Forty-one

1.7K 155 18
                                    

Todo Pozo Dragón se sumió en un terrible silencio, todos se quedaron quietos, todos me miraron mientras yo me cubría el rostro aterrorizada.

Me había lanzado encima de Aegon dispuesta a salvar su vida, a defenderle del ataque de Daemon, pero..¿Acaso sabía con certeza que el fuego de un dragón no me mataría? ¿En qué estaba pensando?

Los gritos volvieron a estallar cuando se escuchó el rugir de otro dragón, y sentí entonces como alguien me cubría el cuerpo con una capa oscura.

-Visenya…

Me giré para ver cómo Aegon aún intentaba cubrir mi cuerpo con su capa, y desvíe aún asustada la mirada hacia Daemon que me miraba incrédulo.  Nuestras miradas se cruzaron y pude sentir su confusión aún estando tan lejos de mi.

Pero cuando Vaghar apareció en el fondo de Pozo Dragón, Caraxes rugió con fuerza mientras Daemon intentaba controlarlo.

-¡¿Crees que puedes venir hasta aquí montado en vuestro dragón e intentar matar al rey por segunda vez?!

La voz de Aemond me hizo al fin volver a la realidad y agarré con fuerza la capa de Aegon dando un paso hacia atrás mientras terminaba de cubrirme.

-Vete con Helena ya-dijo Aegon.

Asentí dando otro paso hacia atrás sin poder apartar la mirada de los dragones.

-Ya, Visenya-repitió él.

Sentí la mano de la reina Alicent sobre la mía y cuando tiró de mí no pude hacer otra cosa que seguirla.

-No sabemos si a venido solo o acompañado de más negros- dijo la reina a paso acelerado bajando hacia los pasadizos- debemos llegar cuanto antes al interior de la Fortaleza Roja y escondernos hasta que todo esto haya acabado, sé que Aemond se encargará mejor que nadie de esta situación.

Las seguí sintiendo como retumbaba el suelo y miré asustada hacia atrás. ¿Y si Aemond moría?

Alicent abrió la primera puerta y tiró de mi mano hasta que logramos entrar en uno de los salones del castillo, invadidas por el silencio del castillo que se encontraba completamente vacío.

Solo entonces se lanzó a mis brazos sollozando. Era la primera vez que veía a la reina llorar, y era la primera vez que me abrazaba. Por alguna extraña razón aquello me reconfortó.

-Siempre había dudado de tu lealtad-lloró agarrando mi cabeza con sus dos manos- hoy me has dejado claro de qué lado estás, y que jamás debí dudar de ti mi pequeña Visenya.

-Está es mi familia- me emocioné- no he conocido a otra.

Ella volvió a abrazarme y estiró el brazo en busca de Helena que no tardó en unirse a nosotras.

-Claro que somos tu familia, ¿Quién iba a quererte tanto como lo hacemos nosotros?

Nos separamos y Alicent desvío la mirada al rostro de enfado de Helena, pero no comentó nada al respecto, simplemente desvío de nuevo la vista hacia mi.

-Debes vestirte, una princesa no debería andar así por el castillo- me sonrió con tristeza apartándose de mí- yo tengo que volver a Pozo Dragón.

Me apartó ligeramente.

-Helena, vete a tu cuarto y espera dentro hasta que Aegon vuelva al castillo.

Ella asintió y sin decir nada más Alicent volvió a salir al pasadizo dejándonos atrás.

-Le has salvado…-susurró Helena cruzándose de brazos.

La miré sin entender del todo el tono que había usado. Y sin contestar caminé hacia la salida de aquel salón.

-¿Le amas, Visenya?- preguntó provocando que yo frenará mis pasos -¿Amas a mi esposo?

Me giré frunciendo el ceño.

-¿Olvidas que mi esposo es Aemond?

Ella me miró y esbozó una sonrisa con ironía.

-Te formularé de nuevo la pregunta.

Dió un paso hacia a mi con una mirada que me heló la sangre.

-¿Amas a Aegon?

La semilla del dragón// Aemond Targaryen 💚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora