El enviado

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El primer día, el príncipe lo pasó sin problemas. El enviado notó que el futuro Rey no prestaba mucha atención a lo que sucedía, la mayor parte del día estuvo sumergido en su propia burbuja de pensamientos.

- Tu... - habían dicho señalando al príncipe alguien de la universidad.

El enviado los observó de lejos, estaba muy pendiente a que el príncipe no se delatase por sí solo o que la gente lo viera sospechoso. Se detuvo a ver como la persona a frente al príncipe actuaba. Observaba con curiosidad, como si sintiera que él escondía algo. Eso alertó al enviado que estaba a punto de intervenir como pudiera para evitar cualquier desastre. Sin embargo se quedó esperando a como el príncipe actuaba. A lo primero que atinó al escucharla, fue a mantenerse relajado. La tensión de sus músculos, la rigidez de su mandíbula cuando se ponía nervioso o cruzar los brazos eran un signo de que algo le pasaba. Así que astuto e inteligente como pocos, optó por no moverse demasiado ni de forma brusca. Mantuvo su mirada conectada con la persona que lo miraba con interés para darle a entender que no se estaba escondiendo. Y cuando pareció pasar el tiempo necesario, la persona frente al príncipe perdió interés en él, como si se hubiera dado cuenta que él no reunía nada de lo necesario para ser el príncipe.

Esto alivio al observado y al enviado que veía todo desde lejos. Respiraron tranquilamente al mismo tiempo como si estuvieran conectados.

El enviado se alejó tomando una ruta hacia el siguiente destino del príncipe. Pero el segundo en mención se quedó unos segundos más procesando lo que había pasado, era un alivio que no lo decubrieran aunque una parte de él se sintió decepcionado por cómo no lo confundían.

Siguió su camino y dejó que aquel pensamiento fuera perdiéndose en el tiempo.

No pasó mucho más el resto del día, la tarde había fluido con normalidad. Eso es lo que había experimentado el príncipe, pero la realidad era otra.

El enviado había tenido que frustrar un par de planes para la captura del heredero y había brindado una pruebas falsificadas de otra persona siendo el príncipe. Esto no le gustó demasiado a ese maldito que le había puesto valor a la cabeza del principe. Por lo que habían tomado medidas frustrando sus muchos intentos de boicotear su trabajo.

Eso no pasó desapercibido para el príncipe, le era muy sospechoso que estuvieran serenos. La tranquilidad que sentía por ser descubierto le inquietaba como la calma antes de la tormente.

Luego de pensarlo largo rato aquella noche y de no encontrar respuesta; concluyó que debía ser cauteloso
Si la gente lo buscaba con discreción el debía seguir actuando igual. A fin de cuentas ahora poseían una razón más fuerte que la curiosidad, dinero.

El segundo día, la gente ideando planes no se hizo esperar. Aunque el enviado había logrado frenar algunas cosas, le era imposible estar pendiente de todos. Eso ocasionó que no evitara que el príncipe escuchara alguna que otra cosa que podría alarmarlo.

- Debería pedirle información al amigo de mi papá - escucho a unos chicos hablar mientras almorzaba- tiene un informante en la corte real - aseguro en murmullos al joven que tenía cerca.

El príncipe, los escucho y no pudo quedarse más tiempo ahí. El enviado vio como este, enfurecido se ponía de pie y salía de ahí captando la atención de algunos. Rogó que el príncipe no se exaltada y se quedó observando a quienes habían hablado.

Como era posible que aquellas personas se atrevieron a pensar que los trabajadores reales podían ser seducidos por dinero o favores amicales.

Dejó la comida a medio comer y se fue tras ellos cuando los vio acabar. Los persiguio hasta que encontró el momento perfecto para actuar. Claro que esto no se quedaba así.

Un Principe no tan Rey [En Bloqueo]Where stories live. Discover now