06

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Yoongi

Absurdamente, bajo la mano hacia mi estómago para acariciar a Mama. Siempre duermo de lado con Mama pegada a mí. La tengo escondida bajo la manta. Por suerte, desde que la encontré es un bicho de mimos y se queda ahí toda la noche.

Me incorporo cuando no la encuentro ahí. Tardo un momento en orientarme en la oscuridad, pero veo la silueta de una lámpara sobre la mesita de noche. Enciendo la luz, cegándome aún más.

—¿Mama? —La llamo.

Maúlla a mi lado. Bueno, más o menos a mi lado. Está al otro lado de la enorme cama. Está acurrucada en una bola en el centro de una almohada mullida.

—Me has asustado. —Le doy una caricia en la cabeza. Cierra los ojos y se vuelve a dormir rápidamente. Yo debería haber hecho lo mismo antes.

Lo último que recuerdo es estar en el coche con Jungkook. Debe haberme llevado a su casa. Al menos ahí es donde supongo que estoy. Estaba claramente agotado. Siempre he tenido un sueño ligero. Debió de ser Hye quien dió luz verde a Jungkook lo que me relajó lo suficiente como para soltarme.

Me deslizo de la cama, mis pies descalzos aterrizan en una suave alfombra blanca gigante. Echo un vistazo a mí alrededor. El enorme dormitorio está decorado en blanco, gris y negro. Es muy moderno y limpio. Por no decir que tiene un aspecto caro, pero también un poco sencillo. Me pregunto por un momento si podría estar en un hotel. No me malinterpreten, el lugar es impresionante, pero no se siente muy cálido.

Me acerco a las cortinas grises que cubren toda la pared frente a la cama y las retiró lo suficiente como para asomarme. Dejo escapar un pequeño grito de sorpresa cuando me encuentro mirando por una pared de ventanas que van del suelo al techo. La vista es impresionante. Me doy cuenta de que estoy en un edificio alto sobre la ciudad. Todavía es de noche, pero la ciudad parece iluminada desde aquí arriba. Me pregunto cuánto tiempo he estado durmiendo.

En silencio, empiezo a husmear. Primero pruebo en el armario, que está vacío, antes de comprobar el baño, que también está bastante vacío. La única razón por la que no creo que sea un hotel es porque ninguno de los artículos de aseo está etiquetado.

Le doy otra caricia a Mama antes de salir de la habitación. Salgo al pasillo. Las luces se encienden solas para iluminar el suelo. Me doy cuenta de que tengo dos opciones. A mi derecha hay un pasillo que supongo que va hacia la cocina y demás. Y a mí izquierda el pasillo se extiende hasta encontrarse con dos puertas dobles. Una de ellas está abierta. Veo que hay una luz encendida en la habitación.

Sé que tiene que ser el dormitorio de Jungkook. Me digo a mí mismo que no vaya por ahí, pero mis pies se mueven por sí solos. Asomo la cabeza al interior y lo encuentro vacío. La habitación está decorada con el mismo estilo, pero esta es mucho más grande e incluye una zona de estar con chimenea.

De nuevo, es bonito, pero sigue siendo tan desnudo. No me da ningún tipo de pista sobre quién podría ser Jungkook. Excepto por el hecho de que es rico, obviamente. También es agradable. O al menos finge serlo. No tengo muy claro cuál es su objetivo. O por qué ha dirigido su atención hacia mí tan rápidamente. Parece decidido a salvarme. ¿Pero, por qué?

Miro por encima del hombro hacia el pasillo para asegurarme de que estoy solo antes de entrar en su habitación. Me acerco a la mesita de noche, dónde está su teléfono junto a su reloj y su cartera. Debería mirar la cartera, pero en lugar de eso, abro el cajón de la mesita de noche.

Estaba seguro de que vería el mando de la televisión y quizá algunos condones. No. Dentro hay dos pistolas negras puras. Lo vuelvo a cerrar rápidamente cuando oigo el sonido del agua. De nuevo, mis estúpidos pies se acercan más al sonido.

La puerta del baño también está abierta. Ni lo pienses, me digo mientras me acerco. La misma oleada de calor que sentí cuando Jungkook me dijo que quería que bailara para él me hormiguea por la piel y se instala entre mis muslos.

—Joder. —Gruñe Jungkook en voz alta antes de que oiga un sonido de bofetada seguido de un gruñido.

Me digo a mí mismo que me vaya. Incluso empiezo a darme la vuelta para huir del dormitorio hasta que me llama por mi nombre. Entro en el cuarto de baño. El vapor llena la habitación de blanco puro.

Jungkook está desnudo en la ducha de cristal con una mano apoyada en la pared. La otra está entre los muslos mientras se acaricia. No está mirando hacia mí, pero está claro lo que está haciendo. Su grueso muslo me bloquea la vista.

—Yoongi. —Vuelve a gemir mi nombre. Esta vez es más fuerte. Cada músculo de su espectacular cuerpo se flexiona. El sonido me hace apretar las piernas. Mis pezones se tensan. Tanto que casi me duele. Un pequeño jadeo sale de mí antes de que pueda detenerlo. Mi cuerpo nunca había respondido así.

Jungkook levanta la cabeza. Sus ojos se fijan en los míos. Abro la boca, pero no sale ninguna palabra. Se aparta de la pared para alcanzar y cerrar el grifo. Sus ojos no abandonan mi cuerpo. De hecho, empiezan a recorrerlo.

Por la forma en que me mira, se diría que estoy desnudo. Me doy cuenta de que solo llevo una camiseta y mis bragas. Debe de haberme quitado los vaqueros y los zapatos cuando me ha metido en la cama. Supongo que ya me ha visto mucho más desnudo.

— ¿Quieres que te lave, Cara de Muñeca? —Una sonrisa sexy se dibuja en sus labios. No le da la menor vergüenza que le haya atrapado masturbándose con mi nombre en los labios. Todavía me cuesta entender esta atracción que siente por mí.

—Estaba buscando la cocina. —Suelto.

Jungkook se gira para mirarme de frente mientras coge una toalla. Mis ojos se dirigen a su polla, que todavía parece estar dura.

—¿Tienes hambre? —Pregunta, relamiéndose los labios. Se muestra tan despreocupado por estar desnudo. Supongo que tiene clubes destriptease. Está acostumbrado a la desnudez.

— ¿No se supone que se ablanda después de que...? —Me detengo y me tapo la boca con la mano. ¿He empezado a preguntarle por su polla? —Lo siento. No importa. —Me doy la vuelta para huir y casi me doy de bruces con la pared.

Jungkook me persigue, pero sigo corriendo hacia mi dormitorio. Cierro la puerta antes de apagar la luz y me meto rápidamente en la cama y me tapo con las mantas.

Me van a despedir.

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