XII. come back home.

290 51 0
                                    

Al despertar al día siguiente, lisa seguía dormida, abrazada a la cintura de la mayor, estando de lado, sus mejillas se hacían más gorditas y su boca se abría ligeramente, mostrando un poco de aquellas blancas perlas, se veía tan tranquila e inoce...

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Al despertar al día siguiente, lisa seguía dormida, abrazada a la cintura de la mayor, estando de lado, sus mejillas se hacían más gorditas y su boca se abría ligeramente, mostrando un poco de aquellas blancas perlas, se veía tan tranquila e inocente que Rosé sonrió, y su mano acarició su esponjoso cabello y sus lindas mejillas.

La castaña soltó un murmuro somnoliento y sus ojitos se abrieron lentamente, parpadeando para enfocar su vista en el rostro de Rosé, a pocos centímetros del suyo.

Tan cerca que sus mejillas se encendieron, pero sus ojos no pudieron apartarse de los de la Diosa, admirando desde su oscuridad en sus pupilas, hasta las pobladas pestañas que los enmarcaban, y un lindo lunar debajo de uno de sus ojos.

E-Ehmm... —Lisa balbuceó un intento de hablar, pero no pudo, sus mejillas se volvieron muy rojas y tosió para despejar su garganta.

—Es más cómodo dormir contigo sin ese conejo en el medio. —dijo Rosé, ignorando los nervios de Lisa y sonriendo, sus ojos estaban aún cargados de sueño, haciendo que un pliegue de notara debajo de estos,  su cabello despeinado y su sonrisa, la menor pensó que era algo lindo de ver para despertar todos los días.

Lisa no supo qué responder, y solo se ruborizó enormemente, con lentitud se separaron, y Rosé probó dejar de tocarla para buscar a sus Humanos entre sus emociones.

—¿Cómo están? —preguntó Lisa, viendo como la mayor llevaba una mano a su pecho, sobre su corazón, y daba ligeros mimos sobre este, su ceño estaba fruncido, y notó que algo iba mal por su expresión, Rosé era como un libro abierto.

—Me siento más... Vacía, como si no hubiera tantos, como si muchos se hubieran ido.

Lisa le rompió la tristeza de su voz.

—¿Qué pasa cuando los humanos mueren? ¿Los sigues sintiendo?

Rosé negó.

—Los Humanos son criaturas de la vida, cuando mueren son Almas, y no me pertenecen, ya no soy su Diosa —dijo, sonrió de forma penosa —. Por eso el que me hayan exiliado aquí es una condena, porque ya soy una Diosa que no puede hacer nada.

>> Incluso, cuando ellos llegan a este mundo luego de morir y los consuelo... Yo no siento nada de lo que ellos sienten, pero lo hago porque no pude hacerlo cuando debía.

Lisa no supo qué responder, murmuró un suave ‹‹lo siento››, a lo que Rosé respondió que no debía porque no era su culpa.

—Vamos a ver a Wendy, quizás esté peor que ayer. —dijo Rosé, levantándose finalmente, tomó la mano de Lisa para salir de la casa, y la rubia seguía en el mismo lugar que antes, al verla salir Lili corrió hacia ella.

No quiso dormir, no durmió nada, se siente mal, no sé qué hacer. —dijo la conejita, para que solo Lisa pudiera entenderla, las demás escucharon una serie de chillidos adorables.

la tierra de los dioses muertos. | chaelisaWhere stories live. Discover now