Fourty

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El cielo amaneció dejándonos admirar un hermoso sol que brillaba como nunca antes. Los pájaros revoloteaban y los nervios de todos se podían sentir en el ambiente.

Aquel día iba a ser la coronación de Aegon, el día que sería recordado por siempre como el nuevo rey de los siete Reinos.

Y por primera vez en mucho tiempo, no podía imaginarme otro rey mejor que él para gobernar los siete reinos, para gobernarnos. ¿Acaso alguien capaz de matar a su hija reinaría mejor?

No le había vuelto a ver desde que habíamos logrado salir milagrosamente de Rocadragón, pero aún tenía grabada su confesión en mi cabeza.

¿Me quería? ¿Solo permanecía en la Fortaleza Roja por mi?

Llegué a Pozo Dragón acompañada de Aemond, y me quedé quieta observando asombrada a la gran multitud que teníamos enfrente. Una multitud que nos miraba como si nosotros no fuéramos de carne y hueso como ellos. Como si aquellos lejanos rumores que escuchaba de que estábamos más cerca de los dioses que ellos fueran ciertos y no simples habladurías.

La mano de Aemond se aferraba a la mía con fuerza mientras los dos observábamos cómo los guardias se abrían caminó para que pudiera pasar Aegon sin complicaciones.

-Su alteza,Aegon de la casa Targaryen segundo de su nombre, rey de los Ándalos, los Rhoynar y los primeros hombres, señor de los siete Reinos y protector del Reino- la voz de Otto Hightower resonó en todo Pozo Dragón dando entrada a un rey que aún disimulaba su cojera mientras mantenía su cabeza gacha.

Vestía de negro homenajeando a su casa,y cuando levantó la vista aún en la lejanía nuestros ojos coincidieron, pero él desvío la vista para mirar esta vez a su madre que le miraba emocionada.

Helena que se encontraba a mi lado resopló cuando Aegon terminó de caminar para arrodillarse enfrente del Septón Supremo.

Dejé de mirar a Aegon mientras tragaba saliva y desvíe de nuevo la vista hacia la gente que nos miraba, gente que no entendía porque Rhaenyra no estaba en aquél lugar.

¿Habría querido Viserys que fuera su hijo el que realmente se sentará en el trono o seguía prefiriendo a Rhaenyra hasta su último aliento?

Hice una reverencia después de que Ser Criston le pusiera la corona y sonreí.

Aegon podía tener muchos defectos, pero para nada iba a ser un rey despiadado, ¿Podía decirse lo mismo de Rhaenyra?¿De la mujer que casi mata a su hija?

Pero de inmediato se borró la sonrisa de mi rostro cuando escuchamos el rugir de un dragón.

Aemond me echó hacia atrás con su mano al mismo tiempo que Aegon desenvainaba su espada cuando un enorme dragón rojizo con un largo cuello entró en Pozo Dragón.

Daemon, que era el jinete, se bajó de su dragón bajo la atenta mirada de todos que no nos perdíamos detalle de ninguno de sus movimientos.

-Robais un dragón y usurpais el trono- se dirigió hacia Aegon con gesto duro-¿ también le contaréis a vuestro hermano qué hacéis lo mismo con su esposa?

Aemond miró a Aegon desde el rabillo del ojo, pero volvió a centrarse en Daemon mientras mi corazón latía apresuradamente.

Daemon esbozó una sonrisa y volvió a subirse a su dragón al mismo tiempo que Aemond se alejaba de mí y salía corriendo hacia el interior de Pozo Dragón.

-¡¿Te gusta robar todo?!- gritó enfurecido Daemon.

Caraxes comenzó a adentrarse en Pozo Dragón creando el caos entre la multitud que corrían despavoridos.

Mi respiración se agitó y mi corazón amenazaba con pararse en aquél preciso momento viendo cómo todos daban un paso hacia atrás atemorizados, todos menos Aegon que espada en mano aún miraba a Daemon.

-¡Va a matarte!- grité intentando que Aegon decidiera esconderse.

Pero solo desvió la vista hacia mí durante unos instantes, para volver a centrarse en Daemon.

Aún cojeando intenté caminar hacia él cuando Caraxes frenó a pocos metros de nosotros.

-¡Te daré una última oportunidad!- gritó Daemon- ¡Devuelve lo robado!

-El trono es mío- espetó Aegon- mi derecho de nacimiento.

Y entonces Caraxes abrió la boca emanando una bola anaranjada de su garganta.

Miré a Aegon y antes de que aquel fuego llegará a alcanzarle, me lancé provocando que todas las llamas fueran a parar a mi cuerpo.

La semilla del dragón// Aemond Targaryen 💚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora