TREINTA Y DOS

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Dos días después del funeral de Jacaerys, la reina reunió a su Consejo Privado alrededor de la Mesa Pintada. Sus hijos mayores también se encontraban allí, junto a Rhaena y Baela. Daemon había decidido permanecer en Rocadragón unos días más, para acompañar a su esposa y ayudarla a acomodar las cosas.

─ Los he convocado porque, como todos saben, en la Batalla del Gaznate hemos perdido a dos personas importantes ─dijo la reina─ A Lord Corlys Velaryon y a mi hijo y heredero, Jacaerys Velaryon.

─ Terribles perdidas, Su Alteza ─se lamentó Lord Celtigar, Consejo de la Moneda.

─ En efecto, mi lord ─respondió Rhaenyra─ Lord Corlys no solo era mi familia, padre de mi difunto esposo y abuelo de mis hijos, si no que también servía lealmente como mi Mano.

Todos los presentes supieron a donde llevaría el discurso de la reina. Maela miró a su madre, y se preguntó a quien elegiría ella como su nueva Mano. No había muchos hombres tan leales como Lord Corlys. En su propio consejo, Rhaenyra contaba con pocos. Ya no se sentía capaz de confiar en nadie. Pero había tenido largas conversaciones con Daemon sobre el tema, y juntos habían llegado a una misma conclusión.

─ Es mi responsabilidad nombrar a una nueva Mano, mis señores. Una que pueda guiarme en lo que queda del resto de la guerra, y ayudarme a ganarla. Una que comparta mis ideales y luche por verme en el trono. Una que no olvide sus juramentos.

Maela supo exactamente a quien se refería.

─ He decidio nombrar a Lord Cregan Stark, Guardián del Norte y Señor de Invernalia, como la Mano de la Reina.

Todos los presentes desviaron su vista al hombre, quien había llegado a la isla en barco la noche anterior. Maela lo miró y le dedicó una sincera sonrisa. No podía imaginarse a nadie mejor ocupando ese cargo.

─ Mi reina ─Lord Cregan dio un paso al frente─ Es muy considerado de su parte honrarme con tal título. Prometo que no le fallaré, y haré todo lo posible por guiarla a la victoria, y posicionarla en el Trono de Hierro.

Rhaenyra se acercó a él y le colocó la insignia de la Mano en su ropa. El hombre inclinó su cabeza ante ella. Luego, la reina retomó su lugar, a un lado de su consorte.

─ Hay dos temas más que discutir ─dijo─ Con la muerte de Lord Corlys, Mercaderiva pasará a manos de mi hijo Lucerys Velaryon.

Maela miró a su hermano, quien sonreía apenado. El joven siempre cargó en su conciencia con el hecho de que si él heredaba Mercaderiva, iba a ser porque todos estaban muertos. Y Lucerys jamás había deseado eso. Pero su abuelo había sido cruelmente asesinado, y ahora el Trono de la Marea pasaba a ser suyo.

─ Una boda será celebrada pronto ─anunció la reina─ Lucerys y Rhaena se convertirán en marido y mujer, uniendo una vez más las grandes casas Targaryen y Velaryon.

Maela no pudo evitar mirar a su esposo. Ellos mismos habían unido sus casas en matrimonio dos años atrás. Ahora Lucerys y Rhaena harían lo mismo. Aemond sujetó su mano y entrelazó sus dedos. Recordaba el día que su madre le había anunciado que planeaba casarlo con ella. El joven se encontró emocionado pero confundido con la noticia. Pero cuando ella lo besó y le dijo que sería un honor ser su esposa, no dudó nunca más. Y sabía que agradecería a los dioses por eso el resto de su vida.

─ Y el último tema a discutir es, quizás, el más importante ─Rhaenyra habló con cautela ─ Jacaerys era mi primogénito y heredero.

La simple mención de su hermano puso nerviosa a Maela, quien no puede evitar recordar el día de su muerte. Como la lanza atravesó su pecho y su vida se deslizó entre sus dedos.

Traicion de Sangre || HOTDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora