jungkook ha sido una buena compañía para Jimin en estos momentos.

Namjoon suspiró cansadamente. Quería ver a su mujer y a su pequeño hijo, su cama y descansar.

—Tienes razón — admitió.

—Y, por lo menos, ninguno de los dos puede quedar embarazado — finalizó Yoongi con un comentario más acorde a su persona, y una sonora carcajada.

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Dos días después de la visita de Namjoon, Jimin salió con Taehyung a dar una caminata por un gran parque en el centro de la ciudad, que le daba un toque de color a tanto gris. También ayudaba que se sintiera cierta calidez entre tanta falsa apariencia y estrés que la vida cotidiana conlleva.

Pero nada se comparó con esa gran sonrisa y el apretado abrazo que Taehyung le dio. Su mejor amigo cubrió el delgado cuerpo de Jimin con esos largos brazos, rodeándolo por completo, logrando que el rubio riera divertido y emocionado. Ver a Taehyung siempre era lo mejor de lo mejor. Podía recomponer cualquier mal. Era lo más cercano a ver el sol aparecer entre nubes oscuras.

—Jiminie hermoso, te extrañaba tanto — y eso... ese cariño en cada palabra. No importaba si rompía el "código de hombres", Taehyung se lo diría y se lo demostraría. Y el corazón de Jimin, habitualmente roto e inseguro, se sentía sanar.

—Yo también, TaeTae — un último apretón antes de separarse y comenzar a andar. Buscaron un carrito de yogurt helado, donde se dieron el gusto de elegir tres sabores, con tres diferentes toppings cada uno. Taehyung se sintió orgulloso de poder pagarlo sin inconvenientes; sin sentir que se le revolvía el estómago, y sin sacar cuentas mentales, para estar seguro que un simple helado no lo desviaría de llegar a fin de mes.

「My blood & tears 내 피와 눈물」 ✨ JIKOOK ✨Where stories live. Discover now