Big Dragon (Bigdragon)

Capítulo 15

Nine tomó a Big de las manos y lo jaló hacia afuera, dispuesto a llevarlo con él. Por supuesto, Nine creía que la reacción de Big era porque se había asustado con el desconocido, pero, Big seguía en un estado de shock.

—P-Para...— pidió Big, apenas si podía hablar mientras iba saliendo de aquel estado que le impedía hacer lo que él quisiera.

—No, te llevaré a un lugar seguro.

—Suéltame...— Big se soltó de su agarre con brusquedad.

Después de la mirada incomprensible de Nine, Big se armó de valor para regresar adentro del bar.

Aquello, había sido un reencuentro, una casualidad que les estaba permitiendo una oportunidad de aclarar las cosas del pasado. Aunque Big tenía muy en claro lo que había pasado y cómo su relación había terminado hasta no verse durante 15 años, todavía tenía una esperanza dentro de él; Dragón aún no le había explicado nada, y mucho menos, cara a cara.

Al entrar adentro, vió que el dueño decía algunas maldiciones, mientras Dragón sacaba su billetera y pagaba por los daños ocasionados.

Sus miradas se cruzaron una vez más, pero Dragón apartó la suya, mientras su mano sangraba y su camisa blanca se manchaba.

—Big...— Nine habló desde atrás —¿Qué está pasando?

—¿No te dije que te fueras? Déjame tranquilo por hoy, por favor.

—¿Acaso lo conoces?

—Sí, así es, ahora vete.

Nine no tuvo otra opción, aunque todo eso le parecía raro. Al salir del bar, sacó su teléfono y buscó en sus contactos, hasta que dió con aquel número registrado bajo el nombre de *George. Lo llamó, y acordaron reunirse.

Adentro, Big no sabía cómo empezar. Dragón estaba parado frente a él, en un estado para nada bueno, y él no sabía qué decir o qué hacer, solo tenía en claro que debían hablar pero aquel no parecía ser ni el momento ni el lugar adecuado.

Fue Dragón quien se acercó, tambaleando y sin poder hablar con claridad. De hecho, no dijo nada, solo abrazó fuertemente a Big.

El olor a alcohol, y esas manos quizás manchando su apreciado abrigo, nada de eso molestó a Big; porque era algo que necesitaba y el cual había extrañado durante tantos años.

Sus ojos comenzaron a lagrimear.

—Big...

—...

—¿Me odias?

Big solo pudo llorar, quiso negar ante la pregunta de Dragón, pero, no sabía qué era lo que estaba sintiendo con exactitud. Era claro que no lo amaba, tampoco lo odiaba, pero había aún rencor y enojo contra él por lo que había sucedido antes.

—Dímelo...

—Vamos, necesitas descansar.

Big quería llevar a Dragón a su condominio, pero quería evitar que las cosas se salieran de control. Solo le estaba haciendo un favor a Dragón, aunque quería, no debía esperar nada a cambio.