64

1.4K 257 160
                                    

 Seonghwa.

Solamente el tic tac del reloj sonaba en mi habitación. Jongho me miraba como si tratara de analizarme, pero, en realidad, me sentía un poco aliviado de poder soltar, por primera vez, todo eso que me recriminé por años. Quizás no era la gran cosa, pero sentía que ya era algo muy grande.

—Pues, ¿qué te digo? Ya eres un adulto —comenzó él—. Tienes un hijo, estás trabajando, pagas cuentas e impuestos... Si tus acciones siguen siendo de un adolescente, no sé, pero no terminará en nada bueno. No seas tonto.

Me sentía frustrado, porque sabía que Jongho tenía razón. Pero creo que más me frustraba toda la situación. Porque había llegado en un punto en el que no sabía qué hacer, pero si sabía que quería dejar de estar fingiendo algo que no sentía.

No podía casarme con Minhee, porque si llegara a ser así, estaríamos viviendo en una ilusión y no era justo para ella, y me duele estar tratando de forjar algo que sé que, por mi parte, no está funcionando y, probablemente, se lo hice notar muchas veces.

—Seonghwa, si quieres cancelar la boda, hazlo antes de que sea tarde.

Las palabras de Jongho fluyeron en mis oídos y se incrustaron en mi subconsciente como un mandato divino. Sin embargo, la incertidumbre seguía ahí, porque estaría terminando con una relación de cuatro años. Pero ya no podía más, ya no podía engañarme a mí mismo. Y bien, como decía Jongho, soy un hombre adulto, si me casara con ella, probablemente sería el peor error, porque no le podría darle lo que ella quiera, porque no podría decirle «te amo» como lo solía hacer, porque ya no era lo mismo.

Ya no la amaba como antes.

—Creo que necesitaba algo así —le dije, finalmente.

—¿Qué cosa? ¿Qué te abrieran los ojos? —alzó una ceja y yo me reí.

—Puede ser —apoyé mis brazos en mis piernas, me sentí avergonzando de hablar tanto de mis sentimientos. Era extraño—. Más que eso, quizás era el poder saber que todo esto, no es algo que realmente quiero. Y si lo hiciera, no podría ser feliz.

La noche llegó y fue a su habitación. Pero había cosas que dijo en las que me dieron vuelta en la cabeza, principalmente, porque mucho del panorama allí, era mi relación de amistad con Hongjoong, y en el cómo me sentía en un alto y bajo personal con respecto al cómo muchas veces podía sentirme cuando se trataba de él.

A ese punto ya no era simplemente amistad lo que sentía por él. Y, sabía yo, que nunca fue así.

Cuando volví al trabajo, la rutina seguía igual. Me levantaba por las mañanas, solo a veces veía a mi hermana o a Jongho tomando desayuno, pasaba al supermercado a comprar, Jongho y Heejung me daba su parte para pagar todo lo que tenía que ver con el departamento, o Daehyun iba los viernes para quedarse con nosotros, así que aprovechaba de sacarle al parque o llevarlo a otros lugares.

Pero siempre trataba de mantenerme ocupado para evitar hablar de la boda.

—¿Palomitas con caramelo derretido o de las normales? —le pregunté a Hongjoong. Él frunció el ceño, como si hubiera dicho lo peor del mundo. Me sentí juzgado.

—¿Quieres repetir lo de la otra vez? —me miró, totalmente indignado—. Te recuerdo que a Daehyun le dolió mucho su estómago después. Esta vez será de las normales. Y no pidas las tuyas con caramelo derretido porque él querrá comer también.

—Está bien —Daehyun me miró con un puchero desde los brazos de Hongjoong, pero después se distrajo cuando en la pantalla de la confitería del cine mostraron el tráiler de la película infantil que íbamos a ver—. Un combo familiar, pero las palomitas de maíz que sean con el caramelo normal.

midnight mess | seongjoongWhere stories live. Discover now