𖤐 ₊˚. ❱❱❱ ANTI-HERO
a doctor who story !
˚ ༘ 🌌 él, el doctor es aterrador, es como ver dos soles colisionar, como tocar las estrellas con la punta de los dedos y quedar atrapada en una supernova sin poder escapar, y aún así, es el ho...
✶ 🌃 ⋆｡˚ ⁞ CAPÍTULO CINCO ˚.*ೃ heroina de la guitarra ━━━━━━━━━━━━━━━
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DESPUÉS DE LA MUERTE de su esposa, el gran aventurero, Llewellyn Bowie, adoptó un gato. Por alguna razón que Christine no logró entender a su corta edad, su abuelo encontraba en los gatos cierto consuelo que no tenía que ver con aliviar su inherente soledad, sino con que dicho animal le recordaba bastante al amor de su vida. Los gatos eran astutos, ariscos y de carácter bastante fuerte, siempre caían de pie y adoraban dormir; Sí, los gatos eran bastante parecidos a la fallecida Señora Bowie y, aunque Kiki no pasó tantos años junto a ella, cada vez que había un gato cerca, sentía que su abuela la estaba cuidando desde el más allá.
Su abuelo, de alguna manera u otro, terminó metiéndole esa idea en la cabeza y, hasta la actualidad, seguía ahí, en el fondo de su cerebro.
Adelaide Bowie era una mujer curiosa. Tenía un brillo en los ojos que nadie podía replicar; Siempre lista para la siguiente aventura, siempre soñando hasta donde sería capaz de llegar. Era agradable, divertida y tenía tantas historias listas para ser compartidas, que Christine jamás se aburría cuando los visitaba. Era como un gato naranja al que, lastimosamente, la curiosidad mató demasiado pronto...
CHRISTINE MIRÓ AL colorido gato que estaba frente a ella, teniendo que taparse los oídos cuando su maullido resonó tan o más fuerte que el de una sirena de bomberos. Era hermoso, claro estaba, pero no sabía qué tipo de intenciones tenía la criatura. Si algo había aprendido durante su día con el doctor, era que los alienígenas tenían tantos matices como los humanos. Podían ser buenos, malos, fuertes, arrogantes y, en este caso, extremadamente peludos y abrazarles.
No debía caer por la adorable apariencia del enorme felino, pero... ¡Mientras más lo miraba más lindo le parecía!
A pesar de que aún había un par de parlantes soñando con música disco, Kiki fue capaz de escuchar con el doctor la llamaba con preocupación. Después de unos segundos tratando de buscarlo con la mirada, el hombre llegó a su lado y, con agilidad, apuntó con su destornillador sónico los parlantes que aún estaban en funcionamiento, apagándolos al instante. Luego, en vez de preguntarle a Kiki si le había sucedido algo, tomó su mano y comenzó a correr hacia afuera de la disco, todo bajo el escrutinio del enorme y colorido gato. Christine no protestó, simplemente intentó correr con las plataformas que tenía puestas sin estrellarse contra el suelo en el intento.
La mano del doctor era áspera y su agarre era tan firme que sentía que iba a dejar de circular sangre por sus dedos en cualquier momento.
—¡¿Qué va a suceder con las personas?! —Christine giró su rostro para mirar a los heridos que se hacían cada vez más diminutos conforme avanzaba. Los gritos de horror aún eran audibles, haciéndola sentir culpable por no prestar ayuda a los que habían quedado bajo escombros.
