9. Luces, cámara y acción

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Esto es de los primeros borradores que tengo, tiene mucho tiempo dsjjdssdj son varias escenas, todas para ti.

-Shhh

-Joder Raoul.

Una risa socarrona escapó de los labios del rubio que recorrían la piel del cuello contrario.

La espalda del chico canario estaba arrinconada contra la pared y se mordía los labios para no jadear al sentir la lengua del otro recorrer el lateral que iba desde su mandíbula hasta su clavícula.

-Es lo que toca, cielo.

Las manos de Agoney intentaban traspasar la camisa que hacía de frontera con la piel de aquel chico, aferrándose a la tela y arrugándola entre los puños. Sus labios volvieron a buscar la boca del catalán, mordiendo su labio superior mientras repasaba con su lengua el inferior.

-Pues estoy un poco harto.

Los dedos de Raoul presionaban su nuca para profundizar aquel beso, a vez, coló una de sus piernas entre las contrarias para pegarles más y poder crear fricción entre sus caderas.

-Y yo, canario. —respondió despegando sus caras pero siguiendo el repaso que estaba haciendo de su torso con las manos. —No te imaginas —le besó la mejilla —lo que me apetece —en la mandíbula —poder salir contigo —la base de su cuello —a cenar —en la clavícula —a pasear —un mordisco —besarte en cada esquina de esta ciudad...

-La madre que te parió, Raoul —les dio la vuelta, pegando el cuerpo del rubio a la pared y comiéndole la boca mientras deslizaba las manos por su espalda hasta engancharse en su culo. —es que mandaría todo a la mierda, de verdad.

Los jadeos nublaban el pensamiento del joven, sintiéndose derretir con cada apretón que notaba en sus nalgas acompañado del vaivén de sus caderas que le hacían notar el inicio de erección que se estaba formando tanto en su pantalón como en el contrario.

-No digas eso —consiguió formular entre besos y gemidos —ya sólo quedan unos meses.

-¡Joder!

Los dos chicos se separaron a la velocidad de la luz, con las respiraciones agitadas y complemente asustados.

-¡Ostia puta Ana, que susto!

-Eso os digo yo —reprochó más bajo la canaria —es que ya os vale, ¿El cuarto de luces? ¿No hay nada más típico?

-¿Y qué haces tú en el cuarto de luces? —contraatacó el moreno.

-Buscar al chico de las luces.

-Y ese soy yo. —suspiró Raoul.

-Te llama Xavi para arreglar no sé qué, y tú —señaló a Agoney —tienes que venir conmigo, tenemos que acordar una entrevista.

-Buff... —resopló —dime que es de puro trámite y no tenemos que hacer de pareja feliz.

-Agoney, a mí esto tampoco me gusta, pero al menos somos amigos, imagina que no nos aguantásemos.

-Ago —intervino el rubio —piensa que una entrevista más es una menos para acabar con todo esto.

-Chicos... sabéis que cuando esto acabe...

-No va a ser todo tan fácil. —concluyó el isleño —si Ana, pero estaremos más cerca.

-Es que la madre que os parió, el actor Playboy y el chico de iluminación ¿Habéis pensado en vender vuestra historia a la televisión?

-Qué graciosa eres, amiga.

-Lo sé, pero vamos, que al final en vez de los vuestro va a filtrarse que tenemos un trío.

Las Historias que merecen SerWhere stories live. Discover now