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Jungkook

Me acerco y enciendo el pequeño altavoz de mi mesa, dejando que la música de la discoteca entre en mi despacho.

Lo contrataron como bailarín y pensé que tal vez solo estaba probando, tanteando el terreno para ganar un buen dinero.

Pero cuando empieza a bailar, me doy cuenta de que su forma de moverse es realmente especial.

Mi polla ya está atenta cuando empieza a mover las caderas. Sus manos recorren sus costados y cierra los ojos mientras se amolda al sensual ritmo.

—¿Esto está bien? —Pregunta tembloroso.

¿Le afecta el baile lo mismo que a mí? Porque, maldita sea, no puedo decidir si quiero observarlo más o simplemente inclinarlo sobre mi escritorio. Tiene esa forma de ser, como si fuera vidrio fundido, derramándose, fundiéndose y fluyendo en una belleza total.

—No pares. —Mi voz es áspera y tensa, pero no es nada comparado con la tensión que envuelve mi cuerpo. No puedo dejar de mirarlo mientras se balancea y gira. —Desnúdate para mí, Yoongi.

Se pasa los dedos por el cabello y se deja caer, sus piernas se abren mientras cae y luego gira de nuevo.

—Ahora. —Le ordeno.

Sus mejillas se tiñen de un suave color rosa mientras sus manos se dirigen a los botones de su camisa. No puedo apartar la mirada. Es una visión hipnotizante, cada uno de sus movimientos es como la pincelada de un maestro de la pintura.

Cuando se quita la blusa, sigue bailando, su fino bivirí no hace nada por ocultar sus duros pezones. Joder, los necesito en mi boca. Aprieto las manos, obligándome a quedarme quieto.

—Quítate el bivirí. —Gruño.

Me da la espalda, moviendo las caderas, con el culo redondo presionando la fina tela del short. Se lleva las manos a la espalda, se quita el bivirí y lo tira a un lado.

—Date la vuelta. Necesito ver ese pecho perfecto.

No lo hace. En cambio, baja la cremallera del short y lo deja caer. Ahora solo lleva puestas las bragas rosas, y puedo apostar que están empapadas. Deberían estar en el suelo, o en mi boca, o en cualquier otro lugar que no sea ocultar su coño rosa de mí.

No sé cuánto tiempo podré aguantar estas provocaciones, pero es muy bueno en eso. Habría ganado mucho dinero en el frente, pero nunca dejaré que eso suceda. Ningún otro hombre obtendrá el placer de su carne, de la forma en que se mueve en giros y balanceos seductores.

—Yoongi. —Me bajo la cremallera y aprieto mi dura polla. —Necesito verte. Ahora.

Finalmente cede, se gira y me muestra su bonito pecho, su suave cintura y la mancha húmeda en la parte delantera de sus bragas.

Me froto la polla lentamente mientras lo observo, apreciando cada una de las curvas del cuerpo de este dios.

Mira hacia abajo y jadea cuando me ve acariciándome. —Jungkook.

—No pares.

Se pasa las manos por el vientre, se acaricia el pecho y baila más cerca de mí.

Gimoteo, tan perdido en él que no puedo pensar, no puedo hacer nada más que darme placer. —Enséñame tu coño. Lo necesito.

Aún más cerca, gira y da vueltas, luego se agarra las bragas y se inclina mientras se las quita, su culo todavía pulsando al ritmo mientras obtengo la vista perfecta de su coño mojado. Tengo que probarlo. Justo cuando me inclino hacia delante para hacerlo, gira y se deja caer frente a mí.

—Yoongi. —Gimo mientras pone su mano sobre la mía.

—Por favor, ¿Me dejas? Siento que tal vez podría ser bueno en esto. Para ti, quiero decir, quiero complacerte. —Me mira con esos ojos inocentes, su boca abierta e innegablemente follable.

Le agarro el pelo con una mano y lo acerco. —Chúpala como un buen chico.

Cuando saca la lengua para probar el pre-semen de mi punta, casi me vuelvo loco, y cuando me mete en su boca todo lo que puede, mi carga ya amenaza con salir.

Trabaja con su manita alrededor de mi base mientras chupa y mueve la cabeza. Es un acto descuidado, ruidoso y absolutamente perfecto.

Cuando me mira con ojos interrogantes, le digo: —Lo estás haciendo como un buen chico. Un buen chico para mí.

Sonríe sobre mi polla, y juro que es una mezcla de inocencia y suciedad que me hace arder la sangre. Muevo mis caderas con él, follando su boca mientras me agarra los muslos. Mi pene se endurece aún más, mis pelotas se tensan.

—Me voy a correr. —Aprieto las palabras entre los dientes, haciendo todo lo posible por ser un caballero con él.

No deja de chupar, sus mejillas se ahuecan mientras gruño, y mi descarga entra a borbotones en su boca mientras chupa, lame y traga. Un poco de semen gotea por su barbilla, mientras sigue trabajando conmigo. Mierda, nunca he visto nada más caliente en toda mi vida.

—Un chico tan bueno para mí.

Me sonríe. —¿Lo hice bien?

—Eres... nunca he... mierda. —Gimoteo.

Se ríe y me la chupa de nuevo. Cuando por fin lo aparto, se pasa el dedo por la barbilla y se lo lame.

—Joder, Yoongi. —Es todo lo que puedo decir mientras lo meto en mi regazo. —Solo... joder.

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