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POV en algún lugar de la universidad

- Te lo mandaré - dijo sujetando el teléfono conteniendo las ganas de tirarlo lejos.

Hablaba con el jefe de los cobradores que seguían a su familia por años, su padre había acabado debiéndole dinero a unos para nada buenos sujetos. Dinero que ni siquiera había tocado pero que se le había impuesto. Malditos prestamistas.

- Una semana - le dijo tratando de que le dé más tiempo, había pensado una forma de conseguir el dinero - no me iré, sabes a que universidad voy, sabes todo de mi - prosiguió hablando más como reclamo por la persecución que obviamente había notado.

El hombre que le hablaba la había vigilado por un buen tiempo, conocía lo que hacia diariamente y a quienes frecuentaba. A pesar de eso, parecía no estar del todo confiado en su palabra, un pobre estudiante no tenía como pagarle.

Su progenitor no era más que un maldito mentiroso, vicioso y borracho estafador. Un hombre que había desaparecido debiéndole un buen de dinero, una deuda que paso a ser de su familia. La alargaban, cosa que ya no les favorecía como prestamistas y necesitaban el dinero. Claro que era culpa del prestamista por darle a la persona menos adecuada, pero debía recuperar su plata aunque eso significará tomar otras medidas.

- Sabes lo del príncipe - le mencionó y quien estaba al otro lado del teléfono sacándolo de sus pensamientos, él pareció curioso - hay una recompensa si lo encuentro - le explicó tratando de que se convenciera, mas que todo por el tiempo - ahora ¿confías? - pregunto con miedo a que este negara.

Fueron unos segundos de silencio, no escuchó que confiara, prestamistas como él no confiaban ni en su sombra, pero le había otorgado la duda brindándole la semana que había pedido para reunir el dinero. Tiempo en que muchas cosas pasarían, entre ellas la más importante, traición.

El hombre al otro lado del teléfono móvil no dijo y colgo. Ni bien lo hizo, la persona que lo habia convencido alejó el teléfono de su oreja apretándolo con odio mientras veía la pantalla. Estaba jugando con algo que no era seguro que podría controlar, la identidad del principe y todo por los malditos esos que siempre la atosigaban. Si, estaba mal vender al príncipe. Si, era traicion a la patria. Y, ni siquiera sabía su lo lograría. Pero era su familia o el principe y por ahora estaba eligiendo a su sangre.

Ya una vez que se librara de esos malditos cobradores por fin podría tener algo de paz. Y puede que en el camino, terminara hallando otra alternativa.

Mientras pensaba en como haría con lo del príncipe, pareció escuchar una rama crugir entre los arbustos cerca. Su cabeza volteó a donde provenía el sonido. Desconfiando, como había aprendido a manejarse, guardo el teléfono en su bolsillo y se acercó al lugar temiendo hayan escuchado su pequeña discusión. Nadie sabia sobre eso, ni sus más cercanas amistades de la universidad conocían el pasado que destruía su presente. Era parte de su vida que más le obsesionaba ocultar.

Se asomó entre las hojas y para su asombro o suerte no había nadie. Eso tranquilizó sus latidos y se reincorporó para caminar de vuelta a su cuarto, tenía que planear su siguiente paso o acabaría por perder todo. Tenía que capturar al príncipe.

Desapareció y ahí, tras su ausencia, la presencia de dos personas que habían escuchado su conversación era el principio de su pequeño desastre.

Dos chicas salieron tras uno de los árboles.

- ¿Sabes quien es? - preguntó quién parecía dar las órdenes sin mirar a la otra persona.

La persona que se alejaba y minutos antes estuvo parada en su mismo lugar parecía la perfecta víctima, alguien suficientemente capaz de hacer lo necesario por dinero. Justo eso necesitaba, un individuo que le diera cualquier información para dar con el príncipe. Se necesitaban, era dinero por un favor, no se resistiría.

Un Principe no tan Rey [En Bloqueo]Where stories live. Discover now