T‐8

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Pov. Jennie

He hecho mucho trabajo relacionado con el tipo de esculturas, para el que contraté a Lisa.

Aunque algunos dirían que esos trabajos eran mucho más simples, dado que eran esculturas de cabezas de mujeres, nada como el cuerpo de un hombre.

Siempre he pensado que los rostros femeninos eran fascinantes.

Todos se sentían tan diferentes y sin embargo, parecía haber un consenso universal de lo que constituía una mujer hermosa.

A veces lo encontraba contradictorio o incluso francamente confuso: ¿Cómo una mujer puede estar hecha de todos los ángulos y otra de curvas, y sin embargo ambas pueden interpretarse como feas o hermosas?

Por el bien de mi arte, presté atención a las descripciones verbales y mantuve una lista mental de cada generalización.

Pero sin mi madre o la ayuda de Rosé, era imposible conectar esas caracterizaciones con lo que sentía con mis manos.

Las narices largas son feas.

Los labios grandes son hermosos.

Los ojos rasgados son sexys.

Las cejas definidas están de moda.

Cuanto más larga se hacía la lista, más ignorante me sentía sobre todo el concepto.

Fue debilitante tratar de mantener el ritmo, así que hace unos años simplemente... me rendí.

Borré todas las definiciones de belleza que el mundo me dio y hice mi propio lenguaje.

Mi lenguaje, apodado 'Arte Invisible', reconocía la belleza usando todas las demás herramientas a mi disposición.

Como mis manos.

Mi sentido del olfato.

Incluso mis oídos.

No tenía idea de cómo se veían mis esculturas, pero sé que se sentían hermosas.

Y no estaría protagonizando una exhibición nacional, si los demás no pensaran lo mismo.

No sé, de dónde vino la idea de esculpir una mujer intersexual de cuerpo completo.

Creo que me desperté una mañana, palpé el lado vacío de mi cama y sentí la urgencia de entender a una mujer intersexual de la misma manera que entendía a las mujeres y los hombres.

Al crecer, mi madre protectora no me permitió la misma libertad para tocar las caras de las personas.

Pero ahora que soy mayor, empiezo a sentir una... necesidad.

En algún lugar de mi vientre o mi pecho.

No está claro cuál es la necesidad, solo que una persona intersexual podría ayudarme a entenderla.

-¿A dónde vamos?-Lisa pregunta con curiosidad, mientras la conduzco más adentro de mi patio trasero, detrás de los setos.

Siento que el suelo cambia de hierba a grava y sonrío por encima del hombro.

-A la cueva de los murciélagos.

-Esta no es la parte en la que descubro, que en realidad eres una asesina que planea cortarme en pedazos ¿Verdad?

Finjo pensar en ello, mientras mi mano se desliza por encima de la cerca y abro el pestillo.

-Sígueme para averiguarlo... s
Si te atreves ¡Mwa-ha-ha!

-Esa es la peor risa de villana, que he escuchado-dice Lisa en respuesta, su tono es ligero pero también un poco cauteloso.

Me complace escucharla siguiéndome de cerca, a pesar de su creciente aprensión.

¿Puedo tocarte?/Jenlisa(G!P)Där berättelser lever. Upptäck nu