10. No boda

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Me divertí mucho escribiendo este principio, pero deja el camino bastante abierto para lo que se te ocurra...

—No intentes detenerme porque voy a ir a esa puta boda y cuando digan "si alguien tiene algo que objetar que hable ahora" ahí voy a estar yo.

—A ver, a ver, Agoney, cariño, eso se dice por tradición, es un mero procedimiento. ¡Nadie espera que alguien tenga algo que objetar! Recuerda lo que te he dicho muchas veces: no vives en una película.

—Pues como yo te he dicho otras tantas, difiero en eso. ¿Pero sabes qué? Que cuando interrumpen las bodas en las películas es para confesar sus sentimientos al amor de su vida después de haberla cagado estrepitosamente, y en lo único que se parece eso a esto es en lo del amor de mi vida, porque ni la he cagado ni necesito confesarle mi amor porque él lo sabe perfectamente. Además, creo que el pequeñísimo detalle de que vaya a casarse porque su abuela le tiene amenazado con no volver a ver a su sobrino al que lleva años criando como si fuese su puto hijo y que yo, te recuerdo que gracias a ti, haya descubierto que la novia se casa por un interés económico que la hija de puta de la abuela se piensa que va a ser al revés, es suficiente como para que interrumpa esa boda.

—Vale, respira, porque no sé como no te has ahogado en tu discursito. Y que yo lo entiendo, pero ¿no te parece arriesgado soltar todo eso en mitad de la boda delante de toda esa gente? Porque yo no descartaría que alguno sacase una pistola y...

—¡Beatriz! Que luego el peliculero soy yo.

—Hombre, es que son unos estafadores, Agoney.

—Ya, pero de ahí a mafiosos... Además, que qué quieres ¿Qué espere a que se case? Porque a no ser que le metas al acelerador como si no te importase ninguna vida en el universo, no vamos a llegar antes de la boda, y por encima de mi cadáver, Raoul se casa con una desconocida por culpa de una especie de maquiavélico plan orquestado por una panda de narcisistas, ególatras y sibaritas a los que lo único que les importa es el dinero para irse de vacaciones a Bombai y tener cinco mansiones de lujo, una por continente. Joder, que ni si quiera les importa jugar con la vida de un crío de cinco años.

—Esto me pasa por hacer de celestina... Pero bueno, a lo mejor si lo grabo todo y lo subo a Youtube nos hacemos famosos y si acaba mal al menos tenemos algo.

—Llevo años siendo tu amigo y aún no entiendo como lo haces para apoyarme en todo y en nada a la vez.

—Es un don. Y una pregunta, ¿cuándo lleguemos vas a esperar a que llegue el momento exacto de habla o calla para siempre?

—Pues... no había pensadoen es- ¡Beatriz, por favor! En cuanto lleguemos se lo suelto, así que mira a lacarretera, que lo que nos falta ya es llegar tarde

Las Historias que merecen SerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora