Capítulo 14

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Comencé a moverme sobre la cama y noté todos los músculos de mi cuerpo adoloridos. No podía abrir los ojos, el dolor de cabeza era demasiado fuerte. Es lo que tienen las drogas... Estás unas horas con ganas de querer comerte el mundo pero cuando el efecto desaparece, el bajón es impresionante.

¿Por qué seguía haciéndolo igualmente? Soy una estúpida...

Con los ojos cerrados aún, levanté la mano para buscar la lámpara a mi derecha, pero no había nada sobre esa pequeña mesa. Entonces lo recordé todo.

Jenna me llevó al apartamento sobre su cafetería. Estuvimos hablando durante horas y yo me desahogué con ella. Me escuchó, me abrazó, lloró conmigo. Recuerdo que vimos salir el Sol desde la ventana del salón y cuando ya no podíamos mantener los ojos abiertos nos fuimos a dormir.

Abrí mis ojos de par en par y me quedé mirando con sorpresa a la mujer más bonita durmiendo a mi lado.

¿Hemos dormido juntas? Ay Dios, ay Dios...

El corazón se me aceleró mientras la veía dormir con las dos manos bajo su mejilla, sus labios estaban entreabiertos ligeramente y respiraba de manera calmada. Tenía el pelo recogido en una coleta alta pero algunos mechones rebeldes caían sobre su rostro, y por un momento me olvidé hasta del dolor de cabeza porque intentaba asimilar el martilleo que estaba provocándome esa imagen en el pecho.

Lo que siento por Jenna es algo fuerte.

No se parece a lo que sentí alguna vez por Emily, es diferente... Lo siento diferente, y es algo tan nuevo y extraño para mí que no sabía cómo controlarlo.

Comenzó a retorcerse y a estirar los brazos, y por alguna razón volví a estirarme sobre la cama y me hice la dormida. Con los ojos cerrados, tuve que morderme el labio inferior cuando sentí su cuerpo pegándose al mío. Me abrazó con el brazo y con su pierna, literalmente parecía un pequeño koala pegado a mi cuerpo.

Entonces intenté relajarme, suspiré profundamente e intenté calmar esos nervios abrazándola también. Volví a caer dormida. Fue tanta la paz que me daba esa cercanía y el escucharla respirar sobre mi hombro que no pude vencer al sueño.

Unas horas después me desperté. Jenna ya no estaba a mi lado y escuchaba música a lo lejos.

Estiré mis brazos y mis piernas cuando me puse en pie y como si fuera un zombi atravesé el pasillo siguiendo ese apetecible aroma que venía de la cocina.

Tuve que apoyarme en el marco de la puerta cuando la vi de espaldas a mí moviendo su cuerpo al ritmo de la música proveniente de la radio sobre el refrigerador.

Me pregunté por qué tenía la radio ahí arriba. Ni siquiera alcanzaba y sonreí al imaginármela subiéndose a una silla para llegar.

Se había recogido el pelo en un moño mal hecho y la camiseta que llevaba le quedaba tan grande que sus shorts deportivos no se veían.

Estaba haciendo tortitas.

—Buenos días. —dije.

Me reí cuando saltó y se giró hacia mí mientras me apuntaba con la espátula.

—Menudo susto. —dijo girándose de nuevo.

—¿Tan fea soy por las mañanas? —me acerqué a su lado.

—Bueno... —giró la tortita y me miró desde abajo. —No tanto.

Levanté una ceja y ella sonrió. Se puso de puntillas para besar rápidamente mi mejilla.

—Es broma. —dijo mientras yo me sonrojaba. —Esas ojeras te sientan bien.

Adore you de Harry Styles sonaba de fondo y a mí estaba a punto de darme un ataque al corazón. Me he portado fatal estos últimos años, ¿Por qué la vida me compensa con esto? No me lo merecía, no merecía disfrutar de la compañía de este ángel.

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⏰ Última actualización: Feb 09 ⏰

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