Capítulo I: Campeón Mundial

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Apenas entró al comedor del club sus ojos lo encontraron, ese chico risueño que llegó al club con apenas unas palabras de inglés la temporada anterior ahora se paseaba con una flamante medalla colgada en su cuello, una sonrisa que partía la tierra y saludando con un abrazo a todo aquel que se acercaba a felicitarlo.

Erling sintió una calidez expandirse por su pecho, quiso correr a él y estrecharlo en sus brazos, alzarlo y hacerlo girar y reír y decirle que le contara todo con lujo de detalles; quiso hacer eso pero lo único que atinó a hacer fue gritar su nombre.

-¡Julián!

Se acercó rápidamente a la mesa donde el cordobés se había sentado, este lo miró y soltó un "¡eu!", una expresión que Haaland aprendió era común en Argentina para llamar a alguien. Julian se levantó y Erling buscó encorvarse para quedar debajo del agarre del argentino, sabía que no tenía sentido hacerlo, él era mucho más alto que Julián y podría cubrirlo con su cuerpo sin problemas -como lo había imaginado durante los meses que el otro se ausentó- pero en su corazón sabía que ansiaba ser sostenido por él, aunque fueran unos escasos segundos antes de separarse ya que los estaban filmando para las redes sociales del club. Erling aun tenía su mano en el hombro de Julián, dando leves pero cariñosos aprietos.

-I've missed you, man.
(te extrañé, hombre)

Julián ladeó la cabeza y le dedicó una sonrisa tan genuina que Erling se sintió temblar en las rodillas.

-I've missed you too, Erling. I'm happy to be back! Look! (yo también te extrañé, Erling. ¡Estoy feliz de estar de vuelta! ¡Mirá!) -dijo mientras tomaba la correa de su medalla y la sacudía como un nene que se hubiera ganado en un evento escolar.

Ese gesto tan infantil, tan tierno y tan inconsciente hizo que Haaland se mordiera el labio inferior mientras soltaba una risita que Julián copió.

-Champion of the world, not bad. Not bad in the slightest. (Campeón del mundo, nada mal. Para nada mal).

Seguían sosteniéndose la mirada cuando el hombre filmando el momento le preguntó a Julián si podía acompañarlo para hacer unas tomas en la cancha para un tiktok, a lo que el 19 del City contestó que of course. Se despidió rápidamente de los chicos en el comedor y le dijo a Haaland que lo vería más tarde en la habitación, se alejó casi dando saltos de lo feliz que estaba.

El comedor adoptó un clima más tenue con la salida del campeón, era como si el sol se hubiera ocultado detrás de las habituales nubes de Manchester, no era muy distinto del clima en Bryne, el pequeño pueblo noruego que había sido su hogar la mayor parte de su vida, estaba acostumbrado a los veranos cortos, a las nubes y la ausencia del sol. Al menos eso creía hasta que conoció a Julián.
Verán, Julián era como su pequeño sol de bolsillo o como el City solía decirle en inglés "a tiny pocketful of sunshine", el cordobés llegó como un torbellino a sacudir las vidas de todos allí, más que nada la de Haaland, que al oír la noticia de que estaría compartiendo habitación con la nueva compra del club no sabía que sentir, él estaba hace ya varios meses en el club y se había ganado la reputación de ser un chico calculador, frío y distante. No sabe si fue su complexión o su altura, su acento noruego o lo naturalmente fruncido de su ceño, pero apodos como "el androide" solo lograron hacer que se retrajera más en sí mismo, poco a poco dejo de querer integrarse al grupo, no le veía uso sabiendo que todos pensaban que era un robot de todas maneras.

Estaba transitando un momento difícil mentalmente cuando una tarde abrió la puerta de su habitación y se encontró con la espalda del que sería su nueva inspiración, Julian estaba con los auriculares puestos, sacando los pocos artículos personales que tenía en el bolso, Erling reconoció una camiseta albiceleste pero la roja y blanca no pudo ubicarla en su mente.

notice me • erling haaland x julián álvarez Where stories live. Discover now