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~Evora Martin

Seguía haciendo la mugrosa tarea que "estaba fácil". Ya eran casi las once de la noche y necesitaba descansar.

Así que bajé por café.

Fui muy cuidadosa y traté de no hacer mucho ruido para no despertar a papá o a mi hermana.

—¡Ay! —papá estaba sentado en mi cama y yo casi tiraba mi café en mi pijama por el susto que me dió.

—Oh, lo siento. Solo quería saber qué hacías despierta tan tarde —me sonrío.

—No es nada. Solo tengo tarea pendiente —expliqué.

—Está bien. Trata de acabar lo antes posible. Que descanses —se despidió con un beso en mi frente.

Lo mismo para ti.

Esperé a que papá saliera de la habitación y tomé mi teléfono. Clover tenía que sacarme de apuros.

Imaginé que sería más difícil convencerlo de que me ayudara

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Imaginé que sería más difícil convencerlo de que me ayudara.

~×~

~Benjamín Clutier~

Ya conocía mi castigo.

No, no era algo tan trivial como no usar el jet por un mes. Mis padres habían decidido que iría a trabajar a una cafetería cerca de casa y no, no era Starbucks. Esa al menos era lujosa, iría a trabajar a la cafetería donde papá trabajaba antes de hacerse un empresario exitoso.

¡Dios! En verdad estaban empeñados en que hiciera algo productivo por mi vida.

—Oh, no pongas esa cara. Verás que te va a gustar —me consoló mamá cuando me dejó en el que sería mi lugar de trabajo.

Dos semanas después...

—Aquí estoy para servirle —forcé mi mejor sonrisa a la señora mayor.

—¡Oh! Todavía no... ¿Acaso nos habíamos visto antes? —preguntó la mayor —. ¡Lilith-june! ¡Eres el hijo de Lilith-june!

—Imagino que me confunde con alguien más. Mi madre se llama Tara.

Pero la señora me dijo el nombre completo de mi padre, algo que casi nadie sabía, y seguía afirmando que era el hijo de esa mujer de nombre extraño.

~×~

~Dallas Clutier~

Sabía que ocultar un secreto de ésta magnitud me saldría caro.

Olvidé que no decirle a mi hijo la verdad sobre su pasado podría causar confusión en él, tiempo después. Claro que nunca creí que quien se lo dijera será la misma señora que era secretaria del doctor en aquel entonces.

Una sola expresión se denotaba en el rostro de mi hijo y era confusión.

No sabía que hacer, tenía que decirle la verdad porque lo merecía, pero ¿Como se supone que le dices a tu único hijo que su madre biológica murió hace un par de años y que no va a poder conocerla? No es una noticia sencilla de decir. Por suerte tenía a Tara acompañándome en todo momento.

—Hoy una señora me dijo que no soy su hijo, papá... ¿Papá? ¿En serio puedo llamarte así? ¡Dime qué carajos está pasando! —gritó —. ¿Entonces?

Él me miraba con un mar de emociones en su mirada, está destrozado.

De verdad que todo ésto era tan difícil, pero arrepentirme no serviría de nada. Tara me dio una mirada comprensiva, yo está en shock y las palabras simplemente no salían de mi boca. Pero a ella no le correspondía decirle ésto.

—Los escucho, vamos... ¡Maldición, digan algo! ¿Papá?

—Antes que nada, quiero disculparme contigo —tartamudeé —.
Hijo, lo siento tanto.

Respiré profundo y continúe.

—Cuando yo era más joven conocí a una bella mujer. Su nombre era Lilith-june. Me pareció interesante desde la primera vez que la ví, pero ella era muy reservada, así que conseguir hablar con ella fue muy difícil. Tanto que me propuse conquistarla como fuera...

¡Demonios, no puedo hacer esto!

—Gracias a la determinación que tiene tu padre para todo, lo logró en cuestión de semanas —continuó mi esposa por mí —. Y, como un par de enamorados, se juraron amor eterno. Una promesa que no se cumplió porque Lilith-june era una mujer casada y con una familia a la cual debía regresar. Cuando tu padre supo esto decidió alejarse de ella y desahogarse con la mesera del primer bar al que entró, allí fue donde nos conocimos. Pero esa historia ya la conoces...

—¿Lilith-june es la razón de que ustedes de hayan casado? —cuestionó, temiendo la respuesta.

—Raramente las cosas suceden sin una razón detrás. En nuestro caso, Lilith-june fue solamente la causa de un amor que floreció con el tiempo.

—Exacto. Pues como te decía, ellos creyeron en su momento se que su amor sería eterno. Tanto así que decidieron practicar para, en el futuro, formar una familia —continuaba relatando mi esposa con su manera particular de contar las cosas.

—¿Dices que tuvieron sexo?

—Sí, correcto. Pero, como dijo tu padre, Lilith-june era una mujer muy reservada y cuando él se enteró que ella ya tenía una vida con alguien más decidió apartarse de ella. Lo que no le dijo Lilith-june fue que estaba embarazada de ti —su voz se quebró. Estaba diciéndole a su hijo que en verdad ella no era quien creía ser —. Benjamín, yo... Yo no soy quien tú piensas, yo... No soy tu madre —sollozó.   

—¡Por supuesto que sí! Tu eres mi madre. Tu eres la mujer más fuerte y admirable que conozco. Hoy y siempre serás mi madre, aunque mi ADN diga lo contrario —aseguró abrazándola. Para ese entonces yo era un mar de llanto —. Sin embargo, me gustaría poder conocerla. Digo, si no les molesta.

—Cariño, ella falleció hace un par de años a causa de leucemia —le dijo Tara en una tierna caricia a su rostro, Benjamín la abrazó y soltó un par de lágrimas en el proceso.

Hasta ese momento la voz volvió a mí:

—Esa es la historia, hijo. Yo soy tu padre biológico y Lilith-june es quién los doctores llamaron tu madre. Y lamento que de esta manera supieras la verdad de todo esto. Solo espero que algún día puedas perdonarme por guardar este secreto —me abrazó sin decir nada más y no hizo falta porque había entendido que seguíamos siendo la misma familia que éramos antes de este día. Esa familia unida por el amor verdadero y puro.

 

 

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