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~Evora Martin

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~Evora Martin

Olvidaba lo bien que me hacía sentir conversar con alguien que no juzga.

Hace tiempo que mis conversaciones se basan solo entre los miembros de mi familia y Clov.

—¿Razonaste un poco, Levesque? —digo y él se acerca a mi mesa —.
¿Tienes algo que decirme, McDonald?

—Me dejó.

Eso no lo esperaba.

—Me gustaría decir que no te lo dije.

—Intento disculparme por eso —hace una mueca con sus labios y sonrío.

—Si esa es tu disculpa, es patética —él ríe —. Estás perdonado.

Creo que nuestra pelea fue inmadura.

—Ahora que estamos bien. ¿Quieres contarme cómo fue eso?

—Todo pasó muy rápido, de un día para otro las cosas con Aurora no se sentían igual. Y luego de un par de días me dijo que dejáramos las cosas así, no la he visto en estos días —me cuenta —. Obviamente al principio te duele el ego porque te botaron, pero creo que estoy mejor.

—Sabes que puedes hablar conmigo si te sientes triste, ahora te prometo que voy a estar allí para ti —le sonrío genuinamente y él hace lo mismo —. Tengo algo que quiero decirte.

—No me hagas esperar entonces. Sabes que el chisme siempre va primero, Evora —río ante su respuesta y él toma una posición de vieja chismosa.

—Yo... Tengo un hermano.

—¡Vaya! Eso no lo vi venir, ¿como que un hermano? ¿Tu papá dejó embarazada a una mujer en estos últimos meses? —me cuestionó.

—Y allí está tu imaginación.

Le explico toda la situación sobre mi vida a Atlas y después de un par de minutos parece entenderlo. Ahora que él ya sabe debo contarle a su gemelo sobre esto.

~×~

~Benjamin Clutier~

Mi tutoría estaba cancelada.

Ya habíamos quedado que iba a ir a su casa, pero me canceló a última hora y dijo que mañana repusieramos. Así que decidí llamar a papá para saber cómo proceder en contarle a mis hermanas sobre mí lazo sanguíneo. Cuando contesta la videollamada lo veo en el auto.

—Debí haber avisado que te llamaría. ¿Puedes hablar ahora? —digo —.
Me gustaría hablarte sobre algo.

Toma el auto y lo lleva a la orilla.

—Ok, ahora sí dime qué te atormenta.

—No sé cuánto tiempo más podré quedarme en silencio. Quiero decirles que somos familia.

Lo que me preguntó es ¿como lo hago?

—¿Cómo vas a decirles?

—Realmente no lo sé. Solo sé que quiero compartir con ellos como una familia, estos días que he pasado en su hogar se han sentido bien. Me hacen sentir cómodo con su compañía —sonrío y papá me observa a través de la pantalla de su teléfono.

—Una idea haz de tener —me dice papá con una sonrisa lo cual me tranquiliza, no está molesto por mi decisión y eso me hace feliz —. Tienes que hablar con calma con ellos.

—Si, tienes razón. Creo que voy a decirles el sábado —me decido a hacerlo.

Asintió.

—Pues eso haré, gracias por escucharme pa.

—De nada, Blair. Sabes que siempre puedes contar conmigo —me sonríe y yo me acomodo en la cama —.
Pues voy a seguir conduciendo, hijo.

—De acuerdo, Dallas. Continua conduciendo o mamá se enojara —él ríe ente eso y estoy apunto de colgar cuando papá habla otra vez.

—Luego de que les des la noticia, ponme en contacto con Milan.

—Pero todo depende de cómo se tomen la noticia—le comento y él asintió —. Debo hacer una reservación en algún restaurante de aquí. Hablamos mañana, Dallas.

—Ignorare eso solo porqué te llamé por tu segundo nombre. ¡Hasta mañana!

Papá cuelga la llamada y me permito recordar la conversación con Evora ayer. La pregunta sobre mi mayor miedo me desconcertó, pero mi respuesta habría sido que mis sospechas sobre mi estado sean ciertas. Eso es lo que más temo.

~×~

~Milan Martin

Gracias a mi ocupada agenda casi no tenía tiempo para pasar en mi casa.

Olvidaba a veces la importancia de relajarse y descansar, por eso accedí a la propuesta del tutor de mi hija.

Debo decir que la invitación me tomó por sorpresa, es decir, su relación conmigo se podría decir que era profesional, pero había pasado ya casi dos meses desde que había empezado con eso, el examen estaba cerca y quizás solo quería cobrar su sueldo.

—Imagino que esta reunión es para hablar de tu paga. Solo un tema así de crucial sería necesario para citarme.

No le veía otra razón.

—Sé que has estado trabajando duro para hacer que mi hija gane ese examen, así que te diré algo: si ella aprueba entonces voy a pagarte 300 dólares por cada mes.

—Lamento interrumpirlo allí, Milan. El pago no es la razón por la estamos aquí —informó.

—Dime la razón entonces porque en verdad creía que era por el asunto financiero que estábamos aquí. ¿Qué es tan importante como para no hablarlo por teléfono? —digo, pero luego algo me cruza la cabeza, ¿esto es por Nisa? —¿Mi hija es la razón?

No he vigilado cada una de sus tutorías porque tengo que trabajar, pero espero que Benjamin haya sabido comportarse con Nisa.

—Responde —niega —. ¿Todo está bien con Nisa?

Eso parece.

—He podido pasar tiempo con Nisa y es una joven asombrosa e inteligente, pero esto no es en un ámbito romántico si es lo que pensó. Solo lo cité porque quiero agradecerles haberme permitido entrar a su familia. Por eso quisiera invitarlos a cenar el sábado.

—Me has dado un buen susto —digo —. La cena suena bien.

—Entonces el sábado espero verlos.

—¿Tu invitación es para toda mi familia? ¿O solo para Evora y para mi?

—A Isana también.

Benjamin me dio los datos de la cena, el horario de la reservación y el restaurante donde íbamos a comer. Después de eso nos despedimos y pude ir a casa. La invitación me había puesto a pensar en Lilith-june, ella siempre tenía ese gesto con las personas que estaba agradecida. Quizás solo era una coincidencia, pero con lo loca que estaba mi vida últimamente, ese chico me ponía a pensar.

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