Capítulo 53

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Padres y mentiras.

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Pequeña dedicatoria para las personas que

se sienten atrapadas por el miedo de ser sí mismas.

No hay nada de malo con ser sincero y mostrarse tal cual eres.

No importa que persona sea,

si te limita no te ama.

<3

Taddeo:

La vida no se había percibido tan vacía y miserable, desde el día en el que mi padre murió. Llevo el fresco recuerdo conmigo, los gritos desgarradores de Stella, las suplicas de mi tía al rogar que no sea cierto, los paramédicos llevándose el cuerpo frio y sin vida.

Aquella noche se sintió vacía, un incisivo puñal se clavó en mi pecho, y hoy, luego de tanto tiempo parece ser removido para expender la herida. La cual no ha dejado de sangrar en años. La culpa y vergüenza me sigue consumiendo.

Joseph supo ser un gran padre, aunque muchos decían que carecía de autoridad y disciplina. Él nunca creyó que la manera de criar a un niño era por medios de gritos y golpes. Fue un padre amoroso, que nunca me vio como el hijo de alguien más.

Después de todo, la noche en la que prefirió ponerse frente al cañón y recibir una bala antes que entregarme, dio la vida por un chico que no era de su sangre. Alguien que le daba problemas, que se había vuelto incontrolable. Pero que amaba. Su amor fue incondicional, tanto como para no soltarme la mano hasta el último segundo de su vida.

Pero debió hacerlo.

No merecía su amor, no merecía que entregará todo por protegerme. Stella siempre lo supo. Mi forma de ser acabaría atrayendo el caos como un imán, ahora veo que quizás no fue el destino lo que me arrastró a este camino oscuro y peligroso, sino yo mismo.

Quise creerme el cuento de que era un Patterson. Tan bueno como mi padre, tan puro y leal. Siempre fui una farsa, sabía que no encajaba en esa familia y me esforcé en quedarme. Si Stella hubiera sido sincera desde un principio, yo me hubiera ido de la casa. Él estaría vivo y Bella tendría a su papá.

¿Cómo haría ahora para decirle la verdad? Por mi culpa ella no tiene padre, mientras el mío respira.

Richard.

De todas las personas en el mundo, es el que menos esperaba. Podría haber jurado hasta último momento que era un malentendido, que la carta no habría sido para él. Pero Stella no tuvo remordimiento en mi dolor y soltó toda la verdad. Ya no sé si agradecerle o desear que nunca lo haya hecho.

Al menos antes podía sentir el mismo dolor que mi hermana. Ahora la culpa se multiplica. Y me siento avergonzado.

Me doy asco.

Entro a la casa con otra botella en la mano. Perdí la noción del tiempo hace rato, pero supongo que es muy tarde. En la sala tropiezo con Benja y Evangeline, ella se encuentra dormida en el sofá, pero él no. Su mirada de decepción es clara al verme ebrio.

—Sí, ya lo sé. Soy un cobarde por beber y no afrontar mis problemas sobrio. — repito las palabras que me sé de memoria — Ahórrate el sermón.

—Estuvo preocupada, lloró por ti toda la noche, idiota. — me regaña y sé que habla de Eva.

Aparto la mirada.

—No la despiertes. No quiero que me vea así. — me encamino a la habitación, pero su voz rasposa y frágil me detiene.

—Ya desperté.

Lazos EntrelazadosOù les histoires vivent. Découvrez maintenant