The shadow like me ❣ TaeGi

22

Septiembre

Todos se encontraban de nuevo reunidos en el salón de la mansión de los Jeon, Yoongi estaba nervioso por ver los cambios de su hermano. Por suerte para él, Taehyung no volvió a preguntarle cómo se satisfacía en los celos, lo habló con Jimin, para que no dijera nada de aquello. Él estaba esperando pacientemente que Taehyung se presentase para poder pedirle debidamente que le acompañara en sus celos, sin importar su condición, pero mientras, su amigo le ayudaba, siendo conscientes los dos que no había más que una ligera atracción. Jamás lo llegaban a hacer, el peligris no se dejaba llevar por las provocaciones, sabía que luego su hyung se sentiría mal por ello.

Taehyung se removía nervioso en su sitio, quería ver ya a Jungkook, le intrigaba tanto cuales iban a ser sus cambios y cuál sería su condición, ya no podían fiarse, Yoongi se suponía que aparecía como alfa, pero no ocurrió así. Otra cosa le preocupaba enormemente, si él acababa siendo omega, su acosador favorito se podría aprovechar de su situación y eso, le aterraba a intrigaba casi a partes iguales.

Las puertas se abrieron, dando paso a Hoseok, esta vez, él presentaría a su hijo en vez de su esposa.

— Bienvenidos todos, muchas gracias por asistir — hizo una leve reverencia, emocionado — mi pequeño hijo por fin se ha presentado, espero que le recibáis apropiadamente.

Se retiró hacia un lado, dejando que su mujer e hijo, avanzaran.

Jungkook entró agarrado del brazo de su madre, majestuoso. Taehyung tragó duro al verle, estaba realmente impresionante.

Sus músculos se habían endurecido, el traje negro duramente apretado que llevaba, con camisa negra y zapatos negros, resaltaban el tono rosa fresa de su cabello, intenso y cegador. Su mandíbula perfectamente formada, sus ojos afilados y grandes, había crecido, ahora era un poco más alto. Jeon Jungkook era la viva imagen de un hermoso alfa. Pronto, su irresistible olor a bosque se hizo presente, obnubilando a Jimin y a Taehyung en el camino.

— Buenas noches, muchas gracias a todos — sonrió, tan feliz como si hubiese ganado   un torneo — me llamo Jeon Jungkook y me presento como alfa y el futuro líder del clan Jeon.

Los aplausos no se hicieron esperar y el pelirosa le miró, sonriendo triunfante ante la cara de estupefacción con la que Taehyung le observaba, que se agrandó al ver la cara de frustración de su hermano, que observaba como le miraba embobado.

Se acercaron a él, con intención de felicitarle, pero Taehyung estaba totalmente fascinado con su nueva apariencia así que, se quedó en su sitio, bajó la mirada, regañándose mentalmente por mirar con otros ojos a ese endiablado vampiro que le molestaba prácticamente desde que nació.

Una gran mano levantó su mentón y los ojos color avellana de Jungkook se clavaron en los suyos, provocándole un escalofrío.

— ¿No me vas a felicitar, Taehyungie? — sonrió.

— Sí, perdona, me he distraído — le devolvió la sonrisa, apartándole la mano — estás realmente hermoso, Jungkookie.

El pelirosa más alto se acercó a su oído, provocando un nerviosismo en él, para decirle.

— No puedo esperar para ver en el omega hermoso que te convertirás — le sopló en el oído, haciéndole estremecer — para hacerte totalmente mío.

Taehyung le empujó por eso, frunciendo el ceño, se había dejado embaucar por ese maldito vampiro, pero no pasaría más. Ahora mismo, deseaba más que nunca poder presentarse como alfa.

Yoongi lo miraba todo desde su asiento, estupefacto. Su pequeño jamás había actuado de esa manera con su hermano, aunque había que reconocer, que Jeon Jungkook era ciertamente una obra de arte.

Jimin estaba encantado con él, por mucho que dijera que lo había superado y que no le atraía más, era mentira. Todo ese tiempo siguió estando enamorado de Jungkook y el verle así solo provocaba que su condición de omega llegara pronto, para intentar que se fijara en él. Ciertamente le tenía envidia a Taehyung, éste se ganaba la atención de ese alfa sexy sin hacer nada, pero todos sabían de la obsesión que siempre había tenido por ese vampiro risueño.

Sólo un mes y por fin, todo lo que quería, se haría realidad.