epílogo.

318 59 4
                                    

—Lisa, Lisa quédate conmigo

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

—Lisa, Lisa quédate conmigo... —sintió apenas un roce sobre su mejilla, murmuró algo incomprensible, algo se posó sobre su nariz y boca y respiró un aire más frío que la hizo reaccionar, abriendo sus ojos apenas un poco—. Lalisa Manoban, ¿Me escuchas?

Parpadeó para ver a Rosé, su amiga y compañera, su expresión era muy preocupada, y sonrió apenas en un intento de hacerla sentir mejor.

—Rosie...

La rubia suspiró pesadamente, podía notar su cuerpo temblar, su corazón latía apresurado, tomó la mano de la Tailandesa para sostenerla con fuerza.

—Te desmayaste después del concierto, ¿Cuándo vas a aprender a tener un límite? —Rosé hablaba con apenas un hilo de voz, estaba bastante pálida y asustada por ver a su amiga colapsar en cuanto salieron del escenario.

Estaba segura que había tenido un mini infarto, Lisa estaba a su lado al bajar y si bien ambas estaban muy cansadas luego de tanto baile, no vio venir cuando la pelinegra se apoyó sobre ella de golpe, por un segundo sus ojos se pusieron en blanco y luego había caído desmayada en sus brazos, por más que la llamara no reaccionaba, y las personas del staff se la llevaron a una habitación más privada, aunque ella no iba a dejarla sola nunca.

—La ambulancia está en camino, aguanta un momento. —murmuró la rubia.

—¿Una ambulancia? Pero estoy bien... —dijo.

—Shh, cállate, no tienes que hablar con el oxígeno, solo respira. —Rosé casi nunca usaba su "tono de Unnie", más grave que su voz normal y que servía perfectamente para retarla cuando hacía algo mal, aquel momento era una de esas ocasiones especiales.

Dió unas cuantas bocanadas al oxígeno, hasta que se sintió mejor, no se dió cuenta que era Rosé quien tenía la máscara sobre su rostro todo este tiempo, a pesar de que había más miembros del staff a su alrededor, incluso uno se había acercado para dejar un trapo frío sobre su frente, pero Rosé le pidió que le diera espacio y que ella lo haría.

—Ros-...

—Ya dije que te calles. —la interrumpió la Australiana, Lisa rió un poco y le hizo caso, tomando su mano con más firmeza y dejando caricias con su pulgar sobre la mano de Rosé.

A los pocos minutos llegó la ambulancia y Lisa se subió a esta, aunque ya estaba bastante mejor, al menos no estaba cerca de desmayarse, fue hacia el hospital con su manager, solo para que le dieran suero un par de horas, estaba muy deshidratada y tenía hambre, así que también le llevaron comida de McDonald's mientras la dejaban descansar en una camilla.

Mientras comía sus hamburguesas (porque le habían llevado cuatro) solo podía pensar en el extraño sueño que había tenido, si es que a ello de le podía llamar sueño, o alucinación, se sentía tan real, y tan raro.

¿Había sido todo un sueño?

Había perdido el conocimiento por quizás poco más de un minuto, aunque no recordaba nada desde antes de terminar el concierto hasta que había despertado en aquella sala con Rosé, pero sentía que había pasado mucho más tiempo.

la tierra de los dioses muertos. | chaelisaWhere stories live. Discover now