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 Al finalizar la interminable fiesta, subió al tejado, completamente derrotado de tanto fingir, sentándose a disfrutar de la vista de aquellas tierras, seguía siendo su lugar favorito en el mundo.

Su mente le traicionó recordándole la hermosa sonrisa de Yoongi y su heterocromía curiosa en la mirada, ese cuerpo pequeño pero atlético, su olor al más exquisito de los chocolates. Se relamió del gusto, disfrutando en su mente de aquel vampiro que le había jodido la vida.

Sonrió, triunfante cuando lo sintió detrás de él, sabiendo a la perfección que lo haría, como siempre hizo. Se volteó a verle, señalándole con la mano un sitio a su lado, haciendo que rápidamente se sentara allí.

— Hola hyung ¿Ya me echabas de menos? — le dijo, algo divertido.

— Sospechaba que estabas aquí, esta costumbre no la has perdido — guiñó — gracias por disculparte, Tae.

— Actué mal, era lo mínimo que podía hacer — dijo sin dejar de mirar al frente.

— Te extrañaba, pequeño.

Ambas miradas conectaron, haciendo que sus corazones bombearan con fiereza, el menor sentía que el aire no llegaba a sus pulmones, siempre fue tan débil ante esos ojos hermosos. Quería hablar, pero era incapaz, se sentía estúpido por seguir cayendo una y otra vez ante él.

Yoongi entrelazó una de sus manos sin dejar de mirarle, arrimándose un poco más a su lado, casi sin separación entre ambos. Con la otra acarició su rostro, consiguiendo que Taehyung cerrara los ojos ante su toque, dejándose llevar por aquel roce que estimulaba todas las células de su cuerpo.

Sintió que los suaves labios de Yoongi se posaban en los suyos, sin pedir permiso para hacerlo y comenzaban a moverse, correspondió al instante, no pudiendo resistirse. Era un beso lento, armonioso, lleno de sentimientos, el que se habían tenido que dar hace mucho. Ladearon un poco las cabezas para dar acceso a las lenguas, que se encontraron algo ansiosas.

Las manos del menor agarraron por la cintura a Yoongi, sentándolo sobre su regazo, apretándole contra su entrepierna. Por inercia, comenzó a restregarse, entregándose aún más al beso.

Yoongi jugaba con el sedoso pelo negro cuando sintió que los colmillos de Taehyung le mordían el labio y chupaban su sangre, arrancando un gemido de placer y dolor.

Aunque aquello fue lo que trajo de vuelta a la realidad al pelinegro. Escucharle gemir hizo que todas las imágenes del mayor siendo tocado y besado por Jimin se reprodujeran de forma violenta en su mente. Lo apartó con brusquedad, observando la cara de decepción de Yoongi.

— ¿Qué pasa? — se volvió a acercar a sus labios, seductor — ¿No quieres?

Taehyung no sabía que contestar con exactitud ¿Quería? Por supuesto ¿Debía? No lo tenía claro. En su corazón solo estaba la gran duda de si Yoongi lo estaba utilizando como recambio de Jimin y eso le cabreaba demasiado.

— Yoongi, es mejor que paremos — besó sus labios levemente — no podemos hacer esto.

— Quiero entregarme a ti, Taehyung — acarició su rostro con ambas manos, casi rogando — quiero que me hagas tuyo.

Aquello nubló la mente del menor, desde que se presentó como omega, su único deseo fue ser un buen alfa para él, tocarle, besarle y penetrarle hasta hacerle llorar del más absoluto placer.

Volvió a atacar sus labios con rudeza, introduciendo su lengua que buscaba la contraria con desesperación, apretando más su agarre contra sus entrepiernas, creando fricción entre ambos.

Lo haría suyo allí mismo, a la luz de aquella luna creciente, ella sería testigo de cómo obtenía lo que siempre quiso.

Volteó, dejando a Yoongi contra las duras tejas, para arrancarle las ropas con prisa, quitándose su traje casi a la vez. Besó sus mejillas, su mandíbula con absoluta adoración, retorciendo de placer al mayor. Las manos grandes y fuertes amasaban el trasero de Yoongi, apretándolo con fuerza.

Llevó sus besos al cuello, succionando, dejando marcas por todo lo que pudo, mientras sus dedos tanteaban esa entrada ansiosa por recibirle, al introducir el primero, gruñó ante la estrechez que se le ofrecía, queriendo enterrarse con urgencia.

Su boca volvió en busca de sus labios, obteniendo un mordisco brutal por los colmillos del mayor, que bebía la sangre a borbotones que salían por ellos, nublando los sentidos de ambos.

Taehyung no lo aguantó más y se enterró en Yoongi, gimiendo ambos fuertemente, uno por sentirse tan lleno y el otro por sentirse tan apretado. Comenzó a moverse lento, disfrutando de la estrechez gloriosa que le apretaba la polla de forma deliciosa.

— T-Taehyung, más rápido — rogó Yoongi, con desesperación.

Su ego se hinchó cuando paró un segundo a deleitarse con aquella imagen. El ojo azul estaba de un potente rojo, sus labios decorados con la sangre de ambos, hinchados y mordisqueados sin cesar, su pecho subía y bajaba con violencia, jadeando. Las mejillas coloreadas de un fuerte rosa.

Salió del todo para volver a enterrarse con rapidez, dando de forma certera en ese punto que llevaba a las estrellas al mayor. Las embestidas brutales comenzaron, las manos se dirigieron a las nalgas, separándolas para enterrarse más profundo, arrancando gritos de placer de Yoongi que se escuchaban por todo el lugar.

Quería que todos supiesen que lo estaba reclamando como suyo, como siempre lo tuvo que haber sido.

— Estás tan estrecho, Yoongi — gruñó — tan apretado para mí, para tu alfa.

El mayor solo pudo gritar más ante eso, asintiendo fuerte con la cabeza, lloriqueando por el más absoluto placer.

— Soy todo tuyo, Taehyung... — gimió entre la frase, cegado — tu omega.

Aquello le encendió con más intensidad, penetrándole fuerte, rápido y certero.

Su mano fue hasta el miembro abandonado del mayor, masturbándolo al ritmo de las estocadas, obteniendo un intenso orgasmo a la vez. Yoongi gritó con fuerza al sentir como los colmillos de Taehyung se hundían en la piel de su hombro, desgarrándola y bebiendo de su sangre.

Salió de él y lo acunó en sus brazos, llevándoselo hasta su habitación, acostándose los dos en su cama, a no hacer nada más que observarse durante toda la noche.

No lo sabían aun, pero aquello había destrozado por completo los planes de la bruja se habían unido antes de tiempo, aunque ciertamente, el vínculo que los unía solo se había reforzado.

The shadow like me ❣ TaeGiTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon