Alma gemela de color azul marino

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Yuta no sabía si era el más suertudo del mundo, lo habían iluminado o si le había tocado el destinado más amable y bondadoso del mundo. Cuando leyó esas simples palabras, casi se pone a llorar como un niño. Le estaba dando una oportunidad, no lo estaba insultando, no lo estaba odiando y tampoco se había ido, todo se lo habría tenido bien merecido. Pero allí estaba dándole la cara, esperando que le contara su patética vida como si fuera importante.

Yuta le contó todo sobre su ex novia que había fallecido en un accidente, como se había sentido culpable al no poder hacer nada por impedirlo, como había visto y escuchado toda la tragedia, la sangre, los gritos de terror. Casi se vuelve loco de la tristeza, la ira y desesperación. Tal fue su desesperanza, que se había encerrado en si mismo, para poder soportar el infierno interno que se desató dentro de si.

No podía quitarse la imagen tan espantosa de la cabeza. Las pesadillas lo seguían noche tras noche. Había caído en una horrorosa depresión, hasta que un día, pensó quitarse la vida.

Toge al escuchar eso, pego un brinco en el lugar, muerto del susto, pero también le corrían las lagrimas de la tristeza, no podía creer lo cerca que estuvo de perder a la persona que más amaría en su vida y todo lo que había sufrido, Toge lloraba por ambos.

Yuta se atrevió con su mano, tocar la suave mejilla de Toge y secar sus lagrimas.

-Eres tan amable y generoso que a pesar de lo que te hice pasar, lloras por mí.

Dijo Yuta con tristeza, calidez y amor.
Mientras secaba sus mejillas, el pelinegro continúo.

Un día Okkotsu decidió acabar con todo su sufrimiento. Cuando estaba pensando en cómo hacerlo... lo había oído hablar en su mente.

Lo primero que escucho, fue una broma que pensaba hacerle a su amigo Panda, todo el plan maestro que tenía planificado. La voz de su alma gemela, ese destinado por el que no había mostrado interés alguno, estaba salvándole la vida, con nada más y nada menos, que con un pensamiento travieso y lleno de alegría. Yuta había sentido en ese momento, una sensación llena de felicidad y entretención.

Le habían devuelto las ganas de vivir.

Ese día lo sintió por primera vez, lleno de luz, cuando miro el cielo, lo veía de un azul ultramarino, hermoso, lleno de nuevas esperanzas.

Yuta estaba tan agradecido con esa interrupción en su mente, que rompió a llorar, algo que no había hecho desde el día de la tragedia, se quebró y grito lleno de rabia, pena, botó todo lo que se había guardado. El remolino de emociones, le llegó como una tormenta, fue tal la fuerza, que hizo ha Yuta reflexionar sobre si mismo y como estaba llevando mal todo su dolor. Encerrarse en si mismo, solo lo había llevado al extremo. Pero también desde ese día, Yuta empezó a poner atención a esas pequeñas imágenes y pensamientos, que sin quererlo, Inumaki le mandaba por su vínculo mental.

Había días en que se reía solo a carcajadas, otros, ansioso esperando que otras ocurrencias tendría. Hasta que llegó la broma de la falda. Yuta se sonrojo al verlo en su mente, era lindo, muy lindo. Ese fue el día que por primera vez hablaron. Un momento que a pesar de ser simple, significó mucho. Era un comienzo, un paso adelante, vivir el presente y caminar al futuro.

Yuta le explicó a Inumaki sobre lo que pasó cuando pelearon tan feo. Al no tener control sobre sus emociones, no pudo controlarse y desató su enojo con él, sabiendo que su amado no tenía culpa de nada. No trato de justificarse, pero si le explicó que ahora iba a terapia para mejorar, superar sus traumas y ser alguien bueno, digno de amor, tanto propio, pero por sobretodo, para su alma gemela. La persona que le había salvado la vida.

—Toge, tu amor y cariño son como el color del cielo, ese color azul ultramarino.

Continuará......

Alma Gemela Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon