Epílogo

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Dos largos y aburridos años pasaron.

Zayn y Liam esperaban su primera hija. Tenían 6 meses de embarazo, y estaban más que felices. Zayn seguía trabajando con Harry, y tenían una pequeña empresa de inversiones. Eran, sin duda, un gran equipo. La amistad entre todos se había reforzado y funcionaban como una gran red. Estaban pensando en abandonar el edificio donde vivían, para buscar una bonita casa, pero querían hacerlo a la par que sus amigos. Necesitaban tenerse cerca, y no estaban dispuestos a alejarse.

Zayn, Louis y Sophie, estaban en la búsqueda de un barrio bonito. Les gustaba Nothing Hill por lo colorido y tranquilo. Escogieron bonitas casas, con la suerte de que eran vecinos, literalmente estaban viviendo al lado del otro. La casa de Zayn y Liam, con una hermosa fachada blanca y techos burdeos. La de Louis y Harry (y Sophie) de un azul intenso y bonitas tejas verdes.

Sophie tuvo un par de recaídas en estos años, y Niall estuvo siempre para ella. La acompañó a sus terapias, a la escuela, a elegir una carrera en la universidad. La esperó el primer día, cuando salió ilusionada de sus primeras clases de sicología. Le enseñó todo lo que le prometió, ahora patinaban y andaban en bicicleta, paseaban por los parques, probaban todos lo sabores de helados, vieron mil películas y series. Decidió no volver a ver a sus padres. Sophie sentía cómo recuperaba su infancia y su corazón estaba sano. No podía negar que se estremecía con el aroma de Niall, menta y limón, y que le encantaba cómo se fusionaba con el de ella, suave vainilla y un toque de coco. No pudo negarse cuando un muy, muy nervioso Niall le pidió ser novios, la felicidad llegó a ella, el perdón también. Podía permitirse sonreír y ser libre.

Niall seguía trabajando como investigador privado. Gracias a las pruebas que tenía, logró que Matt fuera detenido, aunque solo le dieron un año de condena. Todos sabían lo enamorado que estaba de Sophie, y por eso, en secreto, también compró una casa cerca de la de sus cuñados. Tenía un lindo jardín y un montón de flores. Algún día formarían su hogar, estaba seguro de eso.

Las otras hermanas de Louis y Sophie decidieron mantenerse alejadas. Si bien eran felices, no les gustaba su manera "moderna" de hacer las cosas. Fueron un capítulo cerrado.

Zev, el cachorro de Louis y Harry ya tenía 2 años. Era hermoso, y crecía sin problemas. Sus ojos eran de un azul claro, que se confundía con algunos tonos verdes. Era un hermoso niño, muy travieso y terriblemente consentido por sus padres y tíos.

Sus padres amándose cada día más. El omega era más posesivo y dependiente de su alfa desde que salieron del hospital, el alfa más paciente y dulce con sus amores. Tenían estabilidad, eran muy felices. Ahora estaban trabajando juntos: Louis y sus ideas poco convencionales, y Harry financiándolas. Les había ido excelente, porque, aunque parecían locas, las ideas del omega eran prácticas y funcionales.

Su intimidad, aunque pareciera imposible, estaba mejor que nunca. Ahora habían reforzado los anticonceptivos, porque querían planificar un próximo cachorro, por lo que los dos se inyectaban y se chequeaban constantemente para no tener sorpresas.

"Amor, te propongo un juego" dijo coquetamente el omega, un sábado en que Liam se había llevado a Zev a clases de pintura con las manos.

Su única prenda era una polera de su alfa que apenas cubría sus pecaminosos muslos.

"¿Un juego amor?" Lo miró con los ojos entrecerrados.

"Sí. Se llama Arranca que te toca" soltó una risa traviesa.

"¿Y me explicas cómo se juega?" pidió, acercándose y tomando de la cintura a su esposo con una mano, y la otra deslizándose debajo de la camiseta.

"Es muy fácil. Cuento hasta tres y sales corriendo, si te pillo, te toca premio"

Harry lo besó descaradamente mientras tiraba de sus pezones, obteniendo un dulce gemido de parte de su omega.

"Eres un descarado, y te amo por eso"

"¿Estás listo?"

"Lo estoy"

"1,2,3... Te pillé" Dijo riendo. "Te toca premio, uno muy duro. ¿Lo quieres?"

"Lo quiero"

Si la casa se llenó de gemidos, si las ventanas de su habitación se empañaron, si ninguno pudo caminar bien al otro día, nadie tenía por qué saberlo. Sólo ellos. Un amor diferente.


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A Different Love, Omegaverse History (L. S.)Where stories live. Discover now