CAPÍTULO 8

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Victoria

No puedo atender a este paciente, no puedo hacerlo ya que es alguien importante para mí, es el hombre que me enamoré y tiene mi corazón desde que el instante que lo ví también porque siento que me voy a derrumbar en este momento, siento que alguien aprieta mi mano, sacudo mi cabeza y presto atención a la enfermera.

- ¿Doctora se encuentra bien? - pregunta con preocupación, asiento varias veces y sacudo mi cabeza. Me aproximo a Betiri, trago saliva comienzo a dañar curar mientras que la sala de radiografía está lista. El abre sus ojos lentamente trata de hablar, pero no puede, agarra mi mano y trago saliva.

— Betiri cálmate ¿Sí? Déjame curarte, tuviste un accidente — explico con un tono suave, el trata de levantarse de la camilla, pero lo impido.

— Enzo, Ezequiel — dice el nombre de sus hijos con una voz débil.

— Ellos están conmigo. Están bien, deja de moverte — trato de tranquilizarlo, obedece recuesta de nuevo en la camilla.

— Doctora, la sala de radiografías está lista — informa una enferma y asiento con la cabeza, siento de nueva la mano de Betiri agarrándome y suspiro.

— Quiero descartar que no haya lesiones graves. No quiero que te preocupes, pero el accidente y las heridas que tuviste no fueron graves — explico y asiente con la cabeza.

Una hora más tarde...

Los resultados salieron bien, por suerte, no tiene nada roto, así que podrá irse a casa sin ningún problema. Me voy hacia la camilla de mi paciente quien está con Enzo, Ezequiel y Anaut.

— ¿Cómo está mi papá, Victoria? — preguntan con preocupación al mismo tiempo los niños y me agacho frente a ellos, les doy una sonrisa sincera y veo a Betiri.

— Se encuentra estable, pero tendrá que venir para hacerse curar de sus heridas — explico con un tono suave para que me entiendan los niños.

— Lo cuidaremos bien — dicen los dos al mismo tiempo y asiento con la cabeza.

— Es hora de ir a casa — dice mi hermano.

Horas más tarde...

Después de que Ezosi salió del hospital los directores del hospital me hicieron pasar de nuevo a la sala de entrevistas, ellos me aceptaron al evaluarme del cómo trabajo, me explicaron que estaría a prueba por un mes y que la paga es muy buena, trabajaría en el horario de la mañana hasta el mediodía también me dijeron que podría traer a mis hijos

La paga es buena igual que el horario, podre llevar a Enzo y Ezequiel así que acepté al instante sin pensar dos veces lo único que falta es que contarle a Betiri.

Salí del hospital y me encaminé hasta la casa de Betiri cuando llegué los hijos de él corrieron hasta mí, me llenaron de abrazos y besos lo cual me sorprendió mucho.

— ¿Qué sucede? — pregunto a los dos con desconfianza, retroceden un poco para poder verlos con la cabeza baja y mirándose los dos al mismo tiempo lo cual hace que me ponga un poco de alerta.

— ¿Qué pasó chicos? — cuestiono con preocupación.

— Ya no estarás con nosotros ¿No es así? — habla Enzo con un puchero en los labios.

— ¿Quién les dijo eso? — cuestiono sorprendida por el comentario que hizo el menor de los niños.

— Hoy te fuiste a una entrevista de trabajo y te quedas ahí — dice con un puchero y se va corriendo hasta su habitación, suspiro frustrada.

¿Qué hago ahora? Ellos no quieren que me vaya, pero ¿Qué diría Betiri?

Me voy hasta la habitación de Enzo observo que esta cerrada, toco la puerta y no obtengo respuestas.

— Enzo, no me iré a ningún lado, no los dejaré solos, ábreme la puerta, por favor — murmuro, el niño abre la puerta, me quedo asombrada al ver al padre de los niños en la pieza de Enzo.

— ¿Por qué no estas en tu habitación descansando? — pregunto con un tono enojado, recién tuvo un accidente tiene que estar de reposo, el trata de hablar, pero me acerqué a él, le agarro de la oreja y se queja de dolor, los niños comienzan a reírse de su padre.

— Victoria, me duele — se queja como un niño pequeño.

— Tienes que reposar, a tu habitación ahora — ordeno enojada, suelto y se soba la oreja, se levanta con cuidado de la cama y se va hasta su pieza con la cabeza baja compruebo que se acueste en la cama.

— Niños hablaré con su padre ¿De acuerdo? Necesito hacerlo ¿pueden ir a jugar los dos en la habitación?  — comento y asienten los dos al mismo tiempo, dejo entreabierta la puerta y me doy la vuelta para verlo.

— Me aceptaron en el hospital — confieso y el hace una mueca mira hacia otro lado.

¿Que le pasa?

— Le dijiste a Enzo que no aceptarías — es lo único que dice.

— Lo sé, se que también tienes mucho trabajo así que podemos hacer algo, no dejaré mi trabajo aquí, prometí que te ayudaría con los niños, Betiri y lo haré. El hospital tiene una guardería gratis para los hijos de los doctores, ellos saben que los cuido y me dieron la propuesta de que vayan  — comento.

— También me dijeron que trabajaría hasta el mediodía entre semana y los fines de semanas estaría de guardia en el hospital — explico.

— ¿Quieres que te dé la autorización de que los niños vayan contigo durante tu trabajo? — interroga y asiento.

— En la guardería hay muchos niños, podrán hacer amigos — declaro.

— Está bien, le haría bien que ellos socialicen ¿No? — dice pensativo y asiento con la cabeza, hace una seña para que vaya hacia su cama, con desconfianza me acerco a él.

— Acércate más — dice y así lo hago.

— ¿Que pa...? — mi pregunta es interrumpida cuando el une nuestros labios.

Betiri me está besando.

El hombre que me gusta, me está besando.

Bonita seducción (#3 Mc W.K) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora