Alma gemela disculpándose

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Toge otra vez estaba en su habitación, sentadito como niño bueno esperando a que su alma gemela se comunicara.  Estuvo horas esperando. Jugando video juegos, cocinando onigiris. Y cuando ya estaba llorando comiendo un pote lleno de helado de chocolate.
—PERDONAME. Se que te prometí hablar, pero, estuve algo ocupado y...¿Paso algo? —dijo su alma gemela en su mente.
—Me mentiste.
— Te prometo que no, enserio estaba muy ocupado. Es que me voy a cambiar de ciudad.
—¿Enserio?
— Si.
— ¿Donde?
— Tokyo
— ¡!
— ¿Pasa algo?
— Yo vivo en Tokyo en una escuela de internado.
— Eso... Es genial pronto podríamos al fin conocernos.
El alma gemela de Toge parecía emocionado y para satisfacción de Inumaki parecía tan entusiasmado como él.
Toge al fin sonreía y claro, comía su heladito más tranquilo y feliz.
— Estoy comiendo helado de chocolate.
— Suena bien. Ya sé que invitarte entonces cuando llegue.
— ¿Me invitarás? — preguntó Toge emocionado.
— Claro, te avisaré cuando llegue la próxima vez.
— Estaré esperándote, espero no tengas mayores problemas.
— Lo mismo espero.
Toge quería saber un poco más sobre su alma gemela, sus gustos (para poder invitarlo él también) si le gustaban los animales, las plantas y los onigiris. Quería conocerlo más a fondo, por lo que se atrevió a preguntar.
— ¿Y que hiciste en estos cinco años que no pudiste hablar?
— Es un tema que en este momento no debería ser de tu interés —dijo cortante.
—¿ Por qué me tratas así?
— Hay temas que no son para hablarlos y menos si son personales.
Toge por primera vez de enojo con su alma gemela. No tenía derecho a hablarle así, si le pasó un tema delicado podría simplemente responder más amable. No era su culpa. Él no sabía de sus tragedias.
—Yo solo quería saber más de ti eso es todo.
— Te recomiendo no ser tan curioso.
— Suficiente parece que te levantaste con el pie izquierdo. Conversamos mañana.
— Si es que te hablo.
— Yo... No puede ser... Yo no tengo porque adivinar que una simple pregunta sin mala intención te molestaría.
— Pues no deberías preguntar cosas personales a quien no conoces.
— Gracias a alguien yo no conozco aún a mi propia alma gemela.
— ¿Ahora es mi culpa? Suficiente no te hablaré hasta mañana, adiós.
— Adiós.
Toge no lo podía creer, lo trato super mal, su alma gemela, es un completo mañoso. No le hablara hasta mañana. Y eso lo juró.
Diez minutos después...
— Así que tienes un peluche de panda en tu pieza jajaja eres adorable.
— Es de mi tamaño —dijo Toge a su alma gemela.
No habían durado ni diez minutos peleados cuando su alma gemela le hablo disculpándose. Estaba estresado y el no se merecía ese trato. Y toge como es un algodón de azúcar, no quedo resentido y lo disculpo.
Ahora estaban de lo más tranquilos hablando de cosas cotidianas.
— Yo soy bastante alto, por lo que podría alcanzar las cosas por ti.
— Que bien, me gusta la gente alta.
Ambos se tiraban pequeños coqueteos y cumplidos. Estaban ansiosos por verse y conocerse.
— Tengo sueño —dijo Toge.
— Duerme bien pequeño. Imagina que yo soy tu osito panda. Te abrazaré muy fuerte hoy.
— Buenas noches.
— Cuidate mucho.
Y Toge se quedó profundamente dormido y contento. Hoy fue un buen día después de todo.
Y su alma gemela sin saberlo se había librado, por el momento, de la paliza de Maki y Panda.

Continuará...

Alma Gemela Where stories live. Discover now