El Único

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Por la tarde en algún lugar fuera de la universidad de Knowbridge.

Un heredero por las calles de la ciudad si que podría impactar, al menos si alguien supiese como era el príncipe. Si conocieran sus facciones, su complexión o su forma de vestir no dudarían en acercarse y ser los más devotos ciudadanos. Pero ese no era el caso de esta nación, nadie conocía a quien sería su futuro Rey, solo al actual.

Eso , al principe le daba el lujo de caminar por las calles fuera de su universidad sin verse asediado por la prensa, vigilado por su propia familia o idolatrado por cualquiera. Hasta un día atrás, ahora, aunque la situación no estaba tan tranquila, tenía la serenidad de movilizarse por la tarde sin problema. Así que tomó el auto que rara vez usaba para ir de un lado a otro y se encaminó al mismo café de cada domingo.

El joven príncipe solía ir a cualquier lugar junto a su fiel compañero, Leo. Un hombre que no llegaba a los treinta pero poseían una seriedad en su rostro que no empataba con sus años de vida. Esta vez no fue así, tuvo que encaminarse sólo debido a que Leo recibió un urgente llamado por parte de alguna persona arriba de el y cercana a sus padres.

Al llegar, el príncipe estacionó el auto y tendió las llaves a un joven uniformado. No temía ser descubierto en aquel lugar, a parte de que el establecimiento era muy discreto ya que gente poderosa lo frecuentaba. Ademas él había sido muy cuidadoso para que no lo relacionaran con los reyes sino con un niño rico más.

Entro por el mismo pasillo que bien conocía, deslizó una de las puertas y entró a un pequeño ambiente privado. En la mesa encontró una taza de te humeante junto al periódico que había solicitado antes de llegar. Tomó asiento y levantó la taza dándole un gran sorbo al líquido. Sintió como este bajaba por su garganta y relajaba sus músculos.

Sin poder posponer sus preocupaciones, tomó el periódico y lo abrió directamente a la página que necesitaba leer. No había una imagen suya pero si un dato completamente verdadero, su universidad. Leyó la noticia con dedicación y repaso cada detalle, era el único periódico que se atrevía a mencionar el dato sobre en centro de educación al que asistía. Los medios de comunicación tenían prohibido dar esos datos aún si fuesen revelados por un tercero. Ellos tenían la obligación y la potestad de informar, pero no de violar la privacidad de la propia realeza.

- Joven amo - habla Leo, su mano derecha desde la entrada.

A pesar de no escucharlo tocar, ni siquiera a la puerta deslizarse, subió la mirada con serenidad. No le dio en ese momento importancia a lo casual de su comportamiento ya que Leo había venido apresuradamente luego de recibir una llamada de los hombres del Rey.

Al hombre que se habia encargado por mucho tiempo de cuidar del principe, le habían contado que todo era un caos en el palacio desde que se había filtrado aquella noticia. Tenían que mantener a la policía al margen, investigar a cada persona de confianza y principalmente, cuidar del príncipe.

- Adelante - dijo el príncipe sentado frente a una mesa.

El hombre unos años mayor se sienta frente a él y espera a que el príncipe acabe de tomar su bebida. Mientras eso pasa, observa al joven tranquilo sin mucho interés en la situación actual. Aunque normalmente era cerrado con su estado de animo, lo notaba muy relajado.

- Sus padres se comunicaron - informa inseguro cuando lo ve devolver la taza de te a la mesa.

No tenía buenas noticias, en realidad, las buenas noticias eran escasas para el príncipe, la mayoría tendía a relacionarse a deberes más que a algún mensaje de preocupación por su hijo o por cariño.

- ¿Que han dicho? - curiosea el joven doblando y dejando a un lado el periódico - ¿regresaré a casa? - pregunta ocultando su emoción al hablar.

Con el tiempo habia aprendido a no verse exagerado con cualquier noticia de sus padres. A parte de que expresar emociones con cierta efusividad no era propio de un futuro rey, tampoco pasaba tiempo con ellos debido a sus ocupaciones y al hecho de ser el secreto mejor guardado de la nación. Su vida estaba lejos, en otra ciudad apartado de sus padres y de cualquier conexión que pudiese relacionarlo con la corona.
Por eso, muchos años de su vida lo había pasado con el hombre frente a él, Leo. A el, lo consideraba un hermano y a su familia, como propia desde que era un niño.

Un Principe no tan Rey [En Bloqueo]Where stories live. Discover now