CAPITULO 18

436 29 0
                                    

Betiri

Una hora más tarde...

Estoy frente a la cabaña con Anaut quien me insiste para saber que está pasando, necesita todos los detalles, pero ¿para qué? Solo tiene que saber que su hermana esta secuestrada en esa casa, nada mas.

— Tu hermana estaba conmigo en una misión, ella me iba a ayudar a encontrar a mi hermana quien estaba prófuga — comento ya cansado por la insistencia de Anaut.

- ¿Qué? — grito enojado.

— Mira, ella se ofreció ayudar, Betiri. Es lo único que te diré, ahora solo quiero salvar a mi novia luego podrás reventarme la cara si quieres — corto las quejas de Anaut quien se queda asombrado.

— ¿Dijiste novia? ¿Desde cuándo son novios y yo no estoy enterado? — pregunta con interés.

— Desde ayer — respondo con tranquilidad.

— Tienes mi bendición, hijo de tu madre, siempre supe que terminarían juntos. Quiero un sobrino pronto ¿De acuerdo? — decisión de dados.

Que suerte que Victoria no está aquí o infarta por el comentario de Anaut.

Nos quedamos en silencio al escuchar llantos dentro de la casa, necesitamos sacar de ahí con urgencia a Victoria.

— Freya — grito enojado, ella abre la puerta de la casa al instante.

— Hola hermanito — saluda con una sonrisa fingida, se percata la presencia de mi cuñado.

— ¿Qué es lo que te sucede? ¿Por qué haces todo esto? — interrogo.

— En la vida algunas veces hay que ser mala, Betiri. Sabes, él aprendió esa cuando me quitó una lección familiar, me sacó todo lo que quería en la vida, sabes muy bien lo que pasó — expresa con un tono rencoroso mientras me apunta con el arma.

— Eso fue hace mucho tiempo, Freya. Supéralo, si vives del pasado solamente, nunca vas a poder progresar, lo aprendí de Victoria ¿Sabes? Puedes enamorarte y casarte de nuevo, puedes comenzar de nuevo — trato de hacerla razonar, ella comienza a negar varias veces, las lágrimas aparecen, los labios de ella tiemblan.

— Tú no sabes cómo es esto, no puedes decirme que deje en el pasado. Mi hijo murió, mi esposo murió siempre me pregunto ¿por qué no lo hice yo también? — habla llorando, siento un nudo en la garganta porque no tengo idea de cómo consolarla. Observe que ella pone la pistola en su cabeza al ver que vienen los policías junto con mi padre y mi hermano menor.

— Freya podemos solucionar esto, hija. No lo hagas, por favor — suplica mi papá con un tono entrecortado.

— Lo siento, papá — es lo único que dice antes de acabar con su vida. Todo el mundo se queda ahí parado sin hacer nada.

— Mi pequeña ¿Por qué lo hiciste? — llora mi papá quien se va junto a su cuerpo para abrazarlo.

Días más tarde...

El funeral de mi hermana fue doloroso, pero rápido. Victoria y yo nos estamos despidiendo de mis padres, es hora de irnos a casa, quiero ver a mis hijos y darles un abrazo, los extraño un montón y creo que ellos a mí.

— ¿Estas bien? — cuestiona con preocupación mi mujer y afirmo, agarro su mano, entrelazo nuestros dedos.

— Lo estoy — afirmo. Ella me sonríe.

— Pronto veremos a los niños, no te preocupes — se adelanta a decirme como si me leyera la mente.

Una hora más tarde...

Estamos en la casa de Ezosi y Selene, toco el timbre, escuchamos con Victoria que alguien se acerca a la puerta y abre.

— Mocosos, su padre y Victoria están aquí — grita Ezosi, presto atención al ver que mis hijos viene corriendo hacia nosotros.

— Hola Ezosi ¿Cómo estás? — saluda con sarcasmo mi novia, el prez le fulmina con la mirada, mi mujer rueda los ojos con diversión.

— Papá — chillan mis hijos y me abrazan los dos al mismo tiempo, miran a Victoria y hacen el mismo gesto con ella.

— Les extrañamos mucho — dicen los dos al mismo tiempo y sonreímos.

— Vamos a casa — es lo único que digo, hago un gesto de agradecimiento a Ezosi quien me responde de la misma manera.

Ese hombre tiene un temperamento de mierda, pero se que quiere a mis hijos y ama cuidarlos, aunque quiera negarlo siempre estará para todos en el club.

— ¿Qué cenaremos, papá? — pregunta Enzo con curiosidad.

— Déjame pensarlo, hijo — contesto sin apartar mi mirada, al llegar a casa, Victoria pide pizza para la cena, hace que los niños pongan una película animada para ver todos juntos, cuando llega la pizza nos ponemos a ver la televisión.

— ¿Qué película veremos? — interrogo.

— Spiderman — contestan los dos al mismo tiempo.

No es raro que elijan esa película han visto docenas de veces, pero no importa con tal que ellos estén felices.

Una hora más tarde...

Observoque Victoria está dormida igual que mis hijos, ella tiene apoyada su cabeza enmis hombros y ellos dos tienen como almohada mi pierna. Sonrío de lado, no mequejo la verdad porque a ellos después le dolerá el cuello. Cierro mis ojostambién y me duermo enseguida. 

Bonita seducción (#3 Mc W.K) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora