03

4.6K 452 39
                                    

Jungkook

No puedo contener la risa.

Taehyung parece totalmente sorprendido, y el chico se lleva la mano a la boca como si estuviera horrorizado por lo que ha hecho.

—Yo, yo... —Retrocede y levanta una mano a la defensiva.

Dejo de reírme.

—Te han pegado antes, ¿Verdad? —Lo hago girar para que esté frente a mí.

Taehyung me fulmina con la mirada por encima del hombro.

—¿Quién te ha pegado? —En el espacio de un segundo, estoy ardiendo de rabia no apagada. ¿Quién demonios le ha puesto las manos encima a este chico?

—No está gorda. Está embarazada. —Se agacha y toma al gato gris. —Por eso la llamé Mama.

—Te he hecho una pregunta. —No lo dejo deslizarse. No con algo así.

Suspira y entierra su cara en el pelaje del gato.

—No importa.

—A mí me importa. —Veo que esta no va a ser una conversación fácil con él. Pero supongo que no puedo culparlo. No me conoce, no sabe mis intenciones. Diablos, ni siquiera sé cuáles son. Simplemente no podía dejarlo caer. Todo en mí lo llamaba, y simplemente actué por instinto.

Taehyung hace un gesto hacia su cara con una expresión de no puedo creer que jodidamente me haya golpeado que amenaza con hacerme reír de nuevo.

—Vivirás. —Hago un gesto hacia la puerta. —Ve a informar a Sook de que ya no es bienvenido en mi club.

Sus ojos se abren de par en par.

—Ya me has oído.

—Sí. Sí, lo he oído. —Se acerca a la puerta.

—Si causa problemas, ven a buscarme.

Taehyung mira al chico, luego a mí, antes de irse. Probablemente esté tan confundido como yo. Joder, no es propio de mí actuar precipitadamente. Nunca lo he hecho. Pero este chico es diferente. No pertenece aquí, no en este pozo de chicas y chicos hermosos, hombres cachondos y dinero sucio.

—¿Cómo has acabado aquí? —Le levanto la barbilla para que me mire a los ojos.

—Necesitaba un trabajo.

—¿Bailas?

Empieza a sonreír, con una mirada de juventud y dulzura. Es como un amanecer o alguna mierda poética como esa. Yo lo llamo mierda, pero cuando lo miro, sé por qué los hombres escribieron sonetos y odas a las personas que adoraban. Esta chico de aquí es el tipo de chico que necesita ser adorado.

—Me encanta bailar. Es mi único talento.

—No creo eso ni por un segundo.

—¿No lo crees? —Se agacha y se desprende de los zapatos para estar descalzo.

—Estoy seguro de que eres un gran bailarín. Me gustaría mucho verte bailar para mí.

Sus mejillas se tornan escarlata. —Pero has dicho que no voy a bailar en el escenario para...

—No. —No puedo describir el aborrecimiento que surge en mi interior al pensar que otros hombres lo miren, lo deseen, lo deseen como yo. —Solo bailaras para mí.

—¿Así es como te voy a ayudar? —Lo pregunta sin aliento, pero no se me escapa la sospecha en su tono.

—No voy a obligarte a bailar para mí, si es eso lo que quieres decir. —Me alejo de él, dándole espacio aunque es lo último que quiero hacer.

doll face Where stories live. Discover now