Capítulo 10. Un largo camino

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22 de enero 2021

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22 de enero 2021

Podría haber envejecido cinco años esa tarde.

Y puede que haya arrastrado otros cinco de locura que no sabía que tenía porque de otra manera no entiendo por qué razón quiero ir a la empresa de mi madre y no precisamente para ver a mi progenitora.

Ariella se remueve incomoda en el asiento frente a mi escritorio, siempre es una odisea para ella sentirse bien mientras está sentada.

—Su madre me pidió que le recordara la boda de Nate.

—Ella sabe perfectamente que no iré—Ariella alza la cabeza para verme, abriendo mucho los ojos y yo arqueo una de mis cejas.

—¿Se puede saber por qué?

—No—Ella frunce sus labios y creo que podría refunfuñar, así que entrecierro los ojos hacia ella. En su lugar, se remueve en el asiento antes de inclinar la cabeza hacia el iPad nuevamente.

—Bien, el señor Mcknight estará aquí mañana a primera hora, tiene una nueva propuesta, debería saber que probablemente no va a gustarle luego de que se haya ido descontento la última vez.

—Me necesita más que yo a él, tendrá que pensar mejor lo que sea que viene a decir—Miro el bolígrafo entre mis dedos antes de observarla nuevamente.

Mantiene la cabeza inclinada, anotando, marcando y tachando cosas.

—No intentes hacer un berrinche solo porque no tengo una razón para no ir a la boda—Hago girar mi silla dándole la espalda cuando ella resopla.

—No estoy haciendo un berrinche—masculla, termino la vuelta en mi silla para verla, sigue mirando el iPad.

—Entonces ¿Por qué no me miras mientras me hablas? —Ella alza la vista con el ceño fruncido—. No estoy seguro de cómo Anthony lidia contigo en este estado.

—Claro, culpa a mi embarazo por haberme hablado mal—resopla rodando los ojos, alzo las cejas.

—No te hablé mal, te dije un "no"

—¿Y no podías suavizarlo con un "no por el momento"?

—¿Cómo se suaviza un simple no? —cuestiono desconcertado y ella vuelve a resoplar, restándole importancia con un gesto.

Ariella es mi asistente hace más de dos años, por supuesto adaptarme a ella y que se adaptara a mi forma de trabajar fue una mierda, pero ella es la esposa de mi mejor amigo así que no puedo despedirla.

En realidad, puedo, pero no quiero.

Ella nunca quiso dejar de trabajar cuando se casó con él, pero él no quería que estuviera en cualquier lugar de mierda —sus palabras, no las mías—así que la opción segura era que viniera a trabajar conmigo, otro lugar de mierda, pero donde al menos alguien que él conociera pudiera estar cerca, según él ella puede tolerarme y yo puedo hacer lo mismo con ella.

Señorita, permítame besarla ✓ | ¡Pronto en fisico!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora