APATHETIC (Messi x Ochoa)

Capítulo 9: Entre caníbales

Y de nuevo el puño de sensaciones, inundando cuerpos jóvenes y soñadores.
El lío de problemas que surgen arraigados de diversas soluciones, pero al mismo tiempo, surgidos de la nada.

Se siento como volar, mejor dicho, como flotar en un sendero inundado de aromas, colores y sabores agradables recién descubiertos.
Desde el más minúsculo detalle, desde las orbes en tonos miel que iluminaban los ojos de Lionel y las bonitas pestañas risueñas de Guillermo.

No existía una concreta explicación para lo que de sus cuerpos emanaba. Siempre escépticos ante casi cualquier sentimiento básico antes de conocerse y cuando ocurrió en primer instancia, se sintió como un despertar; como una bomba de tiempo, que, estalló demasiado rápido(incluso más de lo que debería) en sus corazones.

Estaban completamente seguros de que si alguien los descubría, estarían en un problema, les dirían que estaban confundidos, que quizá solo era esa rara y picosa etapa de juventud por la que casi todo el mundo atravesaba.

Pero Guillermo se negaba a soltar la mano de Lionel mientras esté lo recostaba sobre las blancas sábanas que cubrirán la cama, besando su boca, con calma, con delicadeza, y después rápido, con fuerza, con pasión, y con lo que él aseguraba que era amor.

"Las decisiones que tomes ahora, serán las que definirán tu futuro" estaba seguro de haber escuchado aquello de alguno de sus profesores.

Y enserió quería que lo que ahora estaba haciendo definiera lo que pasaría en su próximo futuro.

Quería llorar de felicidad y nerviosismo, había una sensación llenando por completo su pecho, un peso que atravesaba su corazón como una lanza de fuego. Ardiendo desde lo más bajo de sus entrañas y órganos.

Quería que las manos de Lionel lo explorarán por completo, que tocaran cada centímetro de su ser, desde el inicio de su boca hasta lo más profundo de su alma, comiendo, apretando y acariciando absolutamente todo, incluso las partes de si mismo que desconocía.

— Lionel... — apenas tuvo tiempo de formar el nombre del chico argentino cuando su boca volvió a ser atrapada en otro beso.

¿Cuanto tiempo había pasado desde la primera vez que se besaron?, una semana y media quizás, los besos y las hormonas no lo dejaban pensar correctamente.

— Guille... — La cara y boca de Lionel estaban de un tono carmín brillante — ¿Puedo tocarte aquí? — la mano del argentino se posiciono en el pecho de Guillermo, con delicadeza y sin dejar de verlo a los ojos, siempre tan directo en lo que decía y quería.

— No tienes que preguntar eso... — La cara de Guillermo se estaba incendiando, y solo opto por cubrirse con su antebrazo mientras murmuraba — solo tócame....

La tarde estaba cayendo tan lentamente mientras el sol se escondía, de poco en poco. Estaban en casa de Patricia y Juan, ninguno de los dos se encontraba en el lugar, y sorprendentemente se habían podido deshacerse de Javier, quien parecía un chicle molesto todo el tiempo. Cuando querían pasar tiempo juntos, el muchacho se volvía aún más insistente en quedarse con ellos. Pero por suerte, ese día habían podido engañarlo diciéndole (obligandole) que se adelantara a donde Andrés, para jugar video juegos juntos y más tarde lo alcanzarían, usando una excusa tonta de por medio.

— No te cubras bobo — una sonrisita se extendió por la cara de Lionel al ver como Guillermo se moría de vergüenza — no tenes que hacerlo si no vos queres...—  detuvo cualquier tipo de toqueteo sobre el muchacho mexicano y procedió a acariciar su cara, con cuidado y aún sonriendo, acercando su rostro al ajeno y besando su mejilla y cuello.

— Sí quiero. — los brazos de Memo envolvieron a Lionel atrayendolo aún más a su cuerpo, para luego volver a besarle.

Y ahora las propias manos de Guillermo tomaron las de Lionel para colocarlas sobre su pecho, lo cual, fue el consentimiento que el muchacho argentino necesitaba para continuar.
Las caricias provocaban que los cuerpos de ambos chicos ardieran de una manera impresionante, quemando casi cualquier cosa externa que no fueran ellos.