¿ᴇɴᴀᴍᴏʀᴀᴅᴀ ᴅᴇ ᴜɴ ɴᴏʙʟᴇ?

XXVIII

"Vive el presente sin olvidar el pasado pero siempre mirando hacia el futuro."

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Esa frase dice mucho, a nosotros nos recuerda momentos inolvidables, buenos y malos. Momentos que dejarán marcada nuestra vida por el resto de la eternidad.

Los días ya estaban marcados para todos. La lucha contra Crombel y sus seguidores estaría por llegar, y todos sabemos lo que trae: sangre, dolor, angustia, y sobretodo, felicidad y victoria.

Eva y los demás estuvieron entrenando y centrando su mente en planes, sabían quienes eran los secuaces de aquel hombre, sabían cómo aniquilarlos, el problema era como se escondían o a dónde se dirigían. Anteriormente ya estuvieron explorando bases antiguas, recopilando información e investigando profundamente todo lo conseguido en esos días.

—Jefe, el único lugar que no hemos investigado es el desierto, quise descartar esa idea pero, he estado recibiendo extrañas señales de allí. -Murmuró Tao con una mueca, y era cierto, se habían roto la cabeza buscando en cada punta de la ciudad, hasta encontrar las señales.

Eva estaba al lado de Seira, quien tenía un libro en sus manos, habían fotos de ella y su hermano cuando eran niños, el padre de ellos había muerto hace 100 años atrás a manos de Zagura Siriana, uno de los traidores.
La rubia era la única en saber de su historia, aparte de los demás nobles, se habían hecho muy amigas, hermanas prácticamente, lo mismo con Regis, los tres eran un equipo, si iba uno, iban los tres juntos, si no ninguno de los tres, y ya lo habían dejado claro en una charla que tuvieron en la sala.

Por otro lado, Raizel cayó en una enorme angustia hace unos días atrás, es algo complicado de explicar, pero si menciono algunas personas, sabrán a qué me estoy refiriendo, Edian Claudia, Ragus Tradio, Roctis Kravei, esos son algunos de los mencionados. Ellos al ver cómo Lukedonia se partía en dos, prefirieron tomar su camino y atacar a todos, tristemente fracasaron y todos murieron a manos de Frankenstein y los demás.

Raizel estaba triste por eso, se sintió totalmente traicionado, después de tanta convivencia juntos, es doloroso.

El noble se la paso encerrado en su cuarto, Eva prefirió dejarlo solo, todos necesitamos un tiempo a solas para pensar con claridad y recordar los buenos momentos vividos.

—No se si ir a verlo, Seira. Desde aquella lucha, el se volvió otro hombre, se alejo de todos nosotros, y es entendible, pero me preocupa que el no vuelva a ser el mismo. ¡Incluso no quiere que Frankenstein lo vea! —Soltó un suspiro derrotada y miro fijamente el vaso lleno de jugo en la mesa ratona, Regis se cruzó de brazos y se quedó mirando un punto fijo de la sala, pues estaban ellos tres solos. Tao y Frankenstein se habían retirado hacía unos minutos atrás.

—Ve y habla con el, se que te necesita, le cuesta pedirte eso, y si es lo contrario, no pasará nada. —La rubia, decaída, miro a su amigo, el tenía razón, si el no quería verla, no pasaba nada.

—Gracias chicos, veré qué puedo hacer. —Se levanto del sofá y fue directamente al cuarto de Raizel, el silencio de aquel pasillo provocaba escalofríos, ni hablar de la poca luz que había.

Al estar frente a la puerta, respiró profundo y la abrió lentamente, metiendo solo la cabeza, frente a ella, había un sofá, y en el, estaba el pelinegro, el ambiente frío y oscuro parecía prohibirle el paso, pero tomo valor y entró; se acercó a él, y miro fuera del enorme balcón, estaba oscuro, y las farolas de la calle daban una luz débil.

Ni siquiera las estrellas brillaban aquella noche.

En silencio, acaricio el cabello negro de su pareja. Si se era sincera, no sabía que decirle, su mente quedó sumida en un gran vacío.

—No hay nada para mencionar. Ya pasaron cuatro días, es algo que logré superar.— Ella negó, no creyendo nada.

—La idea no es ignorar todo. Quédate con los buenos recuerdos; algo hay, ¿No?— Pregunto.

El tomo su mano y le dió un beso en esta, la situación estaba complicada para el, pero, con ella a su lado, los pensamientos malos parecían desaparecer lentamente.

—Si comienzo a recordar, me sentiré mal, lo mejor es...olvidar todo.

...

—¿Todo está preparado, no?— Le pregunto Crombel a Aris, quien tenía una tablet en sus manos.

El plan principal, era lanzar dos misiles, con  único objetivo de erradicar totalmente Corea del Sur. Ya no le importaba conseguir algún tipo de alianza con Lukedonia; sus planes estaban retrasandose cada vez más.

—¿Que pasará con la Noble de Lukedonia? — Cuestionó Yuri, dejando a todos en un silencio.

—Lukedonia está perdida, pero, a manos del único y verdadero Lord, Cadis Etrama Di Raizel. No puedo perder el tiempo en ellos, Frankenstein me está pisando los talones, está base ya no es segura.

El se levantó del trono y camino hacia la salida, sabía quién venía a verlo en unos minutos, lo consideraba otra de sus piezas. Maduke, el actual Lord de los Hombres Lobo.

Aquel hombre, se presentó con el objetivo de modificar a su gente, sabía que el no era competencia para Muzaka, y así mismo, el antiguo Lord lo desprecio por sus actos y pensamientos violentos hacia la humanidad (cabe destacar que eso pasó antes de la muerde de Ashleen, la hija de Muzaka); ante eso, y la caída de Muzaka, Maduke tomo su puesto ante corrupción y claramente manipulación a sus servidores.

Las puertas del sitio se abrieron, dejando ver a un hombre de mediana edad, de ojos amarillos y cabello castaño. Parecía cansado, y así lo estaba, ante tanta lucha y movimiento por parte de Muzaka, estaba indirectamente arrinconado, su última salida sería Crombel.

—Maduke. Me imagino que estás aquí por poder, ¿No es así?— Este asintio de mala gana.

—Muzaka está ganando a su gente otra vez, he perdido mucho poder, mi voz y voto ya no son válidos.

El peli gris hizo una seña, y Aris trajo un cristal rojo.

—Te daré un pequeño contexto respecto a esto.— El Lord de los Hombres Lobo sonrió de oreja a oreja, aquella piedra podría ser su llave a la victoria.