CAPÍTULO SIETE

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JiMin se sentó en la banca del parque con un suspiro, mirando los alrededores brillantes de un nuevo día junto mientras el sonido de los pájaros luchaba contra el de los autos pasando por la carretera que había de fondo. Estaba cansado, se había levantado temprano esa mañana y admitía que le habría gustado dormir hasta tarde ese domingo, pero le había prometido a JungKook un helado, así que cuando TaeHyung llegó esa mañana ellos fueron directamente al parque para cumplir dicha promesa.

Aunque JiMin habría preferido un café, al menos ahora tenía a JungKook contento sentándose a su lado mientras comía su helado en cono, moviendo sus pies emocionado.

—¿Qué sabor pediste? —le preguntó con interés.

—¡Galletitas! —alzó su cono antes de volver a lamerlo—. Está rico —murmuró con dificultad.

—Me alegro, me alegro —asintió.

TaeHyung apareció con un helado de paleta que parecía ser de frutas, sentándose al otro lado de JungKook, su brazo extendido por el respaldo de la banca mientras se relajaba frente al sol de la tarde.

—¿Seguro que no quieres que te pida uno? —le preguntó a su amigo, pero JiMin sólo negó con la cabeza, bostezando—. Ah, JiMin. ¿Por qué estás tan cansado? ¿A qué hora llegaste a casa ayer? —entonces movió sus cejas—. ¿Dormiste?

JiMin viró los ojos. Entonces JungKook levantó su pequeña mano llena de helado hacia él.

—Sí, dormí en mi cama, yo solo —enfatizó y tomó el par de servilletas que trajo Tae para limpiar la mano que JungKook le tendió—. Ya se me va a pasar, aunque no sé por qué me siento tan cansado hoy —enrolló el papel y lo colocó en su bolsillo.

—La vejez —molestó TaeHyung, a lo que el omega se rió por lo estúpido que había sonado—. Pero en serio, siempre trabajas mucho, en algún momento tu cuerpo te va a traicionar —esta vez sonó un poco más serio.

—Mientras no sea cuando estoy en el restaurante, todo estará bien —bostezó y miró a JungKook una vez más, quien parecía muy entretenido con su helado y con ver a las personas caminar por el parque—. Cuando termines puedes ir a jugar si quieres, no tenemos nada más que hacer hoy —acarició su cabello y el niño lo miró sonriente.

—¡Sí! —celebró—. Gracias papi.

Ellos se quedaron un rato en aquella banca, mirando tranquilamente el parque mientras se sumían en un silencio cómodo y familiar. JiMin se tomó un momento para descansar su aturdida mente y TaeHyung se encargó de conversar con JungKook mientras el niño divagaba sobre cualquier cosa que se le pasara por la cabeza.

—Pero yo quiero un cuhete —dijo el pequeño como si estuviera teniendo una discusión muy seria y JiMin se dio cuenta de que se perdió por un momento porque no sabía de qué estaban hablando.

—¿Con qué dinero comprarías tu cohete? —preguntó TaeHyung, el palito de la paleta bailando en su boca entre cada palabra que decía. Su pie izquierdo apoyado sobre la rodilla contraria, semi recostado en la banca—. Que yo sepa los niños no tienen dinero —se notaba que sólo quería molestarlo.

—Voy a trabajar mucho —respondió JungKook, masticando los últimos pedazos del cono.

—¿De qué vas a trabajar?

JungKook bufó como si Tae fuera un tonto.

—Voy a trabajar de superhéroe —se jactó—. Luego me van a regalar mi cuhete.

TaeHyung lo miró sorprendido.

—¿Ah sí? ¿Qué poderes tienes?

—Cuando sea grande voy a tener superfuerza como el Señor Fantástico —explicó—, y derrotaré a todos los malos con mis puños —hizo la mímica de golpear a alguien, sus manos vacías porque se había acabado lo último de su cono—. Seré un alfa fuerte.

EL MOTOCICLISTA Y EL UNIVERSITARIO ♡ MYG + PJM FT. JJKDove le storie prendono vita. Scoprilo ora