5. Cena de negocios

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Esto son 2 escenas de una idea, no tenía mucho más pensado, así que... toda tuya.

—Agoney, cariño, ¿ya estás preparado?

Agoney suspiró, dejando el móvil a un lado e incorporándose en la cama a la vez que su madre asomaba la cabeza por la puerta. La mujer, de pelo oscuro y facciones amables, le lanzó una mirada de reproché, aunque sus labios estaban levemente inclinados hacia arriba, como siempre que se dirigía a su hijo.

» La cena empieza en una hora, y sabes que es muy importante para tu padre.

—Por lo que sé, juegan los dos en igualdad de condiciones —respondió encogiéndose de hombros—, los dos necesitan que salga bien.

—Ya, la diferencia es que nosotros sabemos cuánto significa esta cena para tu padre, pero no sabemos si para la empresaria significa lo mismo, más, o menos, así que tenemos que poner lo mejor de nuestra parte.

El chico miró a su madre, que esperaba con los brazos en jarras que le hiciese algo de caso, sabía que no era plato de buen gusto para él cenar con desconocidos bajo la presión de aparentar una perfección que no creía posible en nadie, ni si quiera en la otra familia, pero era lo que les tocaba.

—Está bien —concedió tras un suspiro, no es que antes no fuera a hacerlo, pero le era imposible no hacerse un poco de rogar—, ahora me ducho y me visto como todo un principito.

La mujer se rio entre dientes, reprendiéndole con el gesto de negación que hizo su cabeza mientras le señalaba con su dedo índice.

—No me seas irónico. Además, va a venir su hijo, creo que es más pequeño que tú pero a lo mejor se te pasa más amena la cena, así que diligencia y buena cara.

—A hacer de niñero, di que sí —masculló antes de levantarse y colocarse frente al armario una vez su madre le dejó solo en la habitación.

Ya estaba preparado con su camisa azul marino y sus pantalones de pinza negros, el pelo planchado hacia atrás, el reloj plateado en su muñeca, y los zapatos de vestir, cuando su padre le llamó para que ayudase a terminar de poner la mesa y darles el discurso antes del partido.

—En resumen —comenzó—, cuando Luis Javier decidió retirarse y dejar tirada su empresa tuvimos que cortar lazos con ella antes de que sus pérdidas nos afectaran demasiado a nosotros, teniendo en cuenta que acabábamos de trasladar la sede de Tenerife a aquí no estábamos para juegos, así que hemos tenido que buscar otra para asociarnos, ahí entra Susana —extendió los brazos, como si le preparase la entrada a la mujer aunque aún no hubiese ni rastro de ella—. Susana es la dueña de una de las empresas más antiguas de papel de Barcelona, por lo tanto, conseguir este negocio no sólo nos salvaría la producción, si no que nos afianzaría en esta ciudad, nada nos daría más confianza que tener como socios a Paper Logic. Sabemos que ellos están buscando expandirse y nuestras filiales en las Islas les serían de mucha ayuda, así que también les interesa esto, lo que rebaja la presión, pero tenemos que conseguir que salga bien, tenemos que aparentar seriedad y confianza, va a ser una unión más publicitada que de costumbre.

—Saldrá bien —afirmó con seguridad Agoney, sabiendo que su padre necesitaba que se lo dijesen.

—Tienen dos hijos, pero sólo viene el pequeño —se sintió tontamente consolado al ver que no era el único al que su hermana mayor había abandonado ante una aburrida cena de negocios, al menos podría hablar con el niño de aquella traición—. Dan una imagen de familia sencilla a pesar de su nivel de vida, no puedo confirmarlo pero por las veces que he hablado con Susana no parece que tengan los humos muy arriba, eso sí, sabe hacerse respetar.

—Lógico —afirmó su madre— ¿Una mujer dueña de una empresa? No ha debido tenerlo fácil.

Su padre iba a volver a hablar cuando el timbre sonó, suspiró y se irguió, alisándose el traje.

Las Historias que merecen SerWhere stories live. Discover now