14

3.4K 411 7
                                    

Yoongi

—¡No! —Grito mientras vuelvo a correr por el pasillo. Los pies de Jungkook hacen ruido al golpear las escaleras. Oigo sus pesados pasos acercándose a mí mientras me llama por mi nombre. Lo ignoro y vuelvo a entrar en la habitación que me dio la otra noche. Cierro la puerta de golpe y pongo la cerradura en su sitio.

¿Cómo se ha derrumbado todo tan rápido? Esta mañana me he despertado con una sonrisa en la cara. También había estado en la cama de Jungkook y no en la mía. Cuando volvimos anoche, me llevó a su habitación junto con toda la ropa nueva que me había comprado. Vi cómo las guardaba en su armario antes de meterme en la cama. Procedió a darme besos de buenas noches en cada centímetro de mi piel.

Debería haber sabido que algo malo iba a pasar. Siempre pasa. Cada vez que consigo algo que me hace feliz, siempre me lo quitan. Jungkook era demasiado bueno para ser verdad, y lo sabía. Juro que es como si uno de los héroes de los libros románticos en los que siempre me pierdo hubiera sido arrancado de las páginas. Empecé a pensar que tal vez no todo era ficción. Ahora se me llenan los ojos de lágrimas calientes.

Mama levanta la cabeza para mirarme fijamente. Puede que no haya dormido en esta cama anoche, pero Mama la ha reclamado para sí. Tampoco parece muy contenta de que la hayan despertado. Me apoyo en la puerta, esperando que Jungkook la atraviese en cualquier momento por la forma en que me ha perseguido por el pasillo.

—Cara de Muñeca. —Me dice suavemente desde el otro lado de la puerta.

Mi corazón da un pequeño aleteo, como siempre que me llama así. Especialmente después de que me dijo por qué me llamó así. Que mis ojos grandes con pestañas gruesas y mejillas llenas le recordaban a una muñeca. Me hizo sentir hermoso y precioso pensar que me ve como algo tan perfecto. Pero ahora se acabó. Tengo que ser realista conmigo mismo.

—No me llames así. —Le digo bruscamente.

—Eso no va a pasar. —Me muerdo el labio inferior, no estoy acostumbrado a que me diga que no. —Ahora abre la puerta para mí.

—No. —Vuelvo a soltar un chasquido. ¡Ja! Yo también puedo decirle que no. Respira tan profundamente que puedo oírlo a través de la puerta.

—No me gusta esa palabra en tus labios cuando viene hacia mí. —El sentimiento es mutuo. —¿Vas a abrir la puerta?

—No voy a volver con él. Por favor, no me obligues.

—¿A quién perteneces?

—A ti. —La palabra se me escapa de los labios sin pensarlo. Jadeo y me tapo la boca con la mano.

—Así es. Me perteneces a mí. No a tu padre. —Mantengo la mano pegada a la boca. Tengo muchas ganas de creerle, pero no es tan fácil. Aunque Jungkook quisiera que fuera suyo, mi padre intentaría arrebatármelo. Sé mejor que nadie que mi padre siempre consigue lo que quiere. Nadie se atreve a decirle que no o sufre las consecuencias. Me estremezco al pensar cuáles son esas consecuencias. —Muy bien. Haremos esto a tu manera. ¿Dónde está Mama?

Dejo caer la mano, pensando que es una respuesta segura. También tengo curiosidad por saber por qué me pregunta eso de entre todas las cosas.

—En la cama.

—Ve a ver cómo está. Puede que esté enferma.

—¿Por qué? ¿Ha pasado algo? —Me acerco a la cama. —Parece estar bien. Está durmiendo. —Me inclino para acariciarla.

La puerta estalla hacia adentro. Los trozos de madera salen volando por todas partes. Puedo ver esa oscuridad que sé que persiste en el interior de Jungkook mostrándose en sus ojos.

Cruza la habitación en tres largas zancadas hasta situarse frente a mí. Parece un depredador acercándose a su presa. Creo que el miedo sería la respuesta correcta en este momento, pero no temo a Jungkook en absoluto. En cambio, el calor se acumula en lo más profundo de mi estómago. No tengo ni idea de por qué, pero una oleada de poder me invade.

Su mano se acerca a mi barbilla, sus dedos agarran mis mejillas e inclinan mi cabeza hacia atrás para mirarlo a los ojos. Sus ojos oscuros normales son más intensos que nunca.

—No huyas de mí. —Gruñe antes de que su boca se estrelle contra la mía. Con un ligero tirón de sus dedos, separa mis labios y mete su lengua en mi boca. Gimo y mis manos se dirigen a su pecho para agarrarlo mientras me devora.

Este beso es tan diferente a todos los demás. Me hace sentir al hombre que me ha ocultado. Se retira. Los dos jadeamos. Su frente cae sobre la mía mientras sus manos agarran mi culo, apretándome completamente contra su cuerpo.

—¿Eres un Min?

—Sí. —Me lamo los tiernos labios.

—No por mucho tiempo. —Su boca se acerca a la mía de nuevo, rozando la mía con un beso susurrante.

—¿Qué significa eso? —Por mucho que quiera que diga lo que creo que estaba insinuando, tampoco quiero que lo haga. No puedo ser suyo. No cuando mi padre ya me ha encontrado. Saber que Jungkook me quiere de una manera que yo nunca podría tener, hace que me duela más el corazón que pensar que simplemente no me quiera.

—Vas a ser un Jeon.

Sacudo la cabeza. —Te matará. —Cierro los ojos con fuerza. —Te llevará al sótano. Nadie vuelve del sótano.

—Tendrá que matarme para alejarte de mí. —Jungkook frunce el ceño, con la violencia escrita en él.

—No quiero que te hagan daño.

—Mi trabajo es protegerte. Todo lo que tienes que hacer es ser mío.

Me doy cuenta de que en realidad no me está pidiendo que sea suyo. Me encanta lo mucho que quiere que le pertenezca.

—No huiré de ti. —Le contesto.

—Ese es mi chico bueno. —Su pulgar sube y me pasa por el labio inferior. Un dulce y sordo latido persiste desde su beso. —Fui rudo.

—Me gusta. —Admito. Me encanta que lo haya hecho estallar.

Jungkook me ha hecho sentir sexy por primera vez en mi vida. Lo ha hecho desde el momento en que lo conocí. Pero la forma en que me ha besado hace unos momentos es lo que me ha dado este subidón de poder. He sacado su oscuridad a la superficie. Flexiono mis dedos contra su pecho, dándome cuenta de que ahora también es mi oscuridad.

doll face Where stories live. Discover now