Capitulo seis: Soñe

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Memo jamás imagino que las palabras pesarán tanto....

"Guillermo es un buen muchacho"

"Guillermo es muy amable"

"Guillermo es tan apuesto"

"Guillermo es muy tanlentoso"

"Francisco Guillermo Ochoa Magaña será el orgullo de la familia"

Las expectativas que parecían recaer cada vez más pesadas sobre su espalda, siempre y de manera continua.
En un inicio, cuando era pequeño, podía admitir con total orgullo que amaba tener la atención por sobre cualquiera, especialmente si de su familia se trataba, pero como todo lo bueno, esa sensación se torno amarga, cruda y muy abrumadora.
Sentía que el mundo entero lo miraba, observando cualquier error para tomarlo en su contra y juzgarlo constantemente. Y de una u otra forma, siempre lograba alcabzar esas expectativas inclusive si estas afectaban o no, a su propia integridad.

Como en la ocasión en la que acepto aprender a jugar fútbol por sugerencia de su padre y ánimos de su madre; a pesar de que este último termino convirtiéndose en una de sus más grandes pasiones, no podía dejar de pensar en el peso autoimpuesto por si mismo de ser el mejor, de alguna u otra manera.
Cuando la invitación de unirse al equipo "Primer Fuerza" fue la clara representación de sus constantes esfuerzos dando frutos, pero nisiquiera esto lo hizo sentirse tan satisfecho como la aprobación y los halagos de su familia y cercanos, claramente orgullos.

Todo comenzaba a tener un rumbo fijo y estable en la cabeza de Guillermo y eso le encantaba, mantener el control sobre algo y que a resultado, esto le beneficiará.
El problema, como la mayoría de las cosas en su vida, surgió sin ser contemplado o previsto.

A sus 13 años, Francisco Guillermo Ochoa Magaña, se había enamorado...

Había caído cruel e inocentemente en el juego del amor.
Pero, ¿Por qué un simple enamoramiento adolescente se titulaba  "cruel"?
El percance no era que Guillermo estuviera enamorado, el problema que este contemplaba, era que, se había enamorado de otro chico.

No lo quito admitir en un principio, de echo, le costó muchísimo darse cuente de lo que le sucedía. Quizá disfrazar sus sentimientos con cariño y amistad, pero no pudo, la sensación cálida en su pecho, la necesidad de estar cerca y tocar al otro chico se hacía cada día más necesaria y demandante.
En un vago intento por ignorar aquel echo, inicio una relación con una chica de sus vecinas; no fue difícil que aceptara ser su novia, ya que, ella hacía mucho tiempo atrás se le notaba completa y plenamente enamorada de él, echo que Memo siempre había evitado fingiendo ignorancia.

Apenas y paso un mes cuando la carga de conciencia y la culpa se apoderaron de su mente por utilizar a la amable niña en todo su rebuscado plan de encubrimiento. Y corto su relación.

Las cosas se ponían peor en cuanto más tiempo pasaba.
Su juventud y proceso de crecimiento parecían ser su verdugo, los cambios físicos y hormonales lo atacaban sin piedad.  Pero nadie parecía preocupado, al contrario, era peor que antes.
Su claro cambio de complexión y estatura no pasaron desapercibida por absolutamente nadie.
Constantemente su madre y tías de recalcaban lo apuesto que se había vuelto, sus tíos y primos mayores ahora lo invitaban a sentarse con ellos y lo incluían en sus platicas de "hombres". Pero no sólo su familia había sido afectada por el cambio, en la escuela, sucedió algo similar, pero con aún más presión, todos los chicos querían ser parte de su círculo social y juntarse con él, cosa que no ayudaba en nada a su enamoradizo corazón; mientras que las chicas se comenzaron a comportar extrañas desde su opinión, cada vez que intentaba entablar conversación con alguna estas se ponían sumamente nerviosas y risueñas.

No estaba listo para esto.

No estaba listo para cargar con más expectativas.

No estaba listo para aceptar que le gustaban los chicos.

Y tampoco estaba listo para contarle este echo a todo el mundo, mucho menos a su padre...

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El día de convivencia había llegado a su fin.
Lionel se apuro en subir a la camioneta e intentar fingir estar dormido para evitar hablar con cualquier persona, especialmente con Guillermo.

Cada imagen de lo que sucedió recorría de manera precisa y lenta en su cabeza y parte de su corazón. Nisiquiera quería admitir para si mismo que necesitaba que aquello se repitiera de nueva cuenta. Sentir la mano de Guillermo en su muslo fue como una abofeteada en rostro que le hizo reaccionar cruelmente.

— Hola Lionel, ¿Esta bien si me siento contigo? — y sumado otro golpe en su conciencia, Guillermo estaba justo a un lado de él, hablando y sonriendole con amabilidad.

— Sí...

— Gracias, no quiero irme con Chicha, estoy bastante cansado y él nunca se calla — se acomodo en el asiento bajo la no tan discreta mirada del argentino — ¿Que tal te la pásate?.

— Bien... — odiaba que su cuerpo le desobedeciera tan abrutamente desde que conoció a Guillermo, quería evitarlo y parecer desinteresado, pero la estúpida sonrisita que se formaba en su propio rostro se volvía tan genuina como ninguna otra. — Sos re buen arquero...

— Gracias, pero no es para tanto... — Ahora el rostro del mexicano se había teñido de un color carmín que resaltaba con su tono natural de piel, se notaba de muy lejos que trataba de no verse nerviso, pero su sonrisa continua y el movimiento de sus dedos lo delataban enteramente — tu también eres muy bueno, le diste una tremenda bailada a todos — el nerviosismo de Guillermo se desvaneció de la misma manera que llegó, en cuestión de segundos.

— ¿Vos crees eso? — Lionel estaba consiente de lo bueno que era, a su alrededor todos proclamaban lo mismo, adulaciones que venían de cualquier individuo que lo viera desarrollarse en la cancha, pero que aquel chico de rulos lo dijera se sentía.... lindo.

Los siguientes par de minutos continuaron con su conversación, animada principalmente por Guillermo, no fue una muy variada, hablaron de lo que pasó en el transcurso del día.
Al final el cuerpo del mexicano decidió que ya había llegado a su punto máximo de esfuerzo, entre risas y diretes sus ojos comenzaron a cerrarse mientras se  acurrucaba a sí mismo en su asiento, quedando profundamente dormido con la cabeza un poco inclinada en el hombro de Lionel, el cual simplemente se quedó quieto, intentando no despertarlo.
Podía sentir al chico respirar tranquilamente mientras su pecho subía y bajaba, observo con calma y sin prisa su rostro. Carecía de imperfecciones, sus pestañas eran de un tono negro, lacias y largas, sus labios eran tan finos de un tono rosa opaco. Lionel se consideraba a sí mismo una persona observadora, pero solo en la cancha, la mayor parte del tiempo, nunca podía reconocer rostros, personas o calles, le era difícil de recordar cosas que carecían de importancia para él. Y ahora, se encontraba memorizando cada facción del rostro de Guillermo, cuadro por cuadro y detalle por detalle, para cuando regresara a su país, llevarse consigo el mejor paisaje que había visto y conocido en México.

Sos un tonto Lionel... — sus pensamientos se escucharon por sobre sus oídos y luego se callaron al cerrar sus ojos, recargando su cabeza en la de Guillermo.
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BUENAS
Bueno, miren, no diré mucho solo que "universidad" y ustedes hagan sus propias conclusiones so.
MUCHÍSIMAS GRACIAS por seguir leyendo, los tqm, enserió, me gusta muchísimo también leer sus comentarios 🤎

APATHETIC (Messi x Ochoa) Kde žijí příběhy. Začni objevovat