Capítulo 3

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Habían pasado 5 años más. Rhaelys ya era una muchachita de 10 años con una hermana de 15. Había aprendido alto valyrio muy rápidamente, incluso hechizos que su madre a tan temprana edad todavía no podía conjurar.

Pasaba las tardes con su hermana sobrevolando la ciudad junto a Syrax y Vermithor, los cuales se llevaban bien por sorpresa de su padre Viserys.

Daemon, su tío, el que la entrenaba a escondidas del reino por petición de su hermano, no podía evitar ponerse celoso cuando se enteró de que su pequeña sobrina favorita había conseguido montar y domar a unos de los dragones más fieros que se encontraban en Rocadragón. No obstante, este prefería que lo llevara ella antes que cualquier otro familiar.Era una de esas tardes en las que Viserys acogía a su pequeña amazona para contarle historias de su vida, de los Targaryen y sobretodo de su madre Tyrmae. Aún sin tenerla cerca ni haberla conocido, no podía evitar haberse encariñado con ella.

 Aún sin tenerla cerca ni haberla conocido, no podía evitar haberse encariñado con ella

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- Tu madre fue una de las más grandes luchadoras que tuvo este reino.- le contaba su padre.- Y sin duda tu seguirás sus pasos.

Viserys la miraba con una sonrisa mientras la recordaba.

- Padre, ¿porqué tuvo que marchar?- le volvió a preguntar su niña por décima vez después de años de preguntarle.

Viserys entristeció la cara y soltó un bufido decidido a finalmente contársela.

- Pequeña mía, como bien sabes tu madre era una bruja.- le empezó a explicar mientras Rhaelys asentía.- Estás tenían una maldición que las podían llegar a matar. Desde hace mucho tiempo, las familias de brujas solo se podían reproducir con hombres sin magia ni poder, puesto que una criatura nacida de alguien que lo tuviera podría destruir todo lo que se propusiese. Entonces, después del fallecimiento de mi esposa Aemma, triste y desolado me dirigí a desahogarme con tu madre, ya que desde pequeños éramos muy buenos amigos y siempre me daba su apoyo.

Rhaelys lo miraba concentrada, imaginándose toda la historia.

- Entonces ese día, acabamos formándote a ti, aunque yo no llegué a saberlo hasta la noche en la que apareciste en mi puerta.- Siguió explicando.- En el instante que te vi delante de mi puerta con una nota que contenía su firma, supe que ella ya no estaría más conmigo.

Rhaelys lo miró confundida y no pudo contenerse a hacerle una pregunta.

- ¿Se fue por mi culpa?- le preguntó entristecida.

- No mi pequeña amazona, se fue para protegerte.- le dijo mientras le acariciaba la mejilla y le limpiaba una pequeña lágrima que se escurría por ahí.- Los Targaryen tenemos sangre de dragón, lo que hace que tengamos más poder sobre los demás, por lo tanto, ella supo en ese momento que una bruja con mi sangre sería una causa de muerte para ella y escapó.

Rhaelys se lanzó ha abrazar a su padre que la acogió con cariño entre sus brazos y ahí tomó una decisión que podía cambiar el transcurso de su vida.

La bastarda del ReyWhere stories live. Discover now