deberías haber escuchado a sunoo.
cuando te dijo que no te acercaras tanto a ese chico, cuando te dijo que ese lindo vestido floreado te quedaba corto, que te lo cambiaras porque no hacía buen tiempo.
ahora estás castigada y no hay nada que puedas hacer para cambiarlo.
"por favor sunoo" murmuraste mientras sentías que podías desmayarte en la cama en cualquier momento. "déjame correrme".
lo único que se oía eran risas ante tus peticiones desesperadas.
la lengua de sunoo se movía por todos tus húmedos pliegues, chupándote tan bien que tu agujero seguía goteando sobre las sábanas de algodón.
estabas tan cerca... y sunoo finalmente se apiadó de tus gemidos.
hasta que decidiste que era buena idea tocarle el pelo y empujarlo contra ti.
"no, no, mocosa" dijo mientras se separaba de tu centro. "te dije que no me tocaras, te deje tan estúpida que no necesitas correrte ¿eh?" sus palabras burlonas y su barbilla goteante hicieron que más lágrimas brotaran de tus ojos.
"lo siento", le preguntaste entre sollozos. "te prometo que no volveré a tocarte... solo... por favor... yo... bebé... necesito... yo... por favor..."
"mi mocosa ya es tan tonta..." dijo bromeando, acariciando tu bola de nervios. "te daré una oportunidad más".
y así lo hizo.
bajando entre tus piernas mientras te chupaba el coño como si fueras un oasis en medio del desierto.
las lágrimas no dejaban de caer de tus ojos mientras él seguía pasando su lengua por todo tu coño.
su dedo índice se dirigió a tu clítoris con movimientos circulares y su lengua comenzó a introducirse en tu agujero, babeando todo lo que encontraba a su paso.
"bebé... yo..." fue todo lo que lograste decir antes de correrte tan fuerte en su cara.
si hay algo que Sunoo odia es que te corras sin su permiso.
"parece que no te he domado lo suficiente, princesa", dijo con tono de desaprobación.
estabas tan perdida en tu mente que no podías formular ninguna palabra, sólo tenías que llorar y aguantar la sobreestimulación hasta que sunoo estuviera satisfecho.
al final, mientras mirabas el gran ventanal borrado por tus lágrimas, solo podías pensar que te derretirías en las manos de tu novio como lo hacía la nieve afuera.
