09

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Jungkook

—Cuando lleguemos a mi oficina, te quedarás conmigo en todo momento. ¿Entendido? —Le acaricio el cuello mientras mi chófer entra en el estacionamiento de mi edificio.

—De acuerdo, pero ¿Qué debo hacer? ¿Tomar notas?

—¿Qué te gusta hacer? —Le pregunto.

Me mira confuso.

—Es decir, se supone que estoy trabajando para ti, ¿No?

—Sí. —Jugueteo con un mechón de su pelo, haciéndolo girar alrededor de mi dedo.

—¿Entonces, qué necesitas que haga? —Entonces se lleva el dedo a la barbilla. —¿Y cuál es mi sueldo? Supongo que debería haber negociado eso.

—¿Tenías la intención de negociar antes o después de que te comiera el coño?

—¡Jungkook! —Me da un golpe en el brazo y mira al conductor.

—No te preocupes por él. —Le agarro la barbilla y vuelvo a acercar su cara a la mía. —Dame la cifra de tu salario y veré lo que puedo hacer.

Aprieta los labios, con una mirada pensativa en su rostro angelical. —¿Así que estoy a tiempo completo?

—Sin duda. —No sé si se da cuenta de que le estoy tomando el pelo, pero me gusta la forma en que hace cuentas en su cabeza. —Y tendrás seguro médico, dental, una asignación para ropa y cualquier beneficio que pueda ofrecerte. —Me acerco y le beso la garganta, luego chupo su piel entre los dientes.

—Quiero decir. Sé que no estoy muy familiarizado con el mundo profesional, ¿Pero la mayoría de los asistentes hacen cosas así? —Jadea cuando le acaricio el pecho.

—Tú no eres la mayoría de los asistentes. —Lo suelto cuando el coche se detiene frente a mi ascensor privado. —Ahora dime tu número.

—Bien, entonces tiempo completo. Eso es… —Cierra los ojos. —Eso debería ser. No estoy seguro. ¿Qué tal 50 de los grandes al año?

—Perfecto. Que sean 100, y tienes un trato.

Sus ojos se abren de golpe. —¿Qué?

—Ya me has oído. —Abro la puerta del coche y lo ayudo a salir. —Me encantan las gangas.

—¡Eso es... mucho dinero! —Chilla.

No le digo que le daré todo lo que quiera sin que tenga que pedirlo. Creo que mostrar es mejor que decir. Subimos en el ascensor y no puedo dejar de tocarlo. Dios, este chico es como una hierba gatera para mí. No tengo suficiente.

Cuando se abren las puertas, por fin lo suelto y se endereza el short. Lleva un traje que parece casi de trabajo, pero la forma en que abraza sus curvas me hace pensar en doblarlo sobre mi escritorio.

—Sr. Jeon. —Yoojin me saluda cuando pasó a mi oficina de la esquina.

—Yoo, este es Yoongi... —Hago una pausa. —No tengo tu apellido, ¿Verdad?

—Oh, es Mi... —Se detiene. Luego tose. —Es Myo.

—¿Myo? —Levanto una ceja. Es absolutamente adorable, y un terrible mentiroso.

—Mhmm. —No encuentra mi mirada.

—Yoo. Fuera.

Se escabulle hacia su escritorio, cerrando la puerta de mi oficina detrás de él. Esta es la fachada de mi reputado negocio, pero rara vez la visito. Pensé que a Yoongi le gustaría echar un vistazo a la ciudad desde lo alto antes de viajar al lado más sórdido de la ciudad, donde se hace el verdadero dinero.

doll face Where stories live. Discover now