Hablando con su alma gemela

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¿Que hacía Yuta? ¿Hacerse el muerto? Decirle a su chico (que ahora sabia que se llamaba Toge Inumaki) que era su alma gemela, que seguramente ambos tenían la misma marca en alguna parte de su cuerpo, ese tatuaje con el que nacían y que su alma gemela tenía uno igual (que en su caso era un ojo de serpiente), que los reconocía como dos mitades de un todo, que podía sentir sus sentimientos. Que eran uno solo, que era el tarado que se arrepiente del daño que le causó. Que era el tonto que, deberia haber esperado tres años para hablarle otra vez ¿Estaría rompiendo alguna regla cósmica? ¿Por qué el destino se le ocurrió ponerle al frente a su alma gemela, acaso el destino, era un sádico?
-Hola, Toge, estoy bien, gracias por preguntar -dijo Okkotsu, saboreando el nombre de Inumaki, que hermoso se sentía vocalizar ese nombre, para Yuta, no había nada más que quisiera en ese momento, solo esperaba que Inumaki no se dirá cuenta del amor y adoración en su voz al pronunciar su nombre.
Toge le sonrió y Yuta casi queda ciego.
Perfecto, excelente y ¿Ahora que? ¿Iba a mentirle y hacerle pensar que era un tipo equis de por allí?
Algo llamo su atención entre tanta confusión dentro de su cabeza ¿Su pequeño no podía hablar, ni comunicarse? ¿Por qué no se lo había contado? No, no podía reprocharle nada, no estaba en el derecho, él mismo no había sido sincero. Pero sentía curiosidad.
-No puedes hablar -pregunto Yuta, con voz suave y tranquila, no quería ofender a su pequeño Toge.
-No -escribio Inumaki en la arena -naci con un problema, soy un penoso discapacitado -escribio sonriendo con tristeza - soy alguien que, no se puede comunicar correctamente.
Yuta sintió de repente una ira horrorosa, que lo quemaba, esas palabras seguramente no eran de Toge, seguramente esas terribles palabras le fueron dichas por algún cabron desalmado, que lo único que buscaba era dañar a su alma gemela. Se lo debieron decir tantas veces que hasta su Inumaki se lo creía y se lo decía a él, un "desconocido".
Yuta se juro así mismo qué, quién se atreviera, de ahora en adelante, en su presencia, insultar, a su Toge, sería carne molida. Lo haría puré.
-No digas eso, no eres un discapacitado, nadie lo es. Bueno...solo los malditos que te insultaron y no comprenden que todos somos diferentes. Tú, como todos, somos únicos y eso es todo.
-¿?
-¿Que pasa? -pregunto Yuta, curioso por la cara de su alma gemela.
-Me hablas como si me conocieras y me animas como si fueras un amigo -escribio Toge.
Mier#€€&@, que tarado, hablándole con tanta familiaridad, su Toge más encima era extremadamente inteligente y atento.
Podría ser más perfecto, su alma gemela era increíble. Ya era oficialmente su simp.
-Emmm... No me gusta cuando insultan a las personas inocentes, solo por hacer daño, eso es todo.
Genial, ahora eres un defensor de los más pequeños, no solo te haces el tonto y le ocultas quien eres, ahora va a pensar que le tienes lástima, pensaba Yuta.
-Gracias -escribio Toge, riéndose - lo siento, mi voz es horrible -volvio a escribir, rápidamente, algo nervioso.

Yuta se había quedado mirándolo como un bobo, casi babeando, se le habían freido las neuronas con esa risa tan bella.
-No, para nada.
-¿Quieres venir conmigo y conocer a mis amigos?
¿Acaso alguien podría negarse, a esa carita tan linda?
-Vamos.



Continuará......

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