C7: ERIEN

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ERIEN

Abrí los ojos de golpe incorporándome en la cama con el corazón a mil por hora. Cogí el móvil de la mesita desenchufándolo del cargador para ver la hora.

—Mierda —murmuré.

Iba tarde para el instituto. Había olvidado activar la alarma y ahora tenía que darme prisa para llegar. Me vestí corriendo una sudadera y unos vaqueros. Eché a la mochila una libreta y el estuche y bajé corriendo a la cocina donde el madrugador de mi abuelo ya estaba desayunando.

—Me quedé dormido, abuelo.

—Te he preparado la merienda.

Me paro perplejo mirando a mi abuelo que señala una bolsa de colores encima de mesa.

—¿Me has preparado la merienda? 

—Espero que no pases hambre.

Parpadeo sin creerme que alguien me haya preparado la merienda. En casa normalmente nos dan dinero para comprar en la cafetería pero que me preparen la merienda con cariño me hace sentir calor en el pecho.

—Gracias abuelo.

Me meto la bolsa en la mochila y cojo uno de los zumos de la nevera para beber por el camino.

—Nos vemos después —me despido para salir corriendo.

Cojo las llaves de la mesa y cierro la puerta al salir para apresurarme al instituto.

Me bebo mi zumo casi atragantándome y tiré el envase vacío a la papelera más cercana. Me daría bastante vergüenza que mi primera impresión sea que me vean bebiendo zumo para niños.

Hace unos días con ayuda del Google maps busqué mi nuevo instituto para saber el camino que debía tomar y fui a la librería a comprar material escolar por lo que iba preparado. Según mis cálculos tardo más o menos quince minutos en llegar hasta allí. Si corro un poco quizá no llegue tan tarde a la presentación inicial para saber cual es mi clase. Mis piernas arden de tanto en cuanto llevo a la puerta.

Vale, igual no llego demasiado tarde ya que aún hay gente en los pasillos, creo que la asamblea inicial ya terminó. Hay grupitos junto a las taquillas charlando, en círculo en el suelo, junto a la pared algunas chicas del tipo tímidas encogidas y hablando en susurros por miedo a los demás. Un instituto normal y corriente, no como los de los ángeles llenos de gente egocéntrica e insoportable.

Seguí él camino que indica donde está secretaría y hago cola detrás de un par de personas que esperan delante de las mujeres que llevan el papeleo del instituto.

En mi turno digo mi nombre para que me den mi combinación de la taquilla y el horario. Tan amables me dan la bienvenida y me voy en busca de mi clase. Por suerte el sistema del instituto es de aula fija por lo que no tendré que ir cambiando de clase en cada asignatura y será el profesor el que venga.

Los letreros tiene números grandes al lado de cada puerta por lo que voy avanzando hasta dar con la mía. Me quedo rígido al asomarme y ver que está llena de gente y la profesora se encuentra en su mesa. Los alumnos están hablando repartidos por la clase porque la mujer está revisando sus cosas.

Decido entrar al ser pillado por un par de ojos que me observan desde sus sitios.

Ser el nuevo es la mayor putada, la mayoría ya se deben conocer y saben como funciona todo mientras que yo estoy más perdido que un piojo en un calvo.

Toco el hombro de la profesora que está de espaldas a mí para asegurarme que estoy en la clase correcta.

Revisa mis papeles y asiente.

Breathe in youWhere stories live. Discover now