Capítulo 29. Señorita, permítame...

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14 de febrero 2021

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14 de febrero 2021

—¿No le gustan las flores? —cuestiona Caleb mientras yo lo miro desde mi lugar en las escaleras.

Opté por no usar los tacones y de todas formas no iba a pasar horas con ellos puestos sin saber a qué hora vendría.

Cuando pasé por la habitación del novio para preguntar si todo estaba bien los escuché hablar, Arden iría por Caleb al aeropuerto, había llegado para la boda. Y aunque obviamente tuve una sensación de logro por haber causado que esto sucediera—tal vez pudo tener otras razones, pero decidí tomar el mérito—no me sentí lo suficientemente capaz de volver a verlo en medio de tantas personas en esa boda.

Ya tenía la respuesta que quería, así que decidí que no era prudente que me encontrara con él allí, no con todo lo que siento en la punta de la lengua, la angustia de los últimos días, su lejanía estando en el otro lado del mundo.

Funcionó como una venganza tal vez, pero también porque estoy segura de que me habría vuelto tan vulnerable como me siento ahora sí lo hubiera visto en la boda.

Así que volví al hotel, encontré la llave que Cecile me dio porque no me la había pedido de vuelta cuando vinimos a la casa y ahora lo agradezco internamente; tomé mis cosas y llamé un taxi.

Encontré a su hermano aquí, Mark, quien arqueó una de sus cejas hacia mí mientras sonreía de esa forma extraña que tenían los hermanos Spencer, como si siempre tuvieran razón igual que su madre.

—Así que mi hermano no está quedándose sin regalo de San Valentín—comentó mientras se encaminaba a la puerta en cuanto yo entré.

—¿Qué le hace pensar que vengo para traer un regalo?

—No, vienes para ser uno—Rodé los ojos y esto le pareció gracioso por lo que una risa trepó por las paredes de su garganta antes de irse.

Para distraerme—de lo que esperaba fuese un buen plan— opté por limpiar la poca suciedad que había, polvo en un par de repisas y en algunos trastes de la cocina.

Para cuándo el atardecer comenzó a desaparecer fue cuando escuché un auto estacionarse, Cecile lo había traído cuando miré por la ventana de enfrente y ahora está aquí, mirándome de pie a tan solo unos metros y yo no puedo calmar el golpeteo de mi corazón detrás de mis orejas.

¿Cuándo se volvió tan fuerte?

¿Cuándo dejé de sentirme alerta y molesta con su presencia?

—No me gustan, así que tal vez debería esforzarse un poco más la próxima vez—murmuro poniéndome de pie. Sus ojos verdosos me observan en las penumbras, la luz de las escaleras es la única encendida porque la de la sala se ve desde afuera y no quería que la notara.

Así que probablemente me ve iluminada por esa única luz encendida mientras yo lo veo entre sombras desde mi lugar.

Elegí un vestido largo color rosa desgastado para que no fuera tan llamativo en la boda, normalmente habría elegido el fucsia, pero era muy brillante, zapatillas de tirantes blancas que al final no utilicé y, aunque no asistí a la boda, opté por delinear mis ojos, algo de corrector, rubor y labial para evitar lucir demasiado pálida ahora.

Señorita, permítame besarla ✓ | ¡Pronto en fisico!Where stories live. Discover now