CAPÍTULO CUATRO

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Una de las cosas que podían mantener ocupado a JiMin durante este último momento de su agotadora carrera era la realización de su tesis. Sabía qué tema iba a tocar y no quería profundizar demasiado en algo que realmente no iba a afectar su vida laboral, por lo que escogió un tema teóricamente sencillo. Ya tenía los lugares en donde iría a hacer las entrevistas, había recopilado toda la información necesaria para poder darle bases teóricas a su tesis y lo único que hacía falta en realidad era ir a hacer las entrevistas, pero como se encontraba relativamente demasiado ocupado, decidió hacerlo cuando terminara con la cursada.

La universidad le permitía usar un cuatrimestre más para preparar su tesis, después de eso podría recibir su título. También había decidido dejar al final de su carrera las prácticas profesionales que el cuarto año pedía, el centro al que había asistido la primera vez en su tercer año estaba dispuesto a tomarlo en cuenta para esto también y al ser trescientas largas horas las que debía cumplir, JiMin prefería dejarlas para el momento en el que no tuviera que trabajar y estudiar al mismo tiempo porque hacer sólo cien horas durante el tercer año fue casi la muerte para él.

Entonces, tomando en consideración que tenía relativamente mucho tiempo, había días como ese domingo en la tarde que JiMin estaba en su laptop, escribiendo relajadamente sus ideas para su tesis mientras JungKook se encontraba sentado a su lado, recortando papeles y pegándolos porque quería hacer una manualidad que consistía en formar figuras de animalitos con papeles de colores. JiMin sabía que su hijo amaba el tiempo de calidad, así que ambos estaban sentados en la mesa de la sala de estar, disfrutando el silencioso momento.

JungKook era un niño relativamente ordenado, había aprendido correctamente que el desorden propio no debería afectar la paz de las demás personas y aunque sí actuaba desordenado como cualquier niño lo haría, también trataba de mantenerse en su zona de trabajo para no llenar de pegamento la vieja laptop de su papá.

—¿Por qué no puedo usar la otra tijera? —preguntó de repente JungKook. En su mano sostenía una tijera de color rosado, bastante pequeña y de punta redonda.

Hacía un rato, antes de que empezara a recortar, JiMin había tomado ambas tijeras y le entregó la más pequeña. Tal parecía ser que JungKook quedó pensando en la otra tijera, una que era más grande y de color negro.

—Porque es muy grande para tus manos y la punta es filosa, entonces te podrías lastimar —contestó JiMin pacientemente, deteniendo su escritura para mirar a JungKook, quien parecía muy concentrado en analizar las palabras de su padre—. Además, tus recortes podrían quedar menos prolijos y el conejito te podría quedar un poco chueco —lo cual era mucho considerando que JungKook no era necesariamente bueno recortando.

A JiMin siempre le pareció ridículo que los padres no explicaran las cosas, que dijeran un "porque sí" y esperaran que los niños lidiaran con esa autoridad como una verdad absoluta. JungKook siempre se sintió con la libertad de preguntar lo que quisiera y a JiMin le gustaba pensar que en el futuro, cuando tuviera preguntas mucho más complejas, también iría con él a acudir por ayuda.

—¿Puedo intentar usar la otra tijera? —pidió y dejó la tijera rosa encima de la mesa.

JiMin apretó un poco sus labios. A pesar de que muchos padres pudieran aconsejarle que se tenía que poner más firme al respecto, JiMin también era partidario de que el niño aprendiera cosas nuevas y estuviera en constante experimentación con el mundo, por lo que dejarlo usar una tijera que sabía que no podría controlar también era una manera de enseñarle sus propias limitaciones.

—Está bien, pero solo un intento —decidió y se levantó de la mesa, caminando hacia la cocina para sacar la dichosa tijera de uno de los cajones. Cuando regresó, JungKook se veía contento—. Ten cuidado.

EL MOTOCICLISTA Y EL UNIVERSITARIO ♡ MYG + PJM FT. JJKWhere stories live. Discover now