Capítulo 1

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Fuuuaaah creo que estoy llorando
Tenía mil ganas de que leyerais esta joyita :')

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Estaba colocada en el instituto. Y para aclarar, yo no suelo hacer eso.

Al menos no aquí.

Normalmente caminar por el pasillo para acatar las órdenes de los profesores y dirigirme a esa aula para escucharlos hablar durante horas me parecía aburrido, pero esta vez me resultaba muy gracioso.

¿Por qué la gente me mira así?

Tuve la necesidad de acariciar los casilleros al caminar, y ese momento fue interrumpido por alguien que tiró de mí desde atrás y me hizo encararla.

—¿Qué coño te pasa? —me dijo Alba.

—¿Qué? —me reí.

—En clase casi te vomitas encima. —me soltó y su semblante cambió a uno preocupado. —¿Estás drogada?

—Un poco. —me coloqué bien la mochila. —Sólo un poco...

Cuando comencé a caminar ella me siguió.

—No puedes estar aquí así. —dijo. —Nos vamos.

—¿Qué? —paré mis pasos. —Tenemos examen la semana que viene, no podemos faltar.

—Pues vamos a hacerlo, prefiero eso a que descubran lo que te pasa y llamen a tu madre.

No pude resistirme a su tirón en mi mano arrastrándome hacia la salida, así que salimos a la calle y me alejó de la universidad. En cuanto puse un pie en la ciudad y escuché tantos ruidos a la vez, me mareé aún más.

—Para, para. —dije a punto de vomitar. —Alba, tengo ganas de...

—Joder.

Lo primero que se le ocurrió a mi amiga fue abrir la puerta de esa cafetería.

—¿Los baños? —gritó al entrar.

—En ese pasillo a la derecha.

La chica que secaba las copas en la barra se nos quedó mirando. Y cómo no mirar, si yo estaba pálida, sudando y con ganas de vomitar mientras Alba me arrastraba.

En cuanto entré corrí hacia el primer baño y lo vacié todo. Fueron los minutos más desagradables de mi vida, pero cuando levanté la cabeza y tomé aire volví a la realidad. Cuando me puse en pie y me giré vi a Alba mirándome de brazos cruzados.

—Te voy a matar algún día. —me dijo.

—Perdón.

Me acerqué al lavamanos para pasarme agua fría por el rostro. Se sintió bien.

—¿En qué estabas pensando cuando has decidido drogarte de buena mañana? —preguntó molesta. —Podría haberte pasado algo si no llego a encontrarte.

—Yo... No se. —me apoyé en el metal aún con la cara mojada. —Nunca lo había hecho y pensaba que sería diferente, o que me ayudaría a concentrarme más.

—La cocaína no ayuda a que te concentres, imbécil.

Cuando me sequé con el papel me acerqué a ella.

—Lo siento, en serio. —le dije. —No quería preocuparte y mucho menos que te saltaras la clase por mi culpa.

—No lo hagas nunca más. —me miró seria. —¿Vale?

—Vale.

Cuando sonreí ella también lo hizo y pude deshacer su armadura de chica enfadada. Nos dimos un abrazo antes de salir para pedir un café.

If not for youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora