capítulo 60

394 27 7
                                    

Despedidas inesperadas.
✧≫≫≫≫≫≫ ✧ ≫≫≫≫≫≫≫✧


Evangeline

Mudarnos a la casa de Richard atrajo cambios inesperados para los cuáles no estaba del todo preparada. No se trató solamente de abandonar el sitio al que por meses llamamos hogar, sino también todo lo que se ligaba a aquella vida que habíamos formado. Por ejemplo, hace unas semanas tuvimos que presentar nuestra renuncia al club. Ya que con la nueva amenaza que se ha presentado, y la guerra que comenzamos a pasos pequeños contra Omar, no podemos continuar con la vida que teníamos.

Por meses mantuvimos un perfil bajo que nos funcionó de alguna manera. Pero es hora de afrontar lo que nos toca. Es hora de regresar a la realidad. A esta guerra que atraerá y quitará tanto.

Estas semanas no me he sentido confiada, de alguna manera me costó recibir estos cambios. Aunque siempre tuve claro mi rumbo, hoy lo tránsito con un miedo distinto. El temor de no poder deleitarme lo suficiente en esta etapa de mi vida, de perder lo que tengo y quedarme con un vacío incompleto.

Sé que pensar en lo negativo no ayuda, pero es imposible obtener algo tan hermoso y no temer que sea arrancado de tu lado. Estoy experimentando algo nuevo, una calma reconfortante en mi ser y es la primera vez que habita en mí. Siempre me encontré sola en esto, y es entendible que, ahora teniéndolos a ellos, me de miedo que algo les suceda.

Por ahora no estamos en busca de empleos, tenemos demasiadas responsabilidades trabajando para la mafia. Taddeo y Benja siempre se encuentran ocupados con Richard, mientras tanto yo, en mi tiempo libre me dedico a deambular por la casa. No me dejan hacer mucho sin escolta, han reforzado mucho mi seguridad tanto dentro como fuera de la casa.

Richard no se ha quitado de la cabeza la idea de que la persona de los mensajes y la carta anónima sea la misma. Lo que me hace preguntarme, ¿qué tipo de conexión tiene con la familia D' angelo para conocer secretos tan profundos?

No tenía respuestas, pero a la semana de mudarnos otro mensaje me llegó.

"Andrew Robinson fue callado. No lo olvides."

Quisimos rastrear el número, pero su locación era fantasma. Esto me estaba comenzando a inquietar aunque no lo demostraba. Al principio quise creer que no se trataba de una amenaza, más bien alguien que busca revelarnos algo. Pero con el pasar del tiempo, el desconocimiento me comenzó a intimidar.

Siempre tuve enemigos, pero conocía sus rostros o sus nombres. Sabía cómo cubrirme de ellos. Esta vez no es así y siento que eso me deja en desventaja, lo cual no me gusta. Pero lo escondo, porque no quiero que los demás sepan que esto me afecta, no quiero dejarme ver asustada.

Era otra noche sola en la casa. Luego de deambular por los pasillos hasta hartarme de mi soledad, decidí sentarme en la escalera para esperar que él regrese. Pasan apenas unos minutos para que la puerta principal se abra y mi prometido por fin aparezca, acompañado por uno de los hombres que trabaja aquí.

Trae unos pantalones oscuros con unas botas marrones de cordón y una camiseta gris topo. Adoro como le quedan las mangas cortas, porque dejan a la vista sus brazos trabajados y la tinta en ellos. Lo que me hace apreciarlo más de lo necesario. Noto que le indica algo al otro hombre al entregarle su arma, este asiente con la cabeza antes de irse.

Quedamos solos y me incorporé del escalón donde estaba sentada.

—Al fin llegas. Te he esperado por horas aquí. — exagero, pero él no lo sabe.

Camina hasta mí, el escalón donde estoy parada me deja unos centímetros más alto que él. Por lo que me toca bajar la mirada cuando se detiene frente mío.

Lazos EntrelazadosWhere stories live. Discover now