Fifty

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Daemon me empujó aún con la daga clavada dejándome caer en los brazos de Jace que me miró sin saber qué hacer.

-Ahora que ya todos los presentes sabemos cuál es tu punto debil espero que esta vez seas tú el que no insulte nuestra inteligencia- Daemon caminó hacia Aemond y sonrió al ver el cuerpo sin vida de Ser Criston Cole en el suelo.

-Jace, llévatela de aquí- dijo Aemond sin apartar la vista de Daemon- no continuaré hablando mientras ella siga aquí.

-Llevala con el maestre- dijo Rhaenyra.

Jace suspiró y me cogió en sus brazos sacándome con rapidez de aquella sala mientras yo me retorcía de dolor.

-No, no...-sollocé- vuelve dentro.

-No- Jace me miró de reojo lleno de preocupación- ya has hecho suficiente.

Lloré hundiendo mi cabeza en su pecho.

-Dime que no le van a matar-intenté zafarme de sus brazos- déjame volver con él.

-Necesitas ser atendida-ignorándome me dejó encima de mi cama- quédate aquí, yo iré a buscar al maestre.

Eché la cabeza hacia atrás adolorida e intenté controlar mi respiración mientras Jace se iba en busca de ayuda.

Mi corazón latía con fuerza y mi cuerpo temblaba aterrorizado de solo pensar que Daemon pudiera matar a Aemond en aquélla sala.

¿Cómo iba a impedirlo yo si no podía ni moverme?

-Jace- lloré con fuerza cuando regresó- diles que no le maten, te lo suplico.

Él se agachó a mi lado sujetando mi mano mientras el maestre revisaba mi pierna.

-No puedo hacer nada-dijo con semblante serio- él mató a Luke, a nuestro hermano.

-Por favor....-dije en un hilo de voz.

Y apreté con fuerza la mano de Jace cuando el maestre arrancó la daga de golpe provocando que echara la cabeza hacia atrás y cerrara los ojos mareada.

-Visenya no te duermas- dijo Jace golpeando mi rostro con delicadeza- estás perdiendo mucha sangre y si te quedas...

Y dejé de escucharle, comencé a sentir como su voz se iba alejando poco a poco de mi, como yo me perdía en la oscuridad y llegaba con seis años llorando a moco tendido a un enorme castillo repleto de desconocidos.

Ser Criston Cole tiraba de mi mano obligándome a seguirle por los pasillos hasta que entramos en una gran sala en la que mis ojos de inmediato se posaron en el enorme trono repleto de espadas.

-Ella es, alteza- dijo Ser Criston Cole.

Y ahí fue cuando vi a una hermosa mujer vestida de verde que cruzada de brazos me observaba detenidamente.

-¿Seguro que el fuego no afecta a su piel?- preguntó.

Pero cuando Ser Criston Cole fue a contestar, la puerta de aquella enorme sala volvió a abrirse dando paso a dos niños que peleaban entre ellos.

-¡Basta!-elevó el tono de voz la mujer.

Los dos se quedaron en silencio y solo entonces se percataron de mi presencia.

-Viste como un chico- río el más alto de los dos.

El otro chico se quedó en silencio observandome, tal vez porque yo llevaba haciendo lo mismo desde que entró en la sala, o tal vez por simple curiosidad.

Su mirada estaba sumida en una terrible tristeza. ¿Acaso era por la cicatriz aún cicatrizando de su ojo?

Pero mientras el alto se quejaba a su madre y hablaba sin parar, yo continúe mirando al chico de la cicatriz hasta que él apartó la mirada desviandola esta vez hacia su madre.

-¿Quién es?- preguntó.

Todos los presentes me miraron.

-Es Visenya, la hija bastarda de Rhaenyra.

La semilla del dragón// Aemond Targaryen 💚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora