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~Benjamin Clutier~

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~Benjamin Clutier~

Era estupido.

Ya sabía que sufría de una enfermedad sin cura y el doctor parecía entenderlo.

—Debo ser honesto con usted, doctor Martin. Mi salud se encuentra en perfecto estado y no es esa la razón de mi visita, es porque... Porque quiero... ¡Porque quiero hablar con su esposa! Sí, es que estoy buscando empleo como maestro.

—Me temo que ella ya no se encuentra entre nosotros —me informó.

Ya lo sabía.

—Como lo siento. Lamento haberlo molestado —le brindo una mueca apenado y él toma una libreta anotando algo.

—Me gustaría poder ayudarlo yo mismo —indicó.

—¿Recibirá a un extraño en su casa, doctor Martin? —pregunté —. Aunque le aseguro que soy uno bueno.

Había hablado de más, otra vez.

El doctor Martin solamente me vió como si tuviera un tercer ojo.

—Imagino que comienza a arrepentirse —me reí sin gracia. Me sentía nervioso.

~×~

~Milan Martin

Mis pacientes no siempre eran las personas más sanas y el joven frente mi no era la excepción.

¡Leucemia!

No sabía por qué, pero tenía el mismo sentimiento de familiaridad que días antes. ¿Quien era en realidad Benjamin Smith?

Decidí ya no pensar en la identidad del hombre y mejor le informé sobre su excelente estado de salud, lo que no pareció sorprenderlo y, por lo tanto, reveló sus verdades intenciones en mi consultorio.

—¿Va a hacerme dar clases en un hospital? —cuestionó y negué —. ¿O va a hacerme un doctor?

—No voy a hacer ninguna de esas cosas, Benjamin. De hecho, espero que sea bueno con los números porque necesito un tutor para mi hija —dije entre risas por sus comentarios y él pareció procesarlo.

—¡Con los números! Claro, soy el nuevo Einstein —se jactó.

—Gracias a ese tipo de respuesta sé que no tiene idea de lo que está hablando —digo —. No es la gran cosa. ¡Es álgebra!

Lo mire un poco más tranquilo.

—Yo soy el que buscaba —respondió con seguridad en su voz—. ¿Cuando empiezo, doc?

—No me llame así, por favor. Y para empezar debo hablar con mi hija. Yo le haré saber cuando lo necesite.

—Siento interrumpir, pero lo necesitan en el ala T —me informó Andy.

—Ahora voy.

¡Intervención quirúrgica!

—Haré que mi secretaria se ponga en contacto con usted, que tenga un buen día, Smith.

—¡No hablamos del pago! —me recordó cuando ya estaba camino al lugar de la cirugía.

Al menos mi hija podría aprobar Álgebra.

~Evora Martin~

Olvidaba la poca paciencia que mi mejor amigo me tenía.

No entendía nada de lo que Clover me estaba explicando y teníamos un examen en una semana. ¡Necesitaba aprobar!

—Es que ni siquiera lo intentas —gritó molesto conmigo y yo solo le dí una sonrisa para calmarlo.

—¡No es mi culpa que las matemáticas sean tan complicadas, Clover! Además, si ustedes no se hubieran empeñado en hablar conmigo aquella noche, quizás habría pasado el examen —argumenté enfadada.

—Tienes que estar bromeando, Evora. ¿Ahora es mí culpa que hayas perdido? —dijo aún más molesto, repetí la acción de hace poco. Me lo merecía, no estaba siendo justa con él.

—Intenta ponerte en mi lugar. Esto no es sencillo para mí —aseguré refiriéndome a las matemáticas y a lo que pasaba en mi vida —. Yo soy un desastre desde que ella se marchó y tú mejor que nadie sabes eso.

Recibí un cálido abrazo de su parte. Era justamente lo que necesitaba porque había sufrido la falta de mamá en estos últimos días.

—Oye, sabes que esto es justo lo que tratábamos de evitar —me soltó un poco más sereno, yo le dí una mala mirada por reprocharme.

—¿Estás diciendo que esto es mi culpa? —cuestioné incrédula, él asintió —. ¡Wow! Gracias, eh.

—Cuando quisimos ayudarte te negaste. Esto es solo una consecuencia de tu decisión — dijo —. Antes de la muerte de tu mamá, eras de las más inteligentes de la clase. ¿Por que ahora te importa tanto la popularidad y no tus notas?

—Mamá era quien me ayudaba en ese entonces.

—Me tienes a mí ahora —se acercó —. Aunque no para ayudarte con álgebra, para eso ya tendrás que buscar a alguien más. A lo que me refiero es que puedes contar conmigo y lo sabes.

—Hace tiempo que no tenía una conversación tan profunda contigo. Gracias por escuchar, Clover —me sonrío y comenzó a guardar sus cosas para ir a casa. Sabía que él era un buen chico, pero se necesitaba más que un buen corazón para enseñarme matemáticas.

La tutoría había llegado a su fin al cabo de un día. ¡Eso debía ser un récord! Iba a irse a la historia.

~×~

—Sé que dijiste que debía buscar un tutor, pero si no pudo hacerlo el mejor de la clase, nadie podrá hacerlo —le expliqué a papá cuando llegó del trabajo —. No veo razón para que siga castigada, ¿cierto, papá? —puse mi mejor cara de cachorrito, lamentablemente no fue suficiente porque él se negó a mi petición.

¡Gracias por tu comprensión!

—Las opciones se me están acabando, papá. ¡Quítame el castigo, por favor! —si hacía falta que me arrodillara lo iba a hacer.

—Oh, cariño, si te quitara el castigo ¿como aprobarías el semestre sin ese tutor? —preguntó dándole un masaje al puente de su nariz, yo ya no tenía idea de qué hacer para que me dejara libre de nuevo —. Afortunadamente para ti, creo que tengo la solución a tus problemas.

—¿En serio? ¿Vas a convencer al profesor de subirme la nota? — pregunté esperanzada.

Papá negó entre risas y me dijo que el viernes vería a mi tutor. Al parecer había conocido a un paciente que era magnífico con las matemáticas, al menos eso fue lo que papá dijo. No tenía esperanzas, solo quería que esto acabara pronto.

Papá estaba empeñado en que mejorara mis notas en Álgebra y solo me preguntaba lo que hubiera hecho ella si estuviese aquí, porque estaba segura de que me hubiera ayudado de alguna otra manera; no es que me quejara del padre que tengo, solo quería dejar de sentir ese vacío que últimamente me hacía sentir la ausencia de mi madre. Odiaba ese sentimiento, quería que se fuera.

Yesterday #PGP2023Where stories live. Discover now